21/10/2023
Buena enseñanza para las parejas.
Cuando un esposo no ama tiernamente a su esposa, ella se amarga, se marchita.
Cuando una esposa no respeta debidamente a su esposo, él se frustra. Cuando ella está amargada y él frustrado, lo que prometía ser un paraíso, se convierte en un difícil desierto.
El "secreto" de un matrimonio exitoso no es secreto en absoluto: es cuestión de conocimiento de la sexualidad, en otras palabras, de conocer cómo funcionan la mentalidad femenina y la masculina.
La mujer, por naturaleza, quiere sentirse protegida, mirada y amada; el hombre, por naturaleza, quiere sentirse respetado, útil y admirado. Cuando el hombre es violento o infiel, ella se siente desprotegida; cuando la esposa es pendenciera y criticona, él se siente irrespetado.
Pero, si él usa su fuerza para liderar (con amor) proteger y atesorar a su esposa, y ella usa su belleza y gracia para ayudarlo y servirlo, entonces tienes lo más cerca al cielo en la tierra: el amor verdadero entre un hombre y su mujer.
Aunque la mujer tenga mil talentos y gane más dinero que su marido, ella siempre necesita de la masculinidad de su esposo, no reconocer esto y caer en la arrogancia de yo puedo sola, yo soy más que tú, provoca una grave herida en la relación. Al menos una mujer que no cae en esos cuentos de empoderamiento, se reconoce siempre como la mujer que necesita de su marido, de su cariño y protección.
Lo mismo aplica al hombre, si este comprende emocionalmente a su mujer, si no la humilla por ser él quien lleva el dinero y aprende a valorar todo el esfuerzo sin descanso y sin paga de su mujer, pues reconoce que necesita de la creatividad de ella, de su sensibilidad, ternura y paciencia, logrará entonces un matrimonio capaz de soportar las más difíciles pruebas.
Protección y admiración. Liderazgo y docilidad. Fortaleza y ternura. Respeto mutuo, amplia y honesta comunicación, y reconocimiento del valor del otro, siempre serán claves para un matrimonio equilibrado. Se vale enfadarse, más nunca es permitido humillar al cónyuge, ninguno de los dos deben irrespetarse jamás, y si aconteciera, deberán pedirse perdón sincero a la menor brevedad.
Crédito a quien corresponda.