26/12/2024
LA DESPEDIDA DE JUAN
Saben, la vida siempre nos sorprende con hechos que nos dejan pasmados de asombro, a veces nos toca vivir situaciones increíbles al razonamiento pero que son comunes en la fé y las creencias. Esto que les voy a contar sucedió hace algunos años, no muchos, pero aún me sigue causando asombro, escalofríos y espanto.
Por aquello años trabajaba en un taller de pintura en el centro de la ciudad, pintabamos rotulos, muros, mantas y todo lo que tuviera que ver con publicidad, así como pintura en general.
Mario y Juan eran hermanos y dueños del taller. Mario era el maestro y Juan el gerente. Este último gustaba demasiado por las bebidas embriagantes, tomaba mucho a veces por semanas.
Mario era cristiano evangélico, todo lo contrario. Una tarde de agosto, después de una semana beber sin parar, Juan se quejó de un dolor en el hígado, así que decidió ir al médico. Al día siguiente ya de nuevo en el taller le pregunté por su salud y que le había dicho el doctor, a lo cual me respondió que la orden era que ya no tomara mas porque tenía muy dañado el higado y que el riesgo de seguir embriagandose era la muerte rápida. Para suavizar la situación le dije en tono de broma, que si se le ocurriría morirse que fuera en sábado porque asi lo velariamos bien, a lo Juan con una carcajadas burlona me dijo:
Tené la seguridad que si me muero, te voy a jalar los patas;
A chingaaa… le dije, y riéndome junto con el agregue que mientras no me pellizcara una nalga no habia problema, lo que le causó más gracia y seguimos riendonos.
Pasaron los dias y las semanas, hasta que llegó octubre, yo trabajaba a destajo o por trato como también le dicen, nos pagaban por cada trabajo que hacíamos.
Un lunes, estando a solas con Mario, me ofreció un trabajo que recién le habían contratado, le dije que si e inmediatamente salimos a verlo, llegamos a un acuerdo con el precio y el tiempo de entrega, le dije que para el el viernes estaría listo.
Tal como acordamos termine el viernes y el llegó a supervisar y pagarme de una vez, para que no llegara el sábado a el taller.
Asi se hizo, yo estaba contento porque ya tenia dinero para mis gastos y además descansaría el todo el fin de semana.
Ese sábado salí desde temprano a hacer unas compras y por la la tarde fui al billar con mis amigos, regrese hasta las 10 de la noche mi casa. Mi cuarto estaba hasta el fondo, lo compartia con mi hermano menor, pero en ese momento el aún no había llegado de ver a su novia, así que me acoste y me puse a escuchar musica, en eso estaba cuando senti que la cama se estremeció y la levantaron fuertemente.
Me asuste pensando que era un temblor, como a los 10 minutos me tocaron la puerta era mi hermano que regresaba, le pregunté si había sentido el temblor a lo que me respondio que no, extrañado me dijo que no había temblado que talves lo soñe. No le puse mayor importancia y segui escuchando música hasta que me dormi.
Llego el día lunes y me fui al taller, lo primero que hice fue saludar a Mario y a mis compañeros, note que estaban callados y tristes.
Le pregunte a Mario que había pasado, porque estaban todos tan cabizbajos y tristes, levantando la mirada me contesto que si sabia lo de Juan, extrañado le dije que no, pues agarrate muchacho porque Juan se murio el sabado de tanto tomar, yo no podía creerlo, el prosiguió:
Fíjate muchacho que a la 1 de la tarde se le deshizo el higado y empezo a vomitar sangre, lo llevamos inmediatamente al hospital, lo internaron pero ya nada se podía hacer por el, a las 10 de la noche fallecio.
Entonces me recorde de lo que me había pasado ese día a esa hora, se lo conté a Mario y el muy tristemente me dijo:
Lo más seguro es que Juan se fue a despedir y cumplir con la promesa que te hizo aquel dia de agosto
Asentí con la cabeza y en profundo silencio eleve una oración al cielo por el descanso de Juan y el resto del día me quede reflexionando sobre las cosas extrañas que me pasaron y que aun no le encuentro explicación.
Anecdota real.
Compartida por un miembro del grupo.
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