04/09/2024
Seguir el cauce del río Noguera Ribagorzana es recorrer municipios y asentamientos fantásticos, alejados del mundanal ruido, del colapso, de la turismofobia reinante en otros destinos. Comparto con mi amigo José Luis Acín, historiador, compañero de viaje e ilustrado etnógrafo aragonés, aquello de “No es el destino, es el viaje”. Trazamos líneas, flechas y círculos en el mapa. En esta ocasión saldremos de Benabarre para llegar a Sopeira.
Sobre el queso y el chocolate de Benabarre hablaremos en otra ocasión, salimos hacia Tolva con otra misión: conocer la iglesia de Nuestra Señora del Puy, su preciosa portada románico, el come almas agazapado en un capitel. Retomamos el recorrido en dirección Luzás-Castigaleu, ruta de ciclistas y conducción relajada.
En Luzás encontramos una imponente torre defensiva. Impresionante testimonio de un castillo que formaba parte de la línea defensiva creada por Ramiro I para defender el condado de la Ribagorza. Antes de salir, observamos las ménsulas zoomórficas de la iglesia de San Cristobal. Una joya arquitectónica a la que logramos acceder gracias a un vecino.
Y llegamos a Viacamp. Su soberbia torre circular, ya desprovista de techo y cadalsos de madera, pero fabulosa y excepcional, permite subimos hasta su entrada elevada, y una vez allí recorrer su interior. Encontramos el retrete más antiguo que hemos conocido. Las risas están servidas. Arriba, a veinte metros de altura, el mirador es increíble. Para sacarle todo el jugo a la visita, dedicamos un tiempo al Centro de interpretación de las torres vigía.
Volvemos a la N-230 y paramos en Montañana. Experiencia ancestral, inimaginable, fruto de una impecable rehabilitación dirigida por José Luis Acín durante once años, donde encontramos un horno de leña, la Torre de la Mora, la iglesia de Santa María de Baldós, y vestigios etnográficos de gran valor. Subiendo y bajando, entre sus empedradas calles, descubrimos en una fachada las dovelas, la ménsula y un par de rostros de la desaparecida ermita.
La figura de un enorme animal nos espera en Arén. Aquí podemos visitar el Museo de Dinosaurios que explica el yacimiento de icnitas de dinosaurio de la localidad. Pasaremos de largo Sobrecastell (su camino nos conduce al bellísimo recorrido por el valle del barranco de Sobrecastell, un robledal donde podemos visitar dólmenes), porque tenemos gran interés en el formidable Monasterio de Alaón, situado a orillas del río Noguera, poco antes de la presa de Escales (dirección El Pont de Suert). Entorno idílico para detenernos en Casa Pasé, cocina casera, tradición catalana y aragonesa, donde no faltan escudellas y platos de caza con chocolate.
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