14/11/2024
¿Qué ocurre en nosotros cuando estamos ante una puesta de sol espectacular? ¿O qué experimentamos en la cumbre de una montaña contemplando el paisaje a nuestros pies? ¿O al observar a un bebé que da sus primeros pasos, al ver a un deportista que bate un récord mundial, al escuchar una pieza musical que nos pone la piel de gallina, al deslumbrarnos por una idea genial? Esto es el asombro, una emoción que puede ser la llave a una vida más plena… al alcance de nuestra mano. En palabras de Michelle Shiota, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Arizona, el asombro suele mirarse por encima del hombro como si fuera “el bolso Gucci de las emociones: está bien si te lo puedes permitir, pero no es algo realmente necesario". La profesora Shiota fue de las primeras en descubrir el efecto del asombro en la salud mental, y estudió que la exposición a dicho sentimiento fortalece la memoria y flexibiliza el cerebro. La académica llegó a tal conclusión tras un experimento en el que se expuso a grupos de personas a diferentes tipos de vídeo. Luego, durante un espacio de cinco minutos, se les contó una historia sobre una pareja en una cita romántica. Al ser consultados por detalles del relato, aquellos que vieron una película sobre una investigación del universo fueron capaces de recordar con mayor precisión que quienes miraron cómo se construía una pared. Según explicó Shiota, esto sucede porque el cerebro tiende a generar predicciones. Es decir, condiciona el nivel de atención y el comportamiento frente a un estímulo. Por lo mismo, el asombro provoca un “pequeño terremoto” muy beneficioso para la salud mental, pues obliga al cerebro a reevaluar lo que “sabe” y ponerse en alerta. “La mente vuelve a marcar su ‘codificación predictiva’ para mirar a su alrededor y recopilar información”, comentó la investigadora a la BBC. El asombro no solo es una emoción que ayuda a entrenar el intelecto, sino que también es capaz de mejorar la salud mental. Un estudio realizado con veteranos de guerra monitoreó sus sensaciones antes y después de hacer rafting por el río Green, ubicado en Utah. Al término de las actividades, que incluyeron varios momentos adrenalínicos, se les pidió asociar cada experiencia a un sentimiento. Según concluyó el equipo científico, el asombro fue la emoción que más aportó a favor del bienestar general y contra el estrés, incluso más que sentimientos como la alegría, la gratitud y la diversión. El profesor Ethan Kross, integrante del Departamento de Psicología de la Universidad de Michigan, explicó que, al presenciar situaciones asombrosas, el humano se autopercibe más pequeño. Al mismo tiempo, añadió, la ansiedad, el miedo y la negatividad típicos de las personas con depresión se vuelven más insignificantes. Al provocar la sensación de ser parte de algo mucho más grande, el asombro es una emoción que también puede instalar sentimientos altruistas. En otro experimento, un grupo de personas vio vídeos de imponentes paisajes naturales. Enseguida, se les pidió determinar cuán pequeños o insignificantes se sentían. Posteriormente, se repartieron entre los voluntarios premios de 100 dólares y se les planteó la opción de compartir el dinero. ¿El resultado? Quienes reconocieron sentirse más pequeños fueron los más generosos. En nuestra edición de hoy de "La Noche con Esther" en RadioVoz hablaremos de este tema tan humano desde varias perspectivas. ¿Qué opinas? ¿Eres una persona que se asombra con facilidad, o has perdido tu capacidad de asombro? ¿Te dejas sorprender por la vida , o "estás curad@ de espanto"? ¿Qué suele asombrarte, maravillarte, qué te pone la piel de gallina? ¿Tienes a menudo ese tipo de sensaciones, las buscas quizás? ¿Cuándo fue la última vez que dijiste (y sentiste) "wow"? ¿Cuáles son, crees, los beneficios de asombrarse? ¿Cómo seguirías la frase "me asombra que..."?