24/02/2024
En 1988 muere a los 50 años Raymond Carver.
Diez años después de su muerte, D. T. Max, un periodista de The New York Time Magazine decide investigar un rumor que circulaba hacía años: que los cuentos de Carver estaban escritos en verdad por su editor, Gordon Lish.
Para la investigación viaja a Bloomington, en Indiana, a una biblioteca a la que Lish le había vendido la correspondencia y los originales de Carver escritos a máquina con todas las correcciones.
Revisando los documentos, Max nota que debajo de las correcciones aún se puede ver el texto original. Así descubre que en "De qué hablamos cuando hablamos de amor" Lish redujo el número de cuentos, cortó a la mitad el número de palabras, suprimió personajes, cambió títulos y reescribió los finales de 10 de los 13 cuentos del libro. Incluso, originalmente el nombre del libro no era ese, sino "Principiantes".
Tras la revelación de Max se produjo un escándalo. Mucha gente tildó de traidor a Lish, mientras que otros le agradecieron haber "inventado el estilo Carver".
En una entrevista en 2015 para The Guardian, Lish aseguró que si él no hubiese editado a Carver, nadie le habría prestado atención.
Es difícil saber cuánto influyó Lish en Carver. Lo cierto es que el escritor decidió alejarse del editor y en 1983 publicó "Catedral" y en 1988 "Tres rosas amarillas", dos de sus mejores libros.
En 2009 la editorial Anagrama publicó "Principiantes", la versión original de "De qué hablamos cuando hablamos de amor" sin los cambios de Lish.
Gracias a flores y el mal.