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14/01/2025
La escasez no es lo que más duele
En el día a día del pueblo cubano, la escasez parece ser un enemigo implacable. Faltan alimentos, medicinas, materiales esenciales... y, sin embargo, este no es el mayor peso sobre los hombros del cubano. Porque, de alguna manera, siempre han sabido sobrevivir, "inventar", buscar alternativas y seguir adelante. La verdadera herida se encuentra en otro lugar: en la pérdida de sueños y en el desencanto frente a un futuro que parece desvanecerse lentamente.
A pesar de todo, los sueños aún respiran. Se siguen formando médicos, ingenieros, maestros y técnicos con un espíritu de excelencia que no ha mu**to. Sin embargo, enfrentan un problema desgarrador: los conocimientos que adquieren no encuentran un lugar en un sistema tecnológico desfasado, incapaz de darles las herramientas para ejercer su profesión con dignidad y efectividad.
El éxodo de talentos es el síntoma más doloroso. Cuba, un país que alguna vez fue líder en salud pública y un ejemplo en la formación de médicos, está viendo vaciarse sus hospitales y centros de investigación. Aquellos profesionales que antes llevaban ayuda a los rincones más necesitados del mundo ahora se ven obligados a buscar su propio futuro fuera de casa.
Pero, como ha sucedido antes, los cubanos tienen la fortaleza para enfrentar cualquier desafío. La historia ha demostrado que este pueblo sabe resistir, reconstruir y renacer. Tal vez, esta sea otra prueba más en el largo camino de la lucha.
Hoy más que nunca, tenemos que creer en la capacidad de este país para resurgir, para volver a ser el orgullo que un día fue. Si los sueños aún laten, si el espíritu de superación no se apaga, entonces hay esperanza. Y cuando Cuba salga del pozo en el que está sumida, podremos decir con orgullo que no fue solo una victoria de unos pocos, sino de todo un pueblo que nunca dejó de luchar.