15/11/2024
Hoy, con Fernando Tascón, Parlantes
La radio es una mera aplicación de la física de ondas. La radiodifusión fue el fenómeno social que se ganó un hueco en la mesa camilla de cada hogar, sobre un tapete de ganchillo y, no lo neguemos, con su expansión llegó a cargarse el filandón familiar. Tal fue su poder de magnetismo de la atención que solo encontró competencia con la llegada de aquella otra máquina diabólica, la televisión, que además de traer extrañas voces a los presentes, como la ouija, metía a los señorines y a las señorinas parlantes en la mismísima casa. Pero para cuando la tele se convirtió en centro de las miradas de la sala de estar, la radio ya se había acomodado a otros espacios gracias a la portabilidad de los dispositivos que, por efecto del abandono de la válvula en favor del transistor, podían llevarse a la playa, en el coche, al guateque o al bautizo. Lo único que hacía falta era su correspondiente correa y unas pilas. Y cuando apareció internet y todo tembló, la radio siguió emitiendo sus voces y sus músicas con la misma despreocupación con la que lo venía haciendo hasta entonces. Es así como celebramos el primer siglo de existencia de la radiodifusión en España, conmemorado ayer día 14 de noviembre. Hoy está en nuestros móviles y en nuestros altavoces, porque la radio no ha perdido esa emocionante magia que maravilla a un niño cuando descubre que alguien le habla sin estar presente.