03/10/2024
Otra tarde de sábado tranquila, algo casi imposible entre semana y aún más en verano, debido al trabajo. Trabajo que, por cierto, amo profundamente, ya que consiste en escribir y elaborar noticias con un componente humano sólido y de interés ético, no solo mercantil.
Hoy, en este merecido descanso, quiero expresar mi admiración por uno de mis directores de cine preferidos: el elocuente Billy Wilder (Sucha, Imperio austrohúngaro, 22 de junio de 1906 - Hollywood, Estados Unidos, 27 de marzo de 2002), quien fue un director de cine, guionista y productor estadounidense de origen austriaco judío, ganador del Premio Óscar en seis ocasiones (uno como productor, dos como mejor director y tres como mejor guionista). Su película "Testigo de cargo" (1957) es una joya cinematográfica que embriaga y ofrece un momento de cultura y ocio, no de ociosidad. Es una obra maestra imperecedera que ninguna persona debería dejar de ver para entender mejor el pasado, el presente y, ojalá, el futuro "plausible" mundo que vendrá.
Las grandes obras maestras, ya sean literarias, cinematográficas, musicales, artísticas o de cualquier otra índole, son imprescindibles para cultivar sabiduría, perspicacia y bondad, y para una mayor comprensión de la vida cotidiana. En una sociedad que mide cada minuto y cada instante para evaluar el impacto emocional o económico de lo que decimos, es vital encontrar momentos para disfrutar y nutrirnos de estas joyas.
Adoro a Wilder, brillante en su dirección, y a Marlene Dietrich (Berlín, 27 de diciembre de 1901 - París, 6 de mayo de 1992), estupenda en su actuación. Recomiendo fervorosamente esta obra maestra que he visto en Filmin. Ahora, en esta pausa, mientras muchos, con mayor suerte, disfrutan de la siesta o de vacaciones, yo aún tengo que trabajar, en la captación de clientes, que entre semana no me da tiempo (ni a veces ganas, la verdad). Como toda pyme, profesional independiente, o autónomo en España, necesito ganarme la vida. Y me reto a enviar correos electrónicos con la esperanza de encontrar esos deseados e idílicos clientes, que comprendan y valoren positivamente mi profesión. Clientes cuyas historias merezcan ser contadas: con rigor, con cultura y con honestidad, con el enfoque más allá de resultados mágicos o pretensiones fantasiosas; que crean en ellos como yo creo en mi labor y en los frutos del esfuerzo, la cultura y la creatividad. Retos complejos en estos días de abulia, desgaste y falta de confianza en algo más que lo material.
Dudo entre enlazar con "El gran carnaval" (1951), otra obra maestra de Wilder que tiene mucho que ver con mi gremio, el periodismo, o diluir mi ávida apetencia en hacerme un descafeinado, coger un buen libro - ¿Pío Baroja (28 de diciembre de 1872, San Sebastián - 30 de octubre de 1956, Madrid), José Martínez Ruiz "Azorín" ( 8 de junio de 1873, Monóvar - 2 de marzo de 1967, Madrid) o Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899 - Ginebra, 14 de junio de 1986) - y postergar a la par la próxima película y "el trabajo". Permitirnos saborear estos momentos es también importante, ya que parece que siempre tenemos que estar haciendo algo, demostrando o impidiendo que el tiempo pase. La vida corre a favor de aquellos que sabemos saborear y nutrirnos de ella.
La sociedad actual, y las generaciones anteriores, incluida la mía, tienen mucho que agradecer a los grandes maestros como Wilder. Han dejado verdaderas joyas, oro puro, o como dice “Alber”, el marido de mi prima Ana, "canela en rama". La Novena Sinfonía de Beethoven (compuesta en 1824), la sinfonía n.º la sinfonía n.º 40 de Mozart (compuesta en 1788, a sus 32 años); e incluso hago espacio en mi cantarina mente para Miguel Bosé, con su "Sólo pa' deshacer, lo que nunca sé hacer; no sé si hacer, o más bien deshacer; hacerlo mal o hacerlo bien. Hacer por hacer. Sólo pa' deshacer. Sólo por deshacer. Nunca hacer por hacer" (de 1999). Su letra resuena también chispeante y retadora en esta tarde estival. Nadar contra corriente no significa ir en contra, sino que es una buena opción en estos tiempos en los que "El amor en los tiempos de cólera" (Gabriel García Márquez, 1985) resulta un buen titular.
Candeleda, 20 de julio de 2024.
✍🏻: Laura Diaz Canadas.