《Desde sus inicios, el cine se ha revelado como uno de los espacios naturales en los que habitan los monstruos. La sala cinematográfica es su cubil, su guarida, el lugar donde reinan y, pacientemente, esperan a que caigamos en sus garras. ¿O tal vez no? ¿No será que los monstruos ya viven con y entre nosotros, merodeando en nuestro inconsciente, ocultos en los pliegues de nuestra cotidianidad, esperando el conjuro propicio para hacerse visibles, reales? Ver una película con y sobre monstruos es solamente un ritual profano para que se manifiesten, para que podamos reconocerlos. El primer monstruo del cine, que aterró a la audiencia, fue la locomotora protagonista de "La llegada de un tren a la estación de La Ciotat" ("L'Arrivée d'un train en gare de La Ciotat", 1895), de los hermanos Lumière, presentado el 25 de enero de 1896 en Lyon. Significativamente, el cine se reveló desde el primer momento como un arte no realista, un arte metafísico, capaz de penetrar en nuestro mundo sensible donde las emociones, paradójicamente, proporcionan el marco mental indispensable sin el cual no podría surgir la racionalidad.》
🖋 Antonio José Navarro en su texto "En la oscuridad… Estética cinematográfica del monstruo" dentro del libro "Monstruos" de Colección Solaris.
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Presentación del libro 📖 "Eyes Wide Shut"
DEBATE ONLINE: Cine que hoy no se podría rodar