25/09/2024
Comparto la reflexión de un Grande (con mayúscula) de la imagen y la palabra.
Lastima que la publicación original no dé la opción de "comentar", me hubiese gustado conocer opiniones al respecto.
Desde Pasolento la aplaudimos, y no digo que suscribiría sus palabras porque hay conceptos como "propiedades organolépticas" que acabo de descubrir.
Gracias por eso también, Jorge!!
A veces me veo en una especie de compromiso con mi trabajo de hablar de fotografía, especialmente, y no voy a volver a profundizar en este tema, cuando estamos rodeados de miles de imágenes a diario, a las que apenas prestamos atención y que es esa falta de atención la que produce en los espectadores una carencia absoluta de educación visual.
Hoy, mas que con la gente que ve las imágenes, la cosa tiene que ver con aquellos que las producimos, especialmente cuando van destinadas a un público que trasciende los ámbitos y círculos próximos, es decir cuando nos llamamos 'fotógrafos'.
La falta definitiva de criterio visual en la gente que consume imágenes ha llevado aparejado un detrimento inaudito en las propiedades organolépticas de las imágenes de consumo lo cual es tan triste como que el fotógrafo se desentienda voluntariamente de su labor de poner en valor la Fotografía (con mayúsculas) como medio expresivo y narrativo. Porque poner en valor el trabajo fotográfico de uno va más allá de un mero 'qué guapa soy y que culito tengo'.
El trabajo de muchos fotógrafos emergentes está lleno de efectismo, sensacionalismo y artificiosidad, características estas que regalan, incontestablemente, miles de 'likes' en las redes aparejado a esa falta de criterio y educación visual a la que hacía referencia antes, de modo que una imagen queda casi completamente definida por el continente de lectura rápida (técnica, efectos o sensacionalismo) mas que por el contenido que necesita más atención (narrativa, historia o trasfondo).
Ansel Adams es, como sabéis y si no ya os lo digo yo, uno de los grandes maestros de este arte y uno de mis más admirados referentes, no sólo por su trabajo fotográfico, sino también por su pensamiento, su particular filosofía vital y la forma en que trasladaba esto a su trabajo; pues bien, Adams decía que 'no hay nada peor que una imagen nítida de un concepto borroso'. Esta máxima puede ser difícil de discernir en la práctica por el que, como espectador quiere ahondar en alguna imagen o como fotógrafo quiere saber si su imagen tiene esa narrativa que la hace ir más allá del efectismo o la imagen nítida. Yo propongo en mis talleres hacer un ejercicio: coger un lápiz y una carilla de un folio en blanco e intentar escribir, en esa carilla, lo que la imagen que tienes delante te está contando. Teniendo en cuenta que una carilla puede contener de 300 a 500 palabras, si no eres capaz de contar la historia que cuenta la foto en una carilla, no se cumple aquello de que 'una imagen vale más que mil palabras', al menos a la que nos referimos.
A cierta fotógrafa de relumbrón le leí ayer algo como que el fotógrafo tiene la misión de crear o conservar recuerdos; eso es lo que hace un padre cuando fotografía los primeros pasos de su hijo, lo que hace una chica cuando estrena un vestido para una fiesta o lo que hacen unos recién casados delante del Partenón, pero esos no son fotógrafos, un fotógrafo utiliza su fotografía para contar, relatar, exponer o, incluso, novelar; esto requiere más tiempo de escritura, y por supuesto de lectura visual, que el mero 'click' que precede al recuerdo con su correspondiente paso por Canvas (popular programa o aplicación para poner efectos en las fotografías). Incluso cuando se trata de fotógrafos 'más profesionales', midiendo la profesionalidad en el precio de la cámara y el programa de retoque, muchas de sus imágenes no van más allá de una escena grandilocuente con muchos perejiles pero que su narrativa es muy, muy corta, es como aquella reivindicación de Gabriel Celaya cuando escribía 'Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales'. Y quede claro que todos hacemos imágenes así, bien sean porque su corta historia forma parte de una narrativa mayor o porque, simplemente, le damos de vez en cuando un capricho a nuestro ego, pero de vez en cuando.
Además de la citada reflexión de Ansel Adams, me gustaría hacer mención a otras reflexiones de otros dos Fotógrafos (también con mayúscula): en primer lugar Gisèle Freund dijo que 'la cultura de un fotógrafo es mucho más importante que su técnica', haciendo alusión a que esa cultura es la que provee al fotógrafo de contenido narrativo, de experiencia vivencial y de, en definitiva, capacidad de trascender el medio puramente fotográfico. De otro maestro, Enri Cartier-Breson, me quedo, en la misma línea, con una contestación que le dio a alguien que le preguntó si le enseñaría a hacer fotos como las suyas y el maestro le respondió: 'tú viaja mucho, lee mucho y conoce a mucha gente, que a hacer fotos te enseño yo en tres días'. Pero sin duda me quedo con otra frase del maestro bretón que refleja muchísimo el estado actual de la cosa fotográfica y que decía: 'he visto polaroids hechas por chimpancés que no estaban nada mal'.
FOTO: Ansel Adams fotografiado por Alan Ross.