22/10/2023
"MI OBJETIVO ES AYUDAR A PENSAR"
(La Hora de Cuba conversa con el sacerdote católico Alberto Reyes en una serie de dos entrevistas)
✍️ Anet García
“¡Basta ya!”, “El comunismo es una gran mentira”, “Se le sigue llamando Revolución a una dictadura”… así escribía en su página de Facebook hace tres años el padre Alberto Reyes, un sacerdote católico de Camagüey. Sus textos eran parte de una serie titulada Crónicas del Noroeste, que sólo tuvo siete entregas. Con el tiempo han aparecido otras series, como Apuntes sobre Doctrina Social de la Iglesia y la actual He estado pensando...
Sus reflexiones en las redes y su activismo a favor de una transición pacífica y una Cuba democrática le han convertido en un Varela de nuestro tiempo, y aunque Alberto no es el único religioso que se ha pronunciado, sí es uno de los más expuestos y contundentes.
Este hombre, nacido en el municipio de Florida hace 57 años, psicólogo y autor del libro “Hágase mi voluntad: Historia de una resistencia”, no se ha restringido al trabajo pastoral en sus comunidades, sino que también se ha dedicado a enseñar a la juventud y a las familias a pensar y vivir según unos valores que, más que cristianos, son universales.
Las protestas del 11 de julio de 2021 (11J) lo sorprendieron de visita en Miami. Unos meses después su nombre encabezó la lista de los solicitantes camagüeyanos de la marcha del 15 de noviembre (15N). Por su postura cívica ha sufrido actos de repudio, acoso, críticas y ataques en las redes sociales, hasta amenazas de la Seguridad del Estado.
En el tercer aniversario de sus “Crónicas del Noroeste”, La Hora de Cuba conversó con él en una serie de dos entrevistas, de la que esta es su primera parte.
¿Qué lo movió a denunciar públicamente el sistema cubano en sus textos titulados Crónicas de Noroeste?
"Desde hace muchos años, concretamente desde que era universitario, sentí la necesidad de ser libre. Creo que la libertad nace básicamente de una opción personal. Yo me dije 'Quiero ser libre, quiero decir lo que pienso, decir lo que creo. Me niego a estar calculando las palabras'. A partir de ahí he buscado mantener siempre la honestidad al expresar lo que siento y lo que creo.
"Lo de publicar mis criterios, hacerlos más mediáticos, surgió a raíz de un incidente en el que peligró mi vida y me dije 'Aquí me puedo morir y hay cosas que no he dicho'. A partir de ahí fue como un empujón. Hay cosas que es necesario que alguien las diga, que alguien las exponga. Fue el momento en el cual yo dije 'Hay una voz más', porque, antes de mí, muchas voces se han alzado en este país para denunciar lo que va mal, pero pensé que era importante que mi voz se sumara a esas otras voces y tomé la decisión de opinar en voz alta, que es lo que suelo hacer con mis textos".
En su tercera crónica menciona la hipótesis (Miedo + Mentira + División) x Silencio Cómplice = Opresión. ¿Se le ocurre otra fórmula que pudiera revertir la situación actual de Cuba?
"Dar una fórmula que solucione la situación de Cuba sería un poco pretencioso, creo que en este momento la libertad, resultante final, tiene dos variables importantes: la verdad y la unidad. Si lo ponemos en fórmula sería: Verdad + Unidad = Libertad. Vivirnos en verdad, todos, y apoyarnos en la verdad y en la búsqueda de soluciones".
¿Por qué ha decido permanecer en Cuba cuando podría ejercer su sacerdocio cómodamente en Estados Unidos o Europa?
"Soy un hombre de fe y tengo una relación personal con Dios. Creo que tengo que estar atento a los signos que Dios va poniendo en la vida. Del mismo modo que un día me sentí llamado a ser sacerdote y entregar la vida totalmente por el Evangelio, con todas las renuncias que eso implica, yo me siento llamado a permanecer en Cuba.
"A día de hoy no veo ningún signo de que yo deba ejercer mi ministerio en otro lugar. Respeto al que decide irse, pero sí pienso que alguien tiene que estar con este pueblo, alguien tiene que acompañar y evangelizar a este pueblo, estar aquí, sea para confesar a una persona cuando se arrepiente de su pecado, sea cuando una persona viene simplemente a desahogarse porque no puede más. Me siento llamado a permanecer… es algo muy interior, muy personal. Creo que Dios me quiere aquí".
¿Tiene la esperanza de lograr un entendimiento con el régimen?
"Quiero creer que en algún momento el régimen se decida a dialogar. Dialogar significa, para empezar, darle al otro el sitio de interlocutor con pleno derecho. Este sistema tiene que cambiar y tiene que dejar el poder. Cuando yo hablo de diálogo significa 'Vamos a ver cómo terminamos esto del mejor modo posible'.
En la iglesia, unos agradecen el activismo de sacerdotes y religiosos, sin embargo, otros creen que ustedes sólo “ponen en riesgo los logros obtenidos”, haciendo clara referencia a la relación iglesia-estado. ¿Qué responde a esto? ¿Qué logros? ¿Qué hemos logrado en 64 años de relación iglesia-estado?
"No mucho. No se nos autoriza a construir templos, para una procesión tenemos que pedir permiso, y si no lo otorgan, no dicen por qué, y es el recorrido que ellos autorizan, muchas veces en el horario que ellos deciden. Cualquier cosa que se haga extramuros de la iglesia depende de un permiso, de una fiscalización… No creo que hayamos logrado mucho, en realidad. Pero, suponiendo que como iglesia hubiéramos logrado mucho, ¿y el pueblo?
"Por la fidelidad al ministerio sacerdotal un cura tiene que alzar la voz para defender la verdad y la justicia, porque si no entonces seríamos 'opio del pueblo', que es lo que tantas veces se nos ha criticado. Es muy interesante, porque si la iglesia no se compromete en lo social es opio del pueblo y si se compromete, entonces estamos haciendo cosas que no debemos hacer… ¿cómo quedamos?
"Otra cosa es que el sacerdote se meta en política partidista, pues todas las personas del Partido Comunista deben saber que en los sacerdotes tienen a sus hermanos, a sus padres, que con nosotros pueden contar y que si tienen un problema pueden hablar. Lo que no podemos hacer es política partidista, pero la defensa de los valores de una sociedad es parte del Evangelio".
Las Crónicas, los Apuntes sobre Doctrina Social y las reflexiones actuales tienen un fin educativo. ¿Qué espera de este empeño en “enseñar a pensar” al pueblo cubano?
"Mi objetivo es ayudar a pensar. Yo creo que cuando una persona cambia su visión, cambia su vida. Cuando alguien empieza a ver la vida de otro modo, a darse cuenta de sus derechos, de sus potencialidades, de la vida que puede llevar, es el inicio para que se geste un cambio en lo personal y un cambio en su entorno. Por tanto, mi interés es ese precisamente: ayudar a pensar, ayudar a que la gente vea su vida y la sociedad desde otro punto de vista".
Usted asegura estar dispuesto a pagar el precio que conlleva “hablar”, pero en los sistemas totalitarios la libertad de expresión suele ser castigada con la cárcel, el exilio o la muerte. ¿Cuáles son sus razones para exponerse a tales riesgos?
"Yo quiero ser fiel a mi conciencia. Todo esto que estoy haciendo surge, precisamente, de mi experiencia de fe, de mi deseo de que este país camine por los caminos de la fe que implican la verdad, la justicia, el amor, la solidaridad, yo esto no lo hago por otra motivación. Creo que esto es lo que Dios me está pidiendo en este momento, por tanto, si hay precios, se pagan.
"Yo vivo un día a la vez. A veces me dicen 'Te van a meter preso' y yo respondo 'Pues cuando me metan preso ya veremos'. Yo no voy a sufrir por algo que no ha llegado. Yo voy caminando, a mí que me pare la vida, que me ponga trabas la vida, pero vivo un día a la vez, y lo que entiendo que tengo que decir o hacer hoy, lo digo y lo hago hoy.
"Por otro lado, estamos en las manos de Dios, creo en la Providencia de Dios, que Dios nos acompaña, que si en algún momento pasara algo conmigo que haga mi vida más difícil, de lo que ya es, pues Dios dará la fuerza. Y si morimos existe la eternidad, yo camino hacia la eternidad, y si me adelantan la muerte me estarán adelantando la vida eterna".
📷 Alberto Reyes en la Casa Diocesana de La Merced, en Camagüey (Anet García).