15/02/2025
Dos amigos, compañeros en la facultad de filología, crean un personaje de ficción, un escritor de éxito, pero no en esos lugares donde es frecuente la creación, sino en la propia realidad. Logran que ese tipo exista, será un escritor ma***to, y a su alrededor se creará un fenómeno propio del fanatismo, es decir, del torrente emocional que define a los fans. A partir de esa idea, Celia Corral Cañas (Santander, 1987) escribe esta novela, Cómo suspender literatura, sobre un caso de mitomanía social, que pretende ser una llamada de atención sobre la farsa que es, o puede ser, la educación universitaria y cierto ambiente cultural. Se atribuye a Montesquieu la sentencia que dicta que la solemnidad es el escudo de la estupidez. Ese es el espíritu que atraviesa esta obra, que comienza con un experimento más bien gamberro y que, como el lector puede suponer, está texturizada con fino humor, de ese que nos retrata mejor que cualquier fotografía, y que llega al síncope con el análisis de un texto que escribe uno de los protagonistas a cuenta de un examen de literatura contemporánea.
"El grueso de la obra es algo parecido a una carta mental que uno de los muchachos dicta al otro, arreglando cuentas, tras un inicio en el que se nos describe una relación entre ambos casi simbiótica"
Basta con acercarse a la propuesta del índice para entender a qué nos referimos: personajes, vida y obra del autor, puesta en escena, ritmo, figuras retóricas, argumento y trama, narrador, etc. Lo que vendrían a ser los epígrafes explícitos de un estudio literario, lo que viene a ser, en buena medida, el formalismo filológico. Celia Corral Cañas parece sugerirnos que apliquemos esta estrategia de estudio a su propia obra, a esta novela, para poner a prueba el texto y al lector. Lo cual no deja de ser un juego metaliterario. La obra está llevada con tal fluidez, que de seguir esta propuesta veríamos enturbiada la lectura, y la experiencia, creemos, no merecería la pena.
El grueso de la obra es algo parecido a una carta mental que uno de los muchachos dicta al otro, arreglando cuentas, tras un inicio en el que se nos describe una relación entre ambos casi simbiótica. Parte del desencadenante de la situación de enredo es un malentendido, de un volumen tan alto que podría suponer tragedia para alguno de los personajes, aunque está disfrazado de engaño. La figura de este escritor adquiere tal calado en el mundo intelectual que llegará un momento en que no tendrán más remedio que construirlo en carne y piel, y a partir de ahí se desencadenará el lío, que les superará con creces. No se puede dominar la estupidez, que es contagiosa y va creciendo como una bola de nieve rodando pendiente abajo.
"Que esta novela suceda entre ellos bien puede deberse a la recreación del mundo vivido por la autora, que es doctora en Literatura Española"
Y durante el proceso asistiremos a una descripción de ambientes socioculturales en los que la autora demuestra que la enumeración, siguiendo el barrido que efectúa su activa mirada observando, puede ser un recurso literario que vaya un paso más allá del ingenio: nos está poniendo frente al público que es capaz de aplaudir la solemnidad, incluso de confundir mear en un escenario con un acto de rebeldía ceremoniosa. Lo que nos puede incomodar es sospechar que todos hemos respirado esos ambientes en alguna ocasión. Manteniéndonos dentro de la cabeza del narrador, de la que se sale en alguna ocasión para aclarar sucesos que él no llega a conocer, que le hubieran evitado la malinterpretación, Celia Corral Cañas atiende a esa parte de la inteligencia que es el ingenio, pero lo hace dentro del panorama de la ficción porque «Nosotros, los que estudiamos Filología Hispánica, lo sabemos. Sabemos que necesitamos la ficción para aceptar la realidad y por eso estamos aquí». Pero los estudiantes reclamados no son casta aparte ni necesitan la ficción con intensidad diferente a la de cualquier otra persona. Que esta novela suceda entre ellos bien puede deberse a la recreación del mundo vivido por la autora, que es doctora en Literatura Española. Lo que importa es lo que nos afecta, y eso supone una lectura límpida que nos dejará ese punto exacto de inquietud, el que nos advierte sobre la estupidez.
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Autora: Celia Corral Cañas. Título: Cómo suspender literatura. Editorial: La Consentida. Venta: Todostuslibros.
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