24/12/2013
¡Feliz Navidad!
¿Por qué festejamos la navidad el 25 de Diciembre?
Para conocer el origen de esta festividad tan arraigada en nuestra cultura debemos remontarnos a la antigua Roma. Fue allí donde el Emperador Constantino I, conocido por ser quien legalizó el cristianismo en el Imperio declaró que el día del “nacimiento del sol invencible” (Natalis Solis Invictis), que se celebraba el 25 de diciembre, debía ser considerado como una nueva fiesta cristiana para celebrar el nacimiento de Cristo. Con ello se quería significar a Cristo como el verdadero Sol invictus. Con estas tácticas, no se alteraba el calendario romano, y las tradiciones paganas se fueron adaptando al cristianismo.
En el antiguo Imperio Romano, la fiesta del solsticio de invierno era el acontecimiento social más importante del año y se llamaba Festival de Saturnalia (del 17 al 23 de diciembre) en honor al dios Saturno. Al finalizar este, el 25 de diciembre, se celebraba el Natalis Solis Invictis (nacimiento del sol invencible), personificado en el dios Mitra.
Los romanos salían a la calle a bailar y cantar con guirnaldas en el pelo. Se decoraban las casas con plantas verdes, se encendían velas para celebrar la vuelta de la luz, y se colgaban figuras de los árboles. Pero no metían árboles dentro de las casas. Los romanos sólo adornaban los que se encontraban plantados en la tierra. La tradición del árbol de Navidad tiene sus orígenes en el siglo XVI. La Saturnalia era una ocasión para visitar a los amigos y parientes e intercambiar regalos. Era común obsequiar fruta, nueces, velas de cera de abeja y pequeñas figuritas hechas de terracota.
Se cerraban las escuelas, los tribunales y las tiendas, se paraban las guerras, y los romanos cometían todo tipo de excesos con la bebida y la comida.
Es importante tener en cuenta que el Deus Sol Invictus era uno de los dioses romanos más populares, y los romanos lo adoraban un día a la semana, el Dies Solis (como en inglés, “sunday" = "día del sol”). Constantino, que era sumo sacerdote en el culto a Sol Invictus, decretó que ese día fuese también jornada de descanso y adoración para la los cristianos.
Finalmente, en el 350 el papa Julio I reconoció oficialmente el 25 de diciembre como la Fiesta de la Natividad.
Io Saturnalia! Ave Sol Invictus! ¡Feliz Navidad!