26/01/2025
PIENSA ANTES DE VOTAR.
La sumisión de Luisa, la candidata del correísmo.
Por: Ab.María de Lourdes Rosales Paredes
El "loco del ático", es el apelativo con el que más se identifica a Rafel Correa Delgado. Frente a una pantalla, sus reacciones casi esquizofrénicas, su imagen desprolija, su cuerpo ensanchado y sus facciones distorsionadas por la ira, nos muestran a una persona enferma del cuerpo y del alma.
Por su parte, Luisa González, mujer, que sin tener preparación política ni calidad moral, es por segunda ocasión, impuesta por Correa, como candidata presidencial de esa tienda política, desplazando a otras mujeres de ese mismo grupo, que con justas aspiraciones de ser las "favoritas" del Mashi, han resentido de esa decisión.
En contra partida, Luisa, la elegida, adopta una posición de sumisión hacia su mentor, permitiéndole que se convierta en su ventrículo.
Es que, el discurso lastimero de su introducción en el debate presidencial, no logró superar las expectativas de su manejador. Pero sí, la oportunidad para Andrea González, otra mujer candidata, que, conocedora de las debilidades de Luisa, sin piedad, le propinó una golpiza política de esas, que pese al tiempo, no se logran olvidar.
Después del debate, Luisa, sabiéndose perdedora, hizo lo que no tenía que hacer, desafiar a su contrincante Daniel Noboa, a un debate en televisión nacional, exasperando al "loco del ático".
Como si fuera poco, recibió un tandada de "quiños" por parte del periodista Fernando del Rincón, por negarse a responder sobre sus vínculos y simpatía, con los gobiernos totalitarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Los correístas no esconden esa cercanía, pero, Luisa teme perder más votos.
Correa, viejo y zorro en la política, comprendiendo que su candidata va en picada, decide no cuidar las formas, y, abiertamente ocupar su lugar. Abre el telón y empieza el show: Concede entrevistas, esgrime planes de gobierno, anuncia posibles colaboradores, replica a los otros aspirantes presidenciales. En fin, hace todo lo que su candidata sumisa debería hacer. Quedando relegada a ser objeto de publicidad en la campaña electoral.
Desde mi posición de mujer, siento vergüenza con esta y otras mujeres políticas, que invocando al feminismo y la libertad de acción de las mujeres, no son más que títeres de los intereses de hombres oportunistas y hambrientos de poder, a los que, por ambición personal, quedan sometidas por voluntad propia.