Iván Pillajo

Iván Pillajo Comunicación Política | Opinión Pública | Políticas Públicas | Estrategia digital | Producción audiovisual

05/11/2024

💜💚 A quién interese:

Violencia de Género, Igualdad de Género, Equidad de Género y Acoso Laboral

El estudio de la violencia de género, la igualdad y equidad de género, y el acoso laboral es fundamental en el contexto de los derechos humanos y la justicia social.

👉🏽Violencia de Género

La violencia de género se refiere a cualquier acto de violencia dirigido contra una persona debido a su género, particularmente contra las mujeres, aunque también puede incluir a personas de identidades de género diversas. Esta violencia se manifiesta en diversas formas, como física, sexual, psicológica, económica, entre otras. La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2017) define la violencia de género como “un acto de violencia que resulta en o tiene como resultado daño físico, sexual o psicológico o sufrimiento a la mujer”. La violencia de género, además de ser un problema social, se encuentra profundamente arraigada en las estructuras de poder desiguales que perpetúan la discriminación basada en el género.

De acuerdo con Butler (1990), la violencia de género se puede entender no solo como un acto de agresión individual, sino como un fenómeno estructural que refleja las desigualdades de poder entre géneros. Esto subraya la necesidad de abordar tanto los comportamientos individuales como las estructuras sociales y culturales que perpetúan la violencia.

👉🏽Igualdad de Género

La igualdad de género se refiere al principio de que todas las personas, independientemente de su género, deben tener los mismos derechos, responsabilidades y oportunidades. Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), la igualdad es un derecho fundamental. La igualdad de género se busca eliminar las barreras que impiden a mujeres, hombres y personas no binarias disfrutar de los mismos derechos, oportunidades y acceso a recursos.

No obstante, la igualdad de género no significa tratar a todas las personas de la misma manera, sino reconocer las desigualdades históricas y estructurales que existen entre géneros y asegurarse de que todas las personas puedan disfrutar de derechos y oportunidades en pie de igualdad. Rothschild (2019) argumenta que la igualdad de género es crucial no solo para el desarrollo humano y social, sino también para el desarrollo económico, ya que promueve la participación plena de todas las personas en todos los sectores de la sociedad.

👉🏽Equidad de Género

Mientras que la igualdad de género se centra en garantizar los mismos derechos y oportunidades para todos los géneros, la equidad de género se refiere a la justicia en el trato y la distribución de recursos, reconociendo que las personas no parten de las mismas condiciones debido a los roles de género preexistentes. La equidad de género implica medidas compensatorias y políticas de acción afirmativa para nivelar el campo de juego, especialmente para aquellos grupos históricamente desfavorecidos, como las mujeres y las personas de género diverso.

Según Moser (1993), la equidad de género reconoce que “el mismo trato no siempre es suficiente para garantizar la justicia”. Por ejemplo, en el ámbito laboral, las políticas de equidad de género pueden incluir cuotas de representación femenina o programas específicos de formación para mujeres en sectores dominados por hombres. Esto no es solo una cuestión de dar a todos las mismas oportunidades, sino de corregir los desequilibrios históricos y estructurales.

👉🏽Acoso Laboral

El acoso laboral o mobbing se refiere a comportamientos hostiles y sistemáticos que un trabajador recibe por parte de sus compañeros o superiores dentro del ámbito laboral. Aunque el acoso laboral puede ocurrir independientemente del género, la intersección de género y acoso laboral es particularmente relevante. Mujeres y personas de identidades de género no binarias a menudo enfrentan un tipo de acoso basado en su género, lo que incluye discriminación, comentarios sexistas, acoso sexual y violencia psicológica.

Según Einarsen et al. (2011), el acoso laboral no solo afecta el bienestar psicológico de las víctimas, sino que también puede tener consecuencias económicas y sociales graves, afectando la productividad y la calidad de vida. Además, se reconoce que el acoso laboral tiene una dimensión estructural que refleja las desigualdades de poder y las normas de género presentes en las organizaciones laborales.

Conexión entre las categorías

El acoso laboral puede ser una manifestación extrema de la violencia de género, especialmente cuando las dinámicas de poder en el lugar de trabajo están marcadas por la desigualdad de género. En este sentido, las políticas de igualdad y equidad de género son fundamentales para prevenir el acoso laboral y la violencia de género en los entornos laborales. Una cultura organizacional que promueva la igualdad de género y aplique políticas de equidad de género puede ayudar a reducir los casos de acoso laboral, creando un ambiente donde todos los trabajadores puedan desarrollarse en condiciones de respeto mutuo y justicia.

Por otro lado, tanto la violencia de género como el acoso laboral reflejan una falta de equidad en las relaciones de poder, ya que perpetúan la discriminación y las desigualdades de género. El enfoque integrador entre igualdad y equidad es clave para abordar ambos fenómenos, ya que la igualdad de género busca eliminar las diferencias de trato, mientras que la equidad de género permite abordar las desigualdades estructurales para asegurar que todas las personas tengan las mismas oportunidades de desarrollo.

Conclusión

En resumen, las categorías de violencia de género, igualdad de género, equidad de género y acoso laboral están intrínsecamente relacionadas y deben ser entendidas desde una perspectiva que no solo promueva la eliminación de la discriminación directa, sino que también aborde las estructuras de poder subyacentes que perpetúan esas desigualdades. La implementación de políticas públicas y prácticas organizacionales que promuevan la igualdad y la equidad de género es crucial para erradicar la violencia de género y prevenir el acoso laboral, contribuyendo a la creación de entornos laborales más inclusivos, justos y saludables.

Referencias:

• Butler, J. (1990). Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity. Routledge.
• Einarsen, S., Hoel, H., & Notelaers, G. (2011). The Concept of Bullying at Work: The European Tradition. International Journal of Management Reviews, 13(3), 229-251.
• Moser, C. O. N. (1993). Gender Planning and Development: Theory, Practice and Training. Routledge.
• Organización Mundial de la Salud (OMS). (2017). Violence against women prevalence estimates, 2018. Ginebra: OMS.
• Rothschild, L. (2019). The Economic Benefits of Gender Equality. Harvard Business Review.

24/10/2024

Para ANALIZAR.

1. Sororidad como resistencia a la violencia política de género

El concepto de sororidad fue desarrollado en gran parte por la filósofa y teórica feminista mexicana Marcela Lagarde, quien define la sororidad como una alianza política entre mujeres para enfrentar la opresión patriarcal. En su obra, Lagarde subraya la necesidad de que las mujeres construyan relaciones de confianza, solidaridad y apoyo mutuo para confrontar las diferentes formas de violencia y discriminación que las afectan en sus vidas cotidianas, tanto en el ámbito privado como en el público.

En este sentido, la sororidad es un acto de resistencia frente a la violencia política de género, pues implica la creación de redes de apoyo que permitan a las mujeres resistir las agresiones que enfrentan en los espacios de poder. Lagarde sostiene que la sororidad es una herramienta política que busca romper con las dinámicas de aislamiento y competencia que el patriarcado promueve entre las mujeres, permitiendo la construcción de una lucha colectiva que desafíe las estructuras de poder opresivas (Lagarde, 2006).

2. Sororidad como construcción de espacios seguros y colectivos

La creación de redes sororales en contextos políticos puede ser analizada también desde los estudios de Joan W. Scott, quien en su trabajo sobre las políticas de la diferencia y la igualdad, destaca la importancia de que las mujeres construyan espacios seguros y colectivos para cuestionar las normas patriarcales que rigen la política tradicional (Scott, 1996). Scott argumenta que la construcción de estos espacios no solo es crucial para proteger a las mujeres de la violencia, sino que también permite replantear las reglas del juego político, desafiando la estructura excluyente de la política formal.

Además, la teórica feminista Adrienne Rich introdujo el concepto de "compañerismo de mujeres" o "amistad entre mujeres", que está estrechamente relacionado con la sororidad. Rich sugiere que las relaciones entre mujeres son un acto de resistencia política contra un sistema patriarcal que busca dividirlas y debilitarlas. Este concepto amplía la idea de sororidad, ya que enfatiza cómo las mujeres pueden crear estructuras de apoyo que les permitan resistir las agresiones externas, especialmente en el ámbito político, donde son deslegitimadas o excluidas (Rich, 1986).

3. Sororidad como desafío a la cultura patriarcal

En el ámbito de la violencia política de género, las teóricas feministas como Nadia Urbinati y Iris Marion Young han señalado que la sororidad permite a las mujeres construir coaliciones políticas que desafían la cultura patriarcal dentro de las estructuras de poder. Urbinati, en su análisis sobre la democracia deliberativa, resalta la importancia de la inclusión de voces marginadas, especialmente de las mujeres, en los procesos políticos. La sororidad, en este contexto, ayuda a contrarrestar la opresión sistémica que silencia y excluye a las mujeres en los espacios de deliberación pública (Urbinati, 2006).

Por su parte, Young, en su obra "La justicia y la política de la diferencia", analiza cómo la solidaridad entre mujeres puede desestabilizar las formas tradicionales de poder político que perpetúan la violencia de género. Young destaca la importancia de que las mujeres se apoyen mutuamente para crear una nueva cultura política que valore la diversidad y la igualdad, en contraposición a la cultura patriarcal dominante que perpetúa la exclusión y la violencia (Young, 1990).

4. Sororidad y legislación contra la violencia política de género

En el análisis de los avances legislativos en materia de violencia política de género, es fundamental mencionar los aportes de estudios sobre derecho y feminismo que han impulsado marcos legales para proteger a las mujeres en la política. Celia Amorós, en su obra "Tiempo de feminismo", señala que la sororidad ha sido un elemento clave para lograr cambios estructurales, como la aprobación de leyes que reconocen y sancionan la violencia política de género. Amorós subraya que estos cambios no son solo producto de un activismo individual, sino del trabajo colectivo y sororal de las mujeres que se han organizado para visibilizar y combatir esta forma de violencia (Amorós, 1997).

En un estudio más reciente, Flavia Freidenberg analiza cómo la sororidad ha sido crucial en América Latina para el desarrollo de cuotas de género y leyes contra la violencia política de género. Freidenberg señala que la creación de estas normativas ha sido posible gracias a la articulación sororal de mujeres en diversas esferas de poder (partidos políticos, parlamentos, movimientos feministas) que, unidas, han logrado influir en la creación de políticas públicas que protegen a las mujeres en la política (Freidenberg, 2020).

5. Sororidad y el cambio cultural

Finalmente, la teoría feminista decolonial ofrece una perspectiva crítica sobre cómo la sororidad puede generar un cambio cultural profundo al desafiar no solo el patriarcado, sino también las jerarquías raciales y coloniales dentro de los sistemas de poder político. Ochy Curiel y Rita Segato, en sus análisis sobre el feminismo latinoamericano, argumentan que la sororidad entre mujeres racializadas y marginadas es una herramienta esencial para enfrentar las múltiples formas de opresión que intersectan en el ámbito político. Estas autoras sugieren que la sororidad, más que una simple solidaridad, es una forma de resistencia colectiva que busca transformar las estructuras patriarcales, coloniales y racistas del poder político (Curiel, 2014; Segato, 2016).

̃ahui

24/10/2024

Género, violencia de género, violencia política de genero y sororidad.

Género:

El concepto de género ha sido central en los estudios feministas y de la teoría crítica de las últimas décadas. Desde un enfoque académico, el género no se refiere únicamente a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, sino a las construcciones sociales y culturales que definen lo que significa ser "hombre" o "mujer" en una sociedad determinada.

Judith Butler, en su obra El género en disputa (1990), introduce la idea de que el género es una performatividad, es decir, un conjunto de actos repetidos que crean la ilusión de una identidad estable. Butler cuestiona las nociones tradicionales que vinculan el s**o biológico con roles de género fijos, subrayando que las identidades de género son fluidas y sujetas a cambios en función de las dinámicas de poder y cultura.

Joan Scott, una historiadora clave en los estudios de género, argumenta que el género debe entenderse como una categoría de análisis histórico, ya que las relaciones de poder entre hombres y mujeres son históricamente contingentes y varían según las estructuras sociales y económicas. Esto significa que la subordinación de las mujeres no es natural, sino producto de un orden social que puede cambiar.

En este sentido, el género es una categoría relacional y política que está profundamente implicada en las estructuras de poder, tanto en el ámbito familiar como en las instituciones políticas y económicas.

2. Violencia de género:

La violencia de género es un fenómeno complejo que engloba cualquier forma de violencia ejercida contra una persona por razón de su género. Este concepto ha sido ampliamente discutido en el marco de las teorías feministas y los estudios sobre la violencia estructural.

Según Rita Segato, en su obra La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez (2006), la violencia de género no puede reducirse a actos individuales, sino que debe analizarse como un fenómeno estructural y sistémico. Segato argumenta que la violencia contra las mujeres, como los feminicidios, es una forma de "pedagogía de la crueldad", en la que se normalizan las relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres, siendo la violencia un mecanismo para mantener esas relaciones.

En la misma línea, Pierre Bourdieu habla de la violencia simbólica en su obra La dominación masculina (1998), donde destaca que las estructuras patriarcales reproducen las relaciones de dominación a través de mecanismos simbólicos (como el lenguaje, la educación y los medios), lo que legitima la violencia contra las mujeres.

La violencia de género, por tanto, no es solo física, sino que incluye formas psicológicas, emocionales, económicas e institucionales que perpetúan la subordinación de las mujeres en la sociedad.

3. Violencia política de género:

La violencia política de género es una forma específica de violencia que busca limitar o eliminar la participación de las mujeres en la esfera pública y política. Este concepto ha cobrado relevancia en las últimas décadas, especialmente en América Latina, donde las mujeres que participan en la política enfrentan múltiples formas de agresión, desde el acoso verbal hasta el as*****to.

Marcela Lagarde, en su obra sobre el feminismo y los derechos de las mujeres en América Latina, subraya que la violencia política de género es una manifestación extrema de la resistencia al cambio en las relaciones de poder entre los géneros. Las mujeres que acceden a espacios de poder rompen con las normas tradicionales, lo que provoca una reacción violenta por parte de los actores que se sienten amenazados por el avance de la igualdad de género.

Celia Amorós, una de las filósofas feministas más influyentes en habla hispana, ha discutido ampliamente cómo el acceso de las mujeres a los espacios de poder es limitado por un conjunto de barreras tanto formales como informales. En este sentido, la violencia política de género no solo es física, sino también simbólica y estructural, y está diseñada para deslegitimar la participación femenina.

4. Poder:

El concepto de poder es fundamental para entender tanto el género como la violencia de género, ya que las relaciones de género están profundamente imbricadas en estructuras de poder. Diferentes enfoques académicos han abordado el poder desde diversas perspectivas:

Michel Foucault, en su obra Historia de la sexualidad (1976), desarrolla la noción de que el poder no es simplemente una propiedad que poseen los individuos o las instituciones, sino una red de relaciones que se manifiestan en los discursos y prácticas sociales. El poder se ejerce de manera difusa, a través de normativas que regulan el comportamiento de los cuerpos, particularmente en términos de sexualidad y género. En este sentido, la subordinación de las mujeres es un efecto del ejercicio del poder a nivel micro (discursos y normas sociales), pero también a nivel macro (instituciones políticas y económicas).

Hannah Arendt, en Sobre la violencia (1970), distingue entre poder y violencia, señalando que el poder se basa en el consenso y la legitimidad, mientras que la violencia aparece cuando el poder se ve amenazado. En el contexto de género, la violencia contra las mujeres puede interpretarse como una reacción a la pérdida de poder por parte de los hombres en una sociedad que avanza hacia la igualdad.

El poder, por lo tanto, no es estático ni unidimensional, sino que circula y se manifiesta de manera diferente según los contextos, siendo el género una categoría clave para entender cómo se ejerce y se disputa.

1. Invisibilización como violencia simbólica:

La invisibilización de la participación de las mujeres en contextos políticos es un claro ejemplo de lo que Pierre Bourdieu define como "violencia simbólica". Es decir, es un acto de poder que, sin necesidad de recurrir a la violencia física, naturaliza la subordinación de las mujeres, haciéndolas parecer menos competentes o relevantes en los espacios de toma de decisiones. Cuando una mujer es interrumpida o ignorada en un evento político, se refuerza la idea de que su contribución es menos valiosa, perpetuando la desigualdad de género.

Ejemplo: En una reunión de gobierno local, una mujer política presenta una propuesta y es constantemente interrumpida por sus colegas masculinos, quienes toman la palabra sin que se le permita terminar su intervención. Este tipo de dinámica deslegitima su participación y refuerza la percepción de que su voz no tiene el mismo peso que la de sus colegas varones.

Este tipo de violencia está destinada a impedir o dificultar la participación de las mujeres en los espacios políticos, limitando su capacidad de ejercer el derecho a la palabra y a influir en decisiones importantes. Esta forma de violencia no solo es un ataque personal, sino que tiene implicaciones estructurales al perpetuar la exclusión de las mujeres de los espacios de poder.

Ejemplo: Durante una sesión de un gobierno local, cuando una mujer intenta intervenir, el presidente de la reunión la interrumpe y le niega el uso de la palabra bajo pretextos arbitrarios, mientras permite que sus colegas masculinos hablen sin interrupciones. Este acto mina su autoridad y busca desmoralizarla o intimidarla para que no participe activamente.

2. La violencia de género en la participación política:

La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y otros marcos normativos internacionales reconocen que la igualdad de género en la participación política es clave para la justicia social. Cuando las mujeres son invisibilizadas o se les retira la palabra en espacios políticos, se les niega su derecho a participar plenamente y en igualdad de condiciones con los hombres.

Además, la violencia política de género incluye no solo agresiones físicas o amenazas, sino también acciones que buscan reducir el poder y la influencia de las mujeres en el ámbito político. Al invisibilizar sus aportes o impedir su intervención, se les priva de ejercer su liderazgo, lo que refuerza la idea de que la política es un espacio predominantemente masculino.

16/10/2024

⚠️ DIFERENCIAS ENTRE PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y SOCIALIZACIÓN ⚠️

La participación ciudadana y la socialización son dos conceptos clave en la formulación e implementación de políticas públicas, particularmente en un contexto de gobierno local. Ambas herramientas son fundamentales no solo para el éxito de las políticas, sino también para la construcción de confianza y transparencia en la relación entre las autoridades locales y la ciudadanía. Desde el enfoque de Capano y Howlett, estas nociones se interrelacionan en el ciclo de las políticas públicas y tienen implicaciones directas sobre la percepción pública de la legitimidad y eficacia de los gobiernos.

1. Diferencias entre Participación Ciudadana y Socialización en el Diseño de Políticas

👉🏾 Participación Ciudadana

La participación ciudadana se refiere a la interacción directa entre los ciudadanos y el proceso de toma de decisiones. En el diseño de políticas, esta implica la creación de mecanismos formales donde la ciudadanía puede expresar sus preocupaciones, influir en las soluciones propuestas y participar activamente en las decisiones que afectan a su comunidad (Capano & Howlett, 2020). Esto puede incluir consultas públicas, referendos, mesas de diálogo y comités ciudadanos.

Diseño de políticas: En la fase de diseño, la participación ciudadana ofrece información valiosa sobre las necesidades locales, lo que permite que las políticas se alineen más estrechamente con la realidad de la comunidad. La participación es particularmente efectiva cuando se da en las primeras fases del ciclo de las políticas, permitiendo la co-creación de soluciones con los ciudadanos (Howlett et al., 2009).

Cadena causal: En términos de la cadena causal, la participación ciudadana se posiciona al principio, en las fases de diagnóstico y formulación de problemas. A través de este proceso, los ciudadanos ayudan a identificar problemas y prioridades, lo que genera una mayor legitimidad en las políticas públicas resultantes (Capano & Howlett, 2020).

👉🏾 Socialización

La socialización, por otro lado, se refiere a los procesos mediante los cuales los ciudadanos internalizan normas, valores y expectativas relacionadas con las políticas públicas, generalmente a través de campañas de comunicación, educación pública o medios de comunicación (Howlett et al., 2009). A diferencia de la participación ciudadana, la socialización no implica una interacción directa, sino un proceso de persuasión y concienciación sobre las políticas, con el fin de obtener la aceptación y cumplimiento por parte de la ciudadanía.

Diseño de políticas: En el diseño de políticas, la socialización actúa más durante la fase de implementación, donde las autoridades locales intentan generar apoyo para las políticas ya establecidas, promoviendo ciertos comportamientos o valores entre los ciudadanos.

Cadena causal: La socialización influye principalmente en las etapas de implementación y evaluación. Los ciudadanos, a través de campañas educativas o mediáticas, adoptan comportamientos que están alineados con las políticas propuestas, ayudando a garantizar su cumplimiento y sostenibilidad a largo plazo (Capano & Howlett, 2020).

2. Relación con la Confianza y la Transparencia en un Gobierno Local

El nivel de confianza que los ciudadanos depositan en un gobierno local depende en gran medida de su percepción de transparencia y la apertura a la participación activa. Tanto la participación ciudadana como la socialización tienen un impacto directo sobre estas percepciones, aunque de maneras diferentes.

👉🏾 Participación Ciudadana y Transparencia

Capano y Howlett destacan que la participación ciudadana contribuye significativamente a la transparencia, ya que implica la apertura de los procesos de toma de decisiones al escrutinio público. La ciudadanía tiene la oportunidad de acceder a información relevante, ofrecer retroalimentación y participar en el diseño de las políticas. Este nivel de involucramiento crea un sentido de propiedad compartida sobre las decisiones, lo que fomenta una mayor confianza en las instituciones locales.

Transparencia en la cadena causal: A través de la participación, los ciudadanos no solo entienden los problemas a los que se enfrenta su comunidad, sino que también pueden ver de primera mano cómo se diseñan las soluciones, generando un gobierno más transparente y responsable (Howlett et al., 2009). Este proceso de participación, si es bien gestionado, refuerza la percepción de que el gobierno local no está actuando unilateralmente, sino que escucha y responde a las demandas sociales.

Impacto en la confianza: Cuando los ciudadanos sienten que su voz ha sido escuchada y que han influido en las decisiones, es más probable que confíen en las instituciones locales. Esta confianza, a su vez, mejora la legitimidad de las políticas y facilita su implementación (Capano & Howlett, 2020).

👉🏾 Socialización y Confianza

La socialización, aunque no implica un nivel de interacción directa, es crucial para reforzar la legitimidad de las políticas a través de la internalización de normas y la creación de consenso. Sin embargo, la socialización por sí sola no necesariamente garantiza la confianza, ya que puede ser percibida como una estrategia unidireccional donde el gobierno impone su visión sin consultar a la ciudadanía.

Transparencia limitada: La socialización, cuando no está acompañada de mecanismos participativos, puede ser vista como una herramienta de control social más que de transparencia. La confianza en el gobierno puede verse socavada si los ciudadanos perciben que las políticas se imponen sin haber considerado sus puntos de vista previamente (Howlett et al., 2009).

Rol en la confianza: A pesar de estas limitaciones, una socialización bien manejada, con mensajes claros, basados en datos y bien fundamentados, puede mejorar la confianza, ya que demuestra que el gobierno local está comprometido con la educación pública y la información abierta. Las campañas de socialización sobre políticas ambientales, por ejemplo, pueden ayudar a aumentar el apoyo de los ciudadanos a las medidas adoptadas si se comunican de manera transparente y accesible (Capano & Howlett, 2020).

3. Interrelación de Participación, Socialización, Confianza y Transparencia

En el contexto de un gobierno local, la interacción entre la participación ciudadana, la socialización y la confianza en las instituciones es fundamental para asegurar políticas públicas exitosas. Un gobierno local que logra equilibrar estos dos aspectos tiene mayores probabilidades de mantener una relación de confianza con su ciudadanía.

Participación para construir transparencia: La participación ciudadana es una de las herramientas más efectivas para garantizar la transparencia y, por tanto, mejorar la confianza. La inclusión de los ciudadanos en el ciclo de políticas públicas, desde la identificación de problemas hasta la evaluación de las soluciones, asegura que las decisiones no solo se toman de manera abierta, sino también basada en las necesidades reales de la comunidad.

Socialización para fortalecer la implementación: A su vez, la socialización permite que los ciudadanos comprendan y acepten las políticas que fueron diseñadas. Una vez que los ciudadanos han participado en la formulación, la socialización actúa para garantizar que las políticas se interioricen y se adopten como normas de comportamiento aceptadas en la comunidad.

Conclusión

La participación ciudadana y la socialización desempeñan roles complementarios en el ciclo de políticas públicas, especialmente en el nivel local. Mientras que la participación ciudadana fomenta la transparencia y la confianza en las etapas de diseño y evaluación, la socialización es crucial para asegurar la aceptación y el cumplimiento durante la implementación. Ambas herramientas, gestionadas adecuadamente, son esenciales para la construcción de un gobierno local confiable y legítimo. Sin embargo, la transparencia debe ser priorizada, ya que sin ella, los esfuerzos de socialización pueden ser percibidos como manipulativos, comprometiendo la confianza ciudadana.

Referencias

Capano, G., & Howlett, M. (2020). Designing for Policy Effectiveness: Defining and Understanding a Conceptual Framework. Policy Press.

Howlett, M., Ramesh, M., & Perl, A. (2009). Studying Public Policy: Policy Cycles and Policy Subsystems. Oxford University Press.

Dentro de la deslealtad, engaños, y falsedad, nunca estuvo entre mis planes abandonar mis metas y objetivos; este es uno...
15/10/2024

Dentro de la deslealtad, engaños, y falsedad, nunca estuvo entre mis planes abandonar mis metas y objetivos; este es uno más de tantos que me he trazado a partir de situaciones complejas que se han desarrollado, esto, lo único que ha provocado es darme más fuerza para demostrar que se pueden hacer las cosas desde la COHERENCIA, la HONESTIDAD y el REAL COMPROMISO.

Un ciclo se cierra y se abre otro, lleno de retos académicos y humanos. Simplemente agradecido con la vida por todas las situaciones que se han movido durante todo este tiempo, y sobre todo, por coincidir con seres humanos fuera de serie.

04/10/2024

👉🏾 Diferencias entre políticas públicas y activaciones esporádicas(festivales, convenciones, acuerdos, convenios), desde categorías como: cadena Causal, activadores, marco de diseño, capacidades y mecanismos e instrumentos.

1. Cadena Causal

La cadena causal es el proceso lógico que conecta un problema público con su solución. En el caso de las políticas públicas, se parte de la identificación de un problema estructural o emergente, se analiza qué factores lo causan y se diseña una intervención que aborde estas causas de manera integral. Un festival cultural o un acuerdo entre organizaciones puede ser parte de la respuesta a una necesidad detectada (como revitalizar la identidad cultural o fomentar la cooperación), pero no necesariamente busca atacar las causas estructurales del problema. En cambio, las políticas públicas están diseñadas específicamente para intervenir en las causas profundas de los problemas sociales, económicos o ambientales.

Por ejemplo, si se detecta una disminución en la participación ciudadana en actividades culturales, un festival puede ser un instrumento para incrementar el interés a corto plazo. Sin embargo, la política pública sería la que diagnostica por qué ocurre esta falta de participación (causas económicas, educativas, acceso, etc.) y busca solucionarlo mediante un marco de intervenciones más amplio.

2. Activadores

Un activador es un evento o conjunto de circunstancias que pone en marcha la necesidad de una política pública. Según Capano y Howlett, los activadores pueden ser tanto emergentes como estructurales. En este contexto, un festival no es un activador por sí mismo, sino más bien una respuesta a una necesidad identificada. Los acuerdos y convenios, en cambio, podrían surgir como activadores en tanto que revelen problemas o abran nuevas oportunidades de colaboración, pero su función es más operativa que la de los activadores en el sentido estricto de las políticas públicas.

Un activador real podría ser, por ejemplo, un informe que muestra la necesidad urgente de fomentar el turismo local para enfrentar la crisis económica en una región. El festival podría ser una respuesta inmediata, pero la política pública sería el marco que regule y apoye el desarrollo del turismo a largo plazo, con un enfoque más estructural y normativo.

3. Marco de Diseño de Políticas Públicas

El marco de diseño de políticas públicas establece la estrategia para abordar un problema público, tomando en cuenta el contexto, los actores involucrados, los objetivos y los recursos disponibles. Un festival puede formar parte de la implementación de una política pública cultural o turística, pero no constituye en sí mismo una política pública porque carece de un marco normativo y de un enfoque estructural que abarque múltiples factores del problema.

Los acuerdos y convenios pueden ser herramientas útiles dentro de un marco de política pública, ya que permiten la coordinación entre diferentes actores (como gobiernos, empresas o instituciones). Sin embargo, por sí solos no son políticas públicas, ya que no representan un conjunto de decisiones formales del Estado para guiar la acción colectiva de manera normativa o estructural. En cambio, las políticas públicas incluyen la creación de reglas, programas y estructuras más amplias y sostenibles.

4. Capacidades

Las capacidades son los recursos institucionales, técnicos y financieros necesarios para implementar una política pública. Capano y Howlett subrayan que las políticas públicas efectivas dependen de la capacidad de las instituciones para ejecutarlas de manera sostenible. Un festival o un convenio puede requerir capacidades puntuales (logísticas, administrativas), pero no necesariamente implica el desarrollo de un aparato estatal o institucional para gestionar un problema público a largo plazo.

En contraste, una política pública debe diseñarse tomando en cuenta si existen las capacidades adecuadas para llevarla a cabo de manera efectiva. Por ejemplo, si el objetivo es fortalecer el turismo cultural a través de una política pública, se necesitarán capacidades tanto en términos de infraestructura (acceso a sitios culturales) como de gestión institucional (administración de fondos, coordinación interinstitucional). Un festival podría ser una pequeña parte de este esfuerzo, pero la política pública integraría una visión de largo plazo.

5. Mecanismos e Instrumentos

Los mecanismos son los medios a través de los cuales se implementan las políticas, y los instrumentos son las herramientas específicas utilizadas para alcanzarlos. Un festival puede ser un instrumento dentro de un mecanismo de promoción cultural o turística, pero en sí mismo no constituye una política pública. Un festival tiene un carácter temporal y su impacto, aunque positivo, tiende a ser limitado a corto plazo.

Por otro lado, los acuerdos y convenios son mecanismos útiles para coordinar esfuerzos entre actores, pero no representan una política pública a menos que estén integrados dentro de un marco regulatorio o normativo más amplio que guíe su implementación y seguimiento. Las políticas públicas, en cambio, utilizan una combinación de instrumentos coercitivos (como leyes o regulaciones), incentivos económicos (como subsidios o impuestos) y herramientas voluntarias (como campañas de sensibilización) para lograr un impacto duradero.

Conclusión

En resumen, un festival, un acuerdo o un convenio no son equivalentes a una política pública, aunque pueden formar parte del proceso de implementación o de los instrumentos utilizados para alcanzar ciertos objetivos. La diferencia fundamental radica en el alcance, la permanencia y la normatividad de las políticas públicas, que abordan problemas estructurales a largo plazo mediante un proceso bien diseñado que incluye una cadena causal clara, se activa mediante activadores, se formula dentro de un marco de diseño que considera las capacidades del Estado, y se ejecuta a través de mecanismos e instrumentos formales y sostenibles.

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