24/05/2022
24 de MAYO:
LA TAREA INCONCLUSA
Por: Jorge Serrano Vallejo
El Bicentenario de la Batalla de Pichincha es un hito en la historia nacional y latinoamericana.
Los hechos anteriores, el 10 de agosto por ejemplo, igualmente se convirtieron en puntos de referencia de la lucha de esos tiempos, y fueron motivaciones para que grupos de personas en
otras administraciones imperiales españolas en América los integraran a sus causas independentistas.
Varios generadores de opinión cuestionan la trascendencia de la gesta independentista, bajo el criterio de que el pueblo llano no alcanzó a integrarse al poder que se fue constituyendo, y que en la realidad fueron los mismos descendientes de los europeos quienes se posesionaron de
los gobiernos para instalar un modelo de estado y sociedad establecido en base a la
explotación dura a los descendientes de los pueblos originarios de Abya Yala.
Ambos enfoques son reales y no se los puede soslayar.
Es trascendental para la vida política de América conmemorar el Bicentenario convirtiéndolo en un tema para repensar la independencia de los pueblos y sus países; cuestionar si ahora tenemos el derecho a un estado que promueva la felicidad para todos en forma armoniosa y equitativa.
Y, por el otro enfoque, aceptar que el suceso histórico del inicio de la invasión a este
continente significó para los pueblos originarios la pérdida de todo: su derecho a expresarse con autoridad; a exhibir su cultura de dimensión universal; a gobernarse y gobernar sus dominios; a dirigir la economía del continente; a proteger y preservar la vida de todo ser vivo en la naturaleza; a proteger al planeta.
Al profundizar en este análisis los amables lectores podrían llegar a preguntarse, como
nosotros lo hacemos ¿es el ideal de la independencia un proceso finalizado?
Queda abierto el debate.