17/10/2022
SE ME TERMINARON LOS ARGUMENTOS
Por: José Avecillas Jaramillo
Se me terminaron los argumentos y no es que no pueda argumentar más, es solo que me cansé de buscarle explicación a todo, de querer conocer los detalles y de querer experimentar más allá de lo que cualquier humano podría soportar.
Es cierto.
Me he llevado al límite de mis propias fuerzas, al punto de no encontrar respuestas que satisficieran mis ansias de conocimiento; y no por ciencia, puesto que con cada nuevo saber se abría otra incógnita que me devolvía al punto de inicio.
-Y ahora te pregunto: ¿Ya estás contento?
- ¿Contento? No.
- ¿Y qué vas a hacer? Digo, si ya se te acabaron los argumentos y no estas feliz; cuál es tu plan para seguir, de ahora en adelante.
-La verdad, es que no lo tengo claro. Pensé que tú me podrías ayudar con eso.
-Puedo y quiero. La cuestión es ¿te dejarás ayudar? Sí, sí, sí, ya sé que eres orgulloso, que no te gusta pedir apoyo porque te gusta hacer las cosas a tu modo; pero, te invito a que depongas esa actitud y me permitas darte una mano, al fin y al cabo, nada tienes que perder y sí mucho que ganar.
-Pues, qué te diré. Llegado a este punto, que sea lo que Dios quiera, o sea, lo que tú quieras.
-Todo lo que has buscado vivir no fue tiempo perdido ni recurso mal gastado. De hecho, yo puedo construir tu nueva experiencia sobre esas bases. Si tú me dejas, claro…
- ¿Cómo lo harías? Si se puede saber.
-Con mucho amor; lo cual implica, paciencia, comprensión y acciones positivas.
-Tú eres todo eso.
-Pero no hablaba de mí, sino de ti.
- ¿Perdón?
-Comencemos por ahí. Debes perdonarte. Yo ya te he perdonado. Mira dentro de ti mismo y así como perdonas a los demás, deja de condenarte por los errores que has cometido. Siendo como eres, elegiste maneras que no dieron el resultado que esperabas. Te has herido mucho, al pensar que no eres digno, que no mereces ser feliz, que no tienes capacidad para poner un alto a tus incongruencias. Perdónate, sin eso no podríamos avanzar.
-Sabes que es cierto. Creo que debo perdonarme, bendecirme, y soltarme. ¿Cómo lo logro?
-Deja de argumentar en tu contra. Lo hecho, hecho está. Yo te daré las fuerzas y las salidas para que continúes y enfrentes las consecuencias de tus actos, que no es que han sido la maldad personificada. Yo te entiendo perfectamente, conozco los móviles de tus elecciones y de verdad te digo que no fueron producto de tener un alma negra. Te perdiste, de tanto argumento, el tuyo, el de los demás, y de aquello quedaste atrapado en un bucle, que te ayudaré a romper.
-Ok, me empeño en perdonarme. Hasta me siento aliviado con solo escribirlo.
- ¿Sabías que, en medio de todo este barullo, has estado llevando esperanza a otros?
-Creí que los otros estaban cansados de mí y que más bien, les estaba haciendo daño.
-Ese pensamiento era consecuencia de tu propia tristeza. Sin embargo, incluso en tus momentos más oscuros, tuviste “luces”, que yo te envié, y aún sintiéndote morir, tuviste fuerzas para enviar mensajes de ánimo. Créeme, eso no lo hace cualquiera. Esa es tu gran virtud y es en ella en la que vamos a trabajar porque, como te dije alguna vez, todavía tengo mucho bien que transmitir por medio de ti.
- ¡WoW!
- ¡Sí, wow! Y asómbrate más cuando sepas que a través de la historia humana, me he valido de aquellos que están rotos, torcidos, destrozados, marginados, apartados, despreciados y eso es porque mi grandeza se hace irrefutable en las debilidades de ustedes.
-Eso es lo más tierno que he escuchado.
-Obviamente, depende de ti comprenderlo, creerlo y dejarme actuar sin interferí, SIN ARGUMENTAR ni en favor ni en contra.
-Ok, ok, ya entendí. Es decir, me perdono, me bendigo, me suelto y pongo todo el asado en la parrilla.
-Muy buena metáfora culinaria. Exactamente, pones TODO en mis manos y te quedas quietecito. ¿Acaso ya no se lo dije al rey David en el versículo 10 del salmo 46?: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra”.
-Pero David era tu siervo, tú lo elegiste como rey.
- ¿Y crees que yo no te he elegido? Ese es el problema de millones de seres humanos. Dicen que Yo Soy, un Dios de amor, pero no creen que pueda elegirlos. Todos son elegidos, la situación es ¿quién lo acepta? ¿Lo harás tú? Y en esto depende de ti, porque no puedo obligarte a que lo creas; tú decides.
-Te creo, lo creo con todo mi corazón, con toda mi mente y con toda mi alma.
-Entonces, bástate mi gracia. Deja de argumentar, deja de buscar explicaciones, deja de querer tener todas las respuestas y deja de consultar a otros acerca de temas que son tan íntimos, tan personales porque a cada cual me revelo de formas inimaginables y que son solo competencia de aquellos que así lo ven y así lo aceptan para ellos. Ya me encargo yo de marcarles el camino.
-Gracias por amarme tanto.
-Gracias a ti por dejarte amar.
-Entonces, ¿borrón y cuenta nueva?
-Sea hecho según tu fe. Ahora sí, se te acabaron los argumentos.
-Gracias porque no eres argumento, sino amor en acción.
-Jamás lo olvides, yo estuve contigo, estoy contigo y estaré contigo para siempre.
-Te amo
-Y yo a ti.