¿Por qué ser voluntario?
ser voluntario, significa llevar a la práctica un trabajo sin fines de lucro y que contribuye directamente al bienestar del prójimo o de toda la sociedad. La labor realizada puede ser intelectual o física, pero su principal característica es que implica tiempo, dedicación y conciencia social.
En general la ciudadanía tiende a relacionar al voluntariado con temas como la pobreza y la indigencia, sin embargo existen diversas formas y campos de acción. Por ejemplo, utilizar la propia experiencia laboral para apoyar a alguna organización o persona que lo necesite, o acompañar a enfermos, niños o ancianos, son formas directas de aplicar el voluntariado. Existen posibilidades infinitas de trabajo desinteresado, y éste depende de la creatividad y de la disponibilidad de la persona que quiera ejercerlo.
Pero muchos se pueden preguntar: ¿Por qué debo ser voluntario? A continuación detallamos una serie de puntos que se pueden considerar para responder a esta interrogante.
Motivos:
Por la satisfacción de hacer algo bueno y llevar a la práctica algo que se sabe hacer bien.
Para ser y sentirse útil dentro de la sociedad.
Para aprender del trabajo y de los demás.
Para compartir un conocimiento o una habilidad.
Para ganar experiencia laboral.
Para conocer gente con intereses similares o diversos a los propios.
Para conocer otras realidades.
Para ayudar a las personas que lo necesiten.
Para romper la rutina diaria y divertirse.
Para sentir orgullo y valorarse.
Para hacer la diferencia.
Ser voluntario implica variados motivos, tanto personales como colectivos, que incentivan a las personas a llevar a cabo una práctica. Es cierto que no es posible determinar exactamente cuáles son esas motivaciones, sin embargo, comparten la necesidad de dar solución a los problemas que acongojan a la sociedad moderna.
Aunque no todos tienen la capacidad o vocación para llevar a cabo el voluntariado, lo fundamental es que de una manera u otra, cada uno sea conciente de la realidad que se vive. No estamos solos en el mundo, vivimos dentro de una sociedad que requiere de la preocupación, tanto individual como colectiva, para solucionar las diferencias existentes; por lo mismo hacer la vista gorda no ayudará en nada a todos aquellos que lo necesitan realmente.
En conclusión, lo cierto es que la responsabilidad social de la ciudadanía es remediar aquello que ella misma ha generado, por lo tanto, ayudar como voluntario, donar dinero o practicar alguna otra forma de cooperación, aporta un granito de arena a la realidad mundial que se vive actualmente.