14/10/2024
Soy Pacho
Espejismo en el transporte público
Por: Patricio Sanguano
Por razones que es muy largo explicar me vi obligado a utilizar el transporte público y realmente fue todo 'casi perfecto', hasta me pareció un espejismo, aquí un corto estracto de lo vivido.
A las 07:45 salí desde el valle de los chillos con dirección al sur de Quito, (al sector de Barrionuevo) abordé un bus de la compañía Amaguaña y llegué al Playón de La Marín, tomé la Ecovía para trasladarme hasta la Morán Valverde, algo que es imposible porque estas unidades recorren por la avenida Pedro Vicente Maldonado, para llegar a mi destino tuve que ir hasta Quitumbe y retornar hasta esa parada en Trole, mi imprudencia me restó unos 30 minutos de tiempo, pequé de paisano.
Al reunirme con mi hijo a eso de las 09:00 nos dispusimos retornar al valle, el menor me recomendó subir a El Metro, es la primera vez que abordo este medio masivo de transporte en la capital y me sentí como cuando Chespirito, el Chavo visitó Acapulco, tropesaba a cada paso que daba, todo era nuevo para mí. Andrés, mi hijo pagó el pasaje y me guio dentro de la terminal para que no cometa ninguna imprudencia. 'Si no respetas la normativa te llamarán la atención', dijo. Dentro de la terminal Morán Valverde decenas de luces nos recibieron, bajamos varios pisos por una escalera eléctrica, todo lucía limpio, ordenado, nuevo, hay nomenclatura, señalética, unos asientos de acero inoxidable nos permite una estancia saludable. Al abordar el tren todavía pude oler el olor de la pintura de la carrocería, de los asientos, de la cubierta, la gente viaja cómoda se me vino a la memoria la apertura del Trolebús en 1995 y su actual estado, me preguntó ahora ¿Cuánto nos durará lo bueno del Metro?. El traslado dentro del tren fue un abrir y cerrar de ojos, no se a qué velocidad fuimos pero nos dijeron que el recorrido por las nueve estaciones dura 33 minutos, sentados cómodamente viajamos hasta la parada de la Universidad Central y luego volvimos a subir a un bus convencional para regresar al valle, en estos buses se vive otro drama. En la tarde a eso de las 17:00 retorné a dejar a mi hijo, está vez viajé directo hasta la estación de El Metro en El Ejido y tuve la misma experiencia que en la mañana, todo bien como todo lo nuevo, llegamos a la estación Moran Valverde sin el estrés de chocar entre los pasajeros, pelear con el ayudante y molestarme cuando veo a los conductores manejando con el celular en el oído. La sorpresa fue a mi retorno al valle, ya en el sur bajé hasta la Teniente Hugo Ortiz y abordé un bus que me trasladó en solitario, por toda la Alonso de Angulo y la Napo hasta llegar al Playón de La Marin, al final me preguntó en el caso de los alimentadores ¿compensa movilizar la unidad con un solo pasajero?, algo está mal, no está funcionando. PSD