09/10/2024
La explotación minera: un atentado ecológico contra el futuro de nuestra tierra y nuestra gente
Por: Henry Zacarias, cineasta, comunicador y profesor de Artes.
SAN JUAN DE LA MAGUANA, República Dominicana (8 de octubre 2024).-En estos días, hemos sido testigos de una movilización sin precedentes. Miles de ciudadanos de todas las regiones del país, preocupados por el bienestar de sus comunidades y el futuro de la República Dominicana, se han unido en una marcha histórica en contra de la explotación minera en nuestras tierras. Las voces que se alzaron el pasado sábado en San Juan de la Maguana no solo representan una lucha local, sino también un grito desesperado en nombre de todos los pueblos del mundo que han sido devastados por los estragos de la minería irresponsable.
La minería, particularmente cuando se realiza cerca de fuentes acuíferas y terrenos agrícolas, no es simplemente una actividad económica. Es, en muchos casos, un factor de destrucción ambiental y social que deja cicatrices imborrables. Como cineasta, comunicador y profesor, me siento en la obligación de denunciar con firmeza los impactos irreversibles que esta práctica puede tener en nuestra tierra y en la vida de quienes dependen de ella.
El caso de San Juan de la Maguana: un ejemplo claro del riesgo
En la provincia de San Juan, el proyecto minero ha generado una legítima preocupación entre los habitantes. Estamos hablando de una región donde se encuentra el Valle de San Juan, un área que es considerada el "granero del sur", vital para la producción agrícola del país. Además, esta zona es rica en fuentes acuíferas, que no solo abastecen a los campos de cultivo, sino también a las comunidades que dependen de estas aguas para su subsistencia, como es el caso de Azua y Barahona.
La intención de explotar una mina subterránea en esta área supone un peligro inminente para los recursos hídricos y los terrenos agrícolas. Sabemos, por experiencia en otros países, que las minas cercanas a fuentes acuíferas pueden causar filtraciones de sustancias tóxicas que contaminan el agua, generando un daño irreversible tanto para el medio ambiente como para la salud humana. Y en el caso de San Juan, las consecuencias serían devastadoras para miles de agricultores y familias que dependen del agua limpia y las tierras fértiles para su sustento. Promovamos el agroecoturismo, sostenible en el tiempo, deja muchas más riquezas a los pobladores de la zona que cualquier tipo de minería, en que solo los grandes políticos corruptos cogen grandes tajadas del dinero que se llevarán al extranjero las multinacionales y a ti solo te quedan la contaminación y enfermedades que te convierten regularmente en un pueblo fantasma e inhabitable, no seas pendejo o tonto útil.
Ejemplos internacionales: lecciones que no debemos ignorar
La explotación minera subterránea ha dejado un legado de devastación en muchas partes del mundo, y es esencial que aprendamos de esos errores para evitar una tragedia similar en nuestro país.
Uno de los casos más desgarradores es el de Pascua Lama, un proyecto minero en la frontera entre Chile y Argentina, que estuvo en el ojo del huracán por sus impactos ambientales. La empresa detrás de la mina prometió riqueza y desarrollo para las comunidades locales, pero lo que dejó fue contaminación y destrucción. Las filtraciones de sustancias tóxicas como el mercurio y el cianuro en los ríos cercanos afectaron gravemente la calidad del agua, arruinando los ecosistemas locales y poniendo en peligro la salud de miles de personas.
Otro caso emblemático es el de La Oroya, en Perú, donde la explotación minera ha sido devastadora para la salud de sus habitantes. La contaminación del aire y el agua por metales pesados como el plomo ha tenido consecuencias catastróficas, dejando a una generación de niños con graves problemas de salud. La minería subterránea en esta región no solo envenenó el medio ambiente, sino que también convirtió a la comunidad en una de las más contaminadas del mundo.
En ambos casos, las promesas de desarrollo económico fueron rápidamente eclipsadas por los efectos destructivos en el medio ambiente y la calidad de vida de las personas. ¿Es esto lo que queremos para San Juan de la Maguana?
Ciencia y realidad: los peligros de la minería cerca de fuentes acuíferas
La ciencia ha demostrado una y otra vez que la minería cerca de fuentes de agua es extremadamente peligrosa. Las minas subterráneas pueden causar daños permanentes a los acuíferos subyacentes, reduciendo la calidad del agua y provocando su contaminación. Durante la extracción, se utilizan productos químicos tóxicos como el cianuro y el mercurio para procesar los minerales, y estos pueden filtrarse en las aguas subterráneas, afectando los ríos, los arroyos y las tierras circundantes.
De acuerdo con estudios realizados por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos, el impacto de la minería en los recursos acuíferos puede durar décadas, o incluso siglos. Una vez que las sustancias químicas tóxicas entran en los acuíferos, es casi imposible eliminarlas por completo, lo que significa que las generaciones futuras podrían estar condenadas a vivir con las consecuencias de la contaminación causada hoy.
Además, la minería subterránea provoca la remoción de grandes cantidades de tierra, lo que altera la estabilidad de los terrenos y puede causar hundimientos, destruyendo terrenos agrícolas y generando pérdidas económicas devastadoras para las comunidades locales. En el contexto de San Juan de la Maguana, donde la agricultura es una actividad económica esencial, esto no es solo una amenaza, es una condena.
El valor de lo que tenemos: un futuro sostenible
Como país, debemos preguntarnos qué tipo de desarrollo queremos. ¿Un futuro donde las tierras fértiles y las aguas limpias se destruyan en nombre de la minería? ¿O uno donde protejamos nuestros recursos naturales y los usemos de manera sostenible para garantizar el bienestar de las generaciones futuras?
San Juan de la Maguana ha sido, y sigue siendo, una joya de la agricultura dominicana. Sus tierras son un recurso invaluable, no solo para la economía de la región, sino para el suministro alimentario de todo el país. Además, las fuentes acuíferas de la región son vitales para la vida misma. Arriesgar estos recursos por una promesa fugaz de desarrollo minero sería un error catastrófico, uno del cual no podríamos recuperarnos.
Conclusión
Debemos aprender de los ejemplos internacionales y no caer en los mismos errores. La minería en zonas cercanas a fuentes acuíferas y terrenos agrícolas ha dejado un legado de destrucción en otros países, y no podemos permitir que esto suceda en la República Dominicana.
Como cineasta y profesor, me veo en la obligación de alzar mi voz en contra de la explotación minera irresponsable. Es hora de que defendamos nuestra tierra, nuestras aguas y nuestra gente. No podemos permitir que el futuro de San Juan de la Maguana, ni de ninguna otra región del país, sea destruido por la avaricia y la falta de visión.
Este no es solo un llamado a la acción. Es una defensa del país que todos queremos construir, uno donde la sostenibilidad, la vida y el respeto por la naturaleza sean los pilares fundamentales del desarrollo. Debemos decir NO a la explotación minera en San Juan y en cualquier otra región que ponga en riesgo lo más valioso que tenemos: nuestra tierra y nuestras aguas, promovamos el agroecoturismo como fuente de empleos y generar recursos interminables en el tiempo.