27/07/2022
🙏 salsaconestilo.com lamenta el fallecimiento del gran cantante colombiano de música popular conocido como "El Rey del Despecho". La voz y la obra de Darío Gómez son el referente mayor en la evolución de la música cantinera y de carrilera en Colombia.
En su libro “Clavelitos con amor”, el académico quindiano Carlos Humberto Illera se refería de esta manera al despecho como sentimiento promotor de la creatividad: “De no ser por el despecho no existirían las cantinas, los cafés y los bares de mala muerte, que es como se denomina a los establecimientos en donde, por causa de tan sublime sentimiento, se pasa con facilidad a mejor vida con la colaboración de certeras puñaladas, antiestéticos machetazos y ruidosas balaceras.
A tan humano sentimiento damos gracias quienes hemos amado infinitas veces y derramado incontables y dolorosas lágrimas”. En la misma reflexión asegura que “gracias al despecho es que Darío Gómez es ‘rey’ de alguna cosa, y a fuerza de cantarle sin cesar pudo conseguir el billete para echar a andar su propia disquera”.
Nacido en Los Cedros, vereda de San Jerónimo, Antioquia el 6 de febrero de 1951, Darío de Jesús Gómez Zapata compuso su primera canción a sus 16 años, mientras se desempeñaba en las labores del campo y la mecánica. Años atrás su abuelo materno le había regalado un tiple que despertó desde su infancia la inquietud por la música.
Tras mucho aventurarse entre Medellín, Armenia, la serranía del Perijá y Venezuela y luego de tocar las puertas de muchas casas disqueras para mostrar su trabajo sin mucha suerte, Gómez llegó hasta el sello Codiscos a finales de la década del 70. Allí se interesaron por varias de sus composiciones y empezó a escribir temas para otros artistas. Luego se incorporaría al sello como director artístico y grabaría con su hermano Heriberto Gómez a dúo, bajo el nombre de Los Legendarios.
En esa formación, el cantante y compositor escribió la pieza “Ángel perdido”, una dedicatoria a su fallecida hermana Rosángela que logró vender más de medio millón de copias. Sería el primer eslabón de la cadena de éxitos para el cantautor antioqueño.
Entre 1977 y 1982 mantuvo la formación de Los Legendarios, y probó suerte también en el campo de la música parrandera, con su agrupación Los Viejitos Verdes. Justo a principios de la década de los ochenta es que decide dar un paso al costado en Codiscos para fundar su propia productora, Discos D**o, en la que grabaría sus primeros éxitos, enfocados justamente en uno de los sentimientos más profundos del ser humano: el despecho.
Tras la aparición del trabajo "Nuestro ídolo" en 1989, Gómez daría el salto a la inmortalidad. De ahí proviene su clásico “Nadie es eterno”; inspirado en una conversación con su cuñado en una visita a su natal San Jerónimo. Le recordaba aquel familiar que debajo de la cantina donde se encontraban quedaba antes un viejo cementerio, del cual ya no quedaba “ni la tumba ni la cruz”. Así surgió ese megaéxito que partió en dos la historia de la música popular en Colombia.
Desde ese entonces, la voz y la obra de Darío Gómez son el referente mayor en la evolución de la música cantinera y de carrilera, que gracias a su aporte empieza a ser conocida como "música de despecho". Hoy, sigue recordando con orgullo cómo esa producción, resultado del trabajo arduo y auténtico, lo convirtió en la cabeza de un movimiento consolidado que llegó para quedarse, gracias a creaciones como “Así se le canta al despecho”, “Nueve años de soledad”, “Esta navidad no es mía”, “El caso de dos mujeres”, “Si negabas que buscabas”, “Entre comillas”, “Corazonada”, “El rey del despecho” y muchas más. Fuente Radio Nacional de Colombia Condolencias para sus familares y amigos ¡Hasta siempre Darío!