18/11/2024
Estamos en plena de Bienal de La Habana. La gente de teatro hace performances, los pintores hacen happenings y también performances, los bailarines hacen performances y también happenings. Pintores, teatreros, bailarines y espectadores modifican la ciudad que se erige como Babel de expresiones en espacios que desarreglan la mirada ordinaria.
Hay que decir que los performances y los happenings no son más que hechos escénicos que desde los mediados del siglo XX han dado muchísimo al teatro.
Un happening es un suceso que se rige por ese decir que me gusta tanto: «como vaya viniendo vamos viendo».
Los happenings no tienen argumento. Eso sí, cuentan con una fuerte presencia de acciones, es lo que se llama carácter performativo del happening.
En un happening, como en un performance, el público forma parte de la mezcla indómita de los componentes escénicos: la luz, el sonido, la voz, la música, el tiempo, la iluminación, los gestos, el movimiento, el espacio concebido.
Tanto en el happening como en la performance se elimina el escenario convencional, las acciones suceden donde sea. El performance, particularmente, interviene en la realidad, inventa significados sin narrar de forma lineal una historia.
¡Qué viva el fragmento! Ese el lema del performance y del happening. En ninguno de los dos eventos es significativo el gesto sino la gestualidad, no el espacio sino la espacialidad.
La Habana en Bienal de Artes Plásticas
✍️ Roberto Pérez León
📸 Escena del performance «Negrociação», del artista brasileño Yhuri Cruz, invitado a la 15a. Bienal de La Habana.