16/05/2017
El beso se ve torpe, pero sus ardores fueron apasionadamente intensos..., para la libertad de expresión. Antonio Álvarez Desanti y Gonzalo Ramírez se besan en una imagen falsa, satírica y urticante que lució ayer en un cartel en las barras de público de la Asamblea Legislativa. El mensaje, llevado por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR), duró desplegado unos 40 minutos antes de que oficiales de seguridad de la Asamblea lo descolgaran.
Alexis Chacón, periodista de Presidencia de la Asamblea, contó que el primero en reaccionar ante el mensaje en el plenario fue el liberacionista Rolando González, quien habría afirmado que el cartel era un irrespeto a la investidura del Congreso y a los diputados. La diputada del PAC, Marcela Guerrero, habría tratado de convencer infructuosamente a los manifestantes de bajar la manta en la barra de público. Finalmente, el propio Ramírez, presidente del Congreso, dio la orden a seguridad de bajar el cartel. “No hubo forcejeo, agresión, y a nadie se le trató con irrespeto”, dijo Chacón. Ojo a las Noticias trató de conversar con Gonzalo Ramírez, pero no fue posible ubicarlo inmediatamente por teléfono.
El cartel fue parte de una manifestación ciudadana del Frente por los Derechos Igualitarios ante lo que el grupo considera un “contubernio” entre el PLN y el bloque conservador religioso de la Asamblea Legislativa, informó la abogada Larissa Arroyo. Tanto ella como Pablo Sánchez, de la FEUCR, afirman que nunca se les informó de los motivos para descolgar el cartel. “Consideramos que hubo una represión de la protesta social y de la libertad de expresión”, dijo Sánchez. “No hay claridad sobre cuál es el sustento jurídico por el cual la autoridad estatal accionó”, dijo Arroyo.
El episodio es un ejemplo clásico de fricción entre el derecho a ejercer la sátira política y el derecho a la imagen y al honor. Ojo a las Noticias consultó a Giselle Boza, coordinadora del Programa de Libertad de Expresión, Derecho a la Información y Opinión Pública (PROLEDI - UCR). Boza dice que, aunque tampoco conoce los fundamentos usados para bajar el cartel, el hecho sería una lesión ofensiva a la libertad de expresión, en especial en el ejercicio de la crítica política. “Los funcionarios públicos deben soportar un mayor nivel de crítica, aun aquella que resultara ofensiva o desagradable, si esto contribuye al ejercicio del debate democrático”, dice Boza. La abogada remite a la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Canese contra Paraguay (vea un fragmento en las imágenes).
Arroyo anuncia que llevarán la denuncia a instancias judiciales, y al final nos queda la antinoticia: un beso entre personas del mismo s**o (e incluso su insinuación ficticia) sigue siendo tabú en Costa Rica, o al menos parece serlo entre los diputados de la República. Los tabúes son malos consejeros del debate político, porque de los tabúes no se habla, los tabúes se ocultan y se censuran.
Con lo que nunca cuentan los tabúes es con el humilde efecto Streisand: el intento de ocultar o censurar una pieza información solo aviva su fuego. // Darío Chinchilla Ugalde