21/08/2024
Amiga, ¡no enfrentes la tentación sola!
Pensarías que de todas las personas, Jesús, estaría exento de la tentación, ¿verdad? Quiero decir, Él estaba lleno del Espíritu. ¡Él era… Dios! Y también era completamente hombre, y Hebreos 2:17 explica que Él tenía que ser tentado:
“Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus hermanos (esas somos nosotras) en todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote en las cosas que a Dios conciernen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo.”
De hecho, Jesús conoce el dolor de la tentación más agudamente que tú y yo jamás pudiéramos sentirlo, precisamente porque Él nunca cedió a ella—Él fue tentado por largo tiempo y frecuentemente, pero siempre sin pecado.
En cada tentación Satanás trató de inducir a Jesús a actuar de manera contraria a la completa dependencia de Dios” .
La primera tentación parecía tan legítima. Jesús no había comido nada en los 40 días que estuvo en el desierto. ¡Él debía estar hambriento! Satanás lo tienta a convertir las piedras en pan 🥖(la cual, por cierto, hubiera sido tan fácil de hacer para Jesús como para nosotras abrir el grifo y obtener agua). Pero Jesús prefiere quedarse hambriento a moverse fuera de la voluntad de Su Padre. Él espera la palabra y provisión de Su Padre.
Justo después de esta tentación, Satanás le muestra a Jesús todos los reinos del mundo, y le ofrece autoridad sobre ellos si Jesús solo le adorara. Jesús definitivamente vino a obtener todo el poder y la gloria, pero Él iba a recibirlo en el tiempo y a la manera de Su Padre. Y la manera de Su Padre incluía la muerte en una cruz. Él percibió que Satanás le estaba ofreciendo una corona sin la cruz✝.
¿A qué es lo que el enemigo te está tentando hoy a obtener por ti misma, en lugar de esperar a la provisión de tu Padre? En tu tentación, ¿Estás confiando en Dios como Jesús lo hizo?
Hebreos 2:18 nos dice:
“Pues por cuanto Él mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados.”
Jesús es capaz de ayudarte a ti y a mí, ahora mismo, si tan solo clamáramos y dependiéramos de Él en nuestras tentaciones. Recuerda, ¡Él ha estado allí!