Cuando el salmista mira el cielo, la luna y las estrellas, siente la inmensidad del universo y, al mismo tiempo, se pregunta: ¿Cómo es posible que Dios, el Creador de todo, se fije en nosotros, seres tan pequeños y frágiles? Esta pregunta revela un asombro profundo. Aunque somos insignificantes frente a la vastedad del cosmos, Dios no solo nos ve, sino que nos da un valor inmenso. Nos ha hecho casi como dioses, rodeándonos de amor, honor y dignidad. Este pasaje nos recuerda que, a pesar de nuestras dudas y debilidades, Dios siempre está cerca, viéndonos con ternura y otorgándonos un lugar especial en su corazón.
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2 Corintios 4:18 DHH
] Porque no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve, ya que las cosas que se ven son pasajeras, pero las que no se ven son eternas.
Hebreos 13:8 DHH94PC
[8] Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.
Colosenses 4:2 NTV
[2] Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido.
Filipenses 4:7 NTV Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5:17-18 NTV
Nunca dejen de orar. Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.
1 Juan 4:4 NTV
[4] Pero ustedes, mis queridos hijos, pertenecen a Dios. Ya lograron la victoria sobre esas personas, porque el Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo.