03/10/2024
Buscando soluciones
Frente a este panorama, y a pesar de todas las dificultades fiscales, no es conveniente proponer una nueva reforma tributaria. Entre las alternativas habría que pensar en:
Primero. Mejorar la eficiencia del gasto. Son numerosas las razones de la ineficiencia del gasto. Una de ellas es la corrupción, pero en ningún momento es la causa más importante, aunque desde el punto de vista de la opinión pública sea la que más llena titulares.
La Comisión del Gasto y de la Inversión Pública hizo un cuidadoso análisis de las características del gasto público en Colombia. Mostró que no tiene sentido pensar en una reducción del gasto, pues es imposible bajarlo, entre otras razones.
Propone gastar más, pero de manera eficiente. Y una forma de hacerlo es mediante el presupuesto por programa, que obliga a priorizar el gasto y la inversión alrededor de proyectos estratégicos, en los que concurren diversas fuentes de financiación (presupuesto General de la Nación, regalías, Sistema General de Participaciones, recursos de las ciudades y departamentos).
Uno de los artículos del plan de desarrollo, Colombia Potencia Mundial de la Vida, exige que se aplique el presupuesto por programa. Si el país realmente avanzara en esta dirección se reducirían muchos de los problemas que hoy tiene el presupuesto, que es inflexible, lleva a una fragmentación de la inversión por sectores y por departamentos, y está amarrado a las anualidades.
Segundo. No desestimular las inversiones en hidrocarburos y minerales. Estos recursos son necesarios. Los avances hacia la economía verde son lentos, y no se logran de un momento a otro. En la estructura de las exportaciones de Colombia, el petróleo y los minerales representan el 60 %.
No se puede pretender que esta matriz cambie de un momento a otro y, sobre todo, se debe reconocer que, para reducir la dependencia del petróleo, se tiene que aumentar la producción hasta llegar a un millón de barriles día. Hoy se están produciendo 750 mil barriles diarios.
Tercero. Es necesario discutir la misionalidad del Banco de la República, y la pertinencia de controlar la inflación por la vía de la tasa de interés. En la literatura se conoce como tasa de sacrificio el costo que tiene para la economía los instrumentos que utilizan los bancos centrales para reducir la inflación.
En Colombia se ha considerado que el aumento de la tasa de interés es el mecanismo privilegiado para combatir la inflación. Pero esta decisión ha tenido un impacto negativo en el crecimiento y el empleo. La tasa de sacrificio ha sido muy alta. De acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales (BIS), los bancos centrales deben replantear su misionalidad. En lugar de insistir en los viejos instrumentos de corte monetarista, deberían diseñar mecanismos que permiten financiar la transición hacia una economía verde.
En las reuniones que ha tenido el gobierno con los gremios para discutir las medidas de reactivación se vuelve, una y otra vez, sobre la tasa de interés. En el acuerdo al que se acaba de llegar con los banqueros, se insiste en ampliar el crédito y bajar esta tasa. El margen que tienen los bancos privados está condicionado por la tasa de referencia (o de política monetaria) determinada por el Banco de la República, y si esta continúa tan alta como ahora, no será posible la reactivación.
Cuarto. Ha llegado el momento de abrir el debate sobre la necesidad de repensar la regla fiscal. El rango de acciones es amplio, y va desde la suspensión de la regla, hasta el diseño de diversas modalidades de flexibilización.
En el 2020 y el 2021, para poder responder a la COVID-19, se suspendió la regla fiscal. Puesto que ahora el país atraviesa por una situación fiscal especialmente compleja, se podría pensar en su suspensión y/o flexibilización.
Del informe del BIS se desprende la posibilidad de introducir una regla fiscal verde, que permite excluir de la contabilidad del déficit aquel gasto, debidamente certificados, que se destine a la protección y consolidación de activos ambientales. Este gasto es cualitativamente diferente a los demás, y se debe tratar con criterios especiales.
En la contabilidad fiscal, para la determinación del déficit, todos los gastos se suman como si fueran de la misma naturaleza. La regla fiscal verde supone que el gasto ambiental es cualitativamente diferente a los demás, y no debería sumar como los otros.
Quinto. En lugar de una nueva reforma tributaria, se debería buscar la ampliación y la consolidación de las fuentes de ingreso de las ciudades grandes e intermedias.
Las rentas derivadas del suelo y del urbanismo tienen enormes potencialidades que no se han aprovechado. Las ciudades del país no están cobrando por congestión. Tampoco cobran derechos de edificabilidad, ni primas de localización, y a duras penas recuperan las participaciones en plusvalías.
Y con respecto a las finanzas de los municipios pequeños y de los departamentos, es necesario comenzar a discutir las conclusiones de la Misión de Descentralización, que acaba de entregar el informe final.
La discusión del presupuesto del 2025 pone en evidencia la difícil situación fiscal por la que atraviesa Colombia. Para que el país pueda cumplir con sus obligaciones ese año se deben tomar medidas urgentes.