10/02/2025
EL PREMIO GORDO
Un hombre acosado por la difícil situación económica, como la que vivimos la mayoría de los colombianos; diariamente al levantarse suplicaba al Altísimo para que le ayudara a salir de los enredos económicos que lo martirizaban.
Un día en medio de la desesperación, cansado de los resultados negativos de aquellas suplicas, se hincó de rodillas ante la cama, furioso le daba puñetazos y llorando por la impotencia que le producía aquel estado de indefensión, exclamó en voz alta: “¡Dios mío, ¿por qué no escuchas mis súplicas?, si realmente existes hazme una señal! ¡Respóndeme oh Dios mío!” Repetía una y otra vez lo mismo.
De pronto fue interrumpido por una extraña voz de origen desconocido que hacía eco en su mente atribulada, la cual decía: “¡Métete a políticooooo, métete a políticooooo!” El hombre aterrado por aquella voz, levantó la cabeza, buscó con la mirada por todos los rincones de la habitación pero no vio nada. Al rato volvió a escuchar la voz repitiendo lo mismo. “¡Métete a políticooooo, métete a políticooooo!”
El hombre, temeroso pero empujado instintivamente por la fuerza natural y el deseo de salir de aquel “atolladero”, se atrevió a preguntar: ¿quién me habla?, ¿eres tú, Señor?”
- “¡Si, soy yo!, ¿no me estabas llamando?, ¡pues aquí me tienes!”
- “¡Pero, Señor, tú me dices que me meta a político!, ¡Yo no sé nada de política!, ¡además, ¿qué tiene que ver la política con lo que yo te estoy pidiendo?!
- “¡Mucho!. Los que se dedican a la política adquieren otro status económico, otro modo de vida, ¿o es que no te has dado cuenta? ¡Fíjate!, muchos que no tenían ni donde caerse mu***os, ingresaron a la política, ocuparon cargos públicos y al cabo de 3 o 4 años, aparecen con fincas, ganado, casas lujosas, carros último modelo costosísimos; pero claro, esto no es fácil, porque para lograrlo tienes que entrar al círculo poderoso de los pulpos manipuladores, porque de lo contrario, ¡no harás nada!”
- “¡Señor, ¿y cómo lo hago?!”
- “¡Como te dije, no es fácil! Primero comienza en tu barrio, haciendo parte de las JAC: Juntas de Acción Comunal, utiliza estrategias para que la comunidad te crea, conviértete en líder, inventa campañas como la del vaso de leche, o los mercaditos para los hambrientos. ¡Ofréceles todo tipo de ayudas, y así poco a poco vas ganando terreno, llegas a ser presidente de la Junta de Acción Comunal, luego te lanzas para el Concejo Municipal, prometes paquetes de ilusiones encostaladas, y estoy seguro que estos hambrientos te respaldaran! ¡Así que pilas!, ¡Intenta una y otra vez!, ¡Porque el objetivo es ganar a costa de lo que sea!, ¡Involúcrate con los “pulpos” aunque te conviertas en marioneta de ellos, pero llega al poder y verás que todos tus llantos y sufrimientos económicos serán recuerdos quiméricos!, ¡porque ocupar un cargo público es como ganarse el premio gordo de la lotería!”
Verdaderamente que una de las formas más fáciles de adquirir riquezas es con los negocios ilícitos, lo cual es castigable y la politiquería es uno de estos negocios, pero en Colombia, los mismos que hacen las leyes, son los mismos corruptos. Entonces, ¿ante quién clamamos justicia?
Los que llegan a ocupar cargos públicos por elección, o por tráfico de influencias, se les olvida el sufrimiento del pueblo que los llevó hasta allá, es por ello que la política hoy es sinónimo de avaricia y la avaricia es uno de los sentimientos más ruines del ser humano.
Observación: Esa voz extraña que aconsejó al hombre atribulado, no era la de Dios, porque a Dios no le gustan las cosas fáciles. Esa voz de ultratumba era la del diablo, que aprovechando el desespero por la difícil situación económica, estimula al hombre para que alimente su alma de sentimientos avaricos.
Autor
Manuel Gil Ortega