25/07/2024
LICENCIADO EN MÚSICA
Gracias a Dios que siempre bendice mi vida. Hoy cierro, de alguna manera, un proceso en el que siempre conté con el apoyo de mi papá, mi mamá y mi hermana. A Luisa le doy gracias por ser mi pareja, mi apoyo, y por acompañarme también en la culminación de este proceso, en el que siempre estuvo allí para animarme y decirme que terminara. Debo reconocer que no fue fácil, pero agradezco a Dios por todo lo vivido. Por difícil que haya sido, valió la pena cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día invertido en este proceso.
Debo decir que, al imaginarme este momento, siempre pensé que sentiría una sensación agridulce, pensando en que mi papá hoy no está con nosotros. Me siento feliz porque, aunque él no está físicamente, siento que en mi corazón sigue viviendo. Siempre recuerdo cómo, meses antes de morir, me dijo que se sentía muy orgulloso de mi hermana y de mí. "MIJO, termine la universidad", solía decirme.
Tengo que reconocer que no todos tienen el privilegio de tener padres que paguen sus carreras y brinden todo económicamente. De hecho, yo no fui de esos, porque mi padre no me pudo apoyar económicamente. Sin embargo, todos los días madrugaba para llevarme a tomar el bus que me llevaría a Pereira a estudiar. Cuando llegaba a las 10 o 11 de la noche, él también estaba atento para ir a recogerme. Mi mamá y mi hermana estaban pendientes de mi alimentación, madrugaban y se aseguraban de que tuviera lo necesario para la universidad. Cuando yo no tenía dinero, mi hermana trataba de ayudarme junto con mi mamá.
Lo que más resalto del apoyo de mi familia es que siempre creyeron en mí y me animaron, incluso cuando tenía que parar un semestre por cuestiones económicas. Ellos siempre pensaban que en el próximo semestre podría retomar la universidad. Estudié un semestre y trabajé otro, y en los últimos momentos de la carrera, estudié todo el día y trabajé en la noche en mariachis o en algunos trabajos que resultaran. Me desanimé varias veces y consideré no seguir, especialmente durante la pandemia, que me hizo considerar no terminar. Sin embargo, el recuerdo de mi papá diciéndome "MIJO, termine la carrera" y el constante apoyo moral de mi mamá y mi hermana hicieron posible este logro, junto con mi propia disposición.
No puedo olvidar el apoyo de muchas personas en este proceso: amigos, conocidos, compañeros de universidad y de trabajo que, de alguna manera, contribuyeron a que hoy esto sea posible. Solo puedo decir gracias a Dios, gracias a la familia, gracias a Luisa, mi compañera de vida. En estos dos últimos años, ella se sentaba a acompañarme mientras yo realizaba la tesis o preparaba mis trabajos, trasnochándose a mi lado con una sonrisa. Las amo mucho.
Solo me queda decir que vale la pena no rendirse. Los procesos de cada persona son muy distintos. Todos quisiéramos terminar una carrera en cinco o seis años, pero a otros, por diferentes circunstancias, nos puede tomar más tiempo. Sin embargo, esto no importa; no se debe desfallecer ni en el propósito ni en el sueño. Doy gracias a Dios, siempre primero, porque sin Él nada es posible. Le agradezco por un año que ha sido maravilloso en medio de sus dificultades. Apenas vamos por la mitad del año y he sido muy bendecido.
Gracias, mamá. Gracias, hermana. Gracias, amor. Gracias, amigos, compañeros, colegas. Que Dios los bendiga a todos en sus diferentes metas y propósitos, y que no desfallezcan. Dios es grande y definitivamente no podemos dejar nada a la mitad. Al menos eso sí ha sido una gracia que siempre Dios me ha dado: que en algún momento hay que terminar lo que se empezó. Abrazos. Hoy es un día feliz. Bueno, hoy es un día más feliz porque todos tienen algo que nos hace sonreír.
Gracias a mamá, a mi hermana, a mi Amor, a mi suegra, la cuñis, Jaime, victoria, Carlos por estar hoy conmigo