Recordando a Franklin Cárdenas desde la escuela
Esos recuerdos de la niñez nos llevan de vuelta a una época donde todo parecía más simple y lleno de maravillas. En los años ochenta, en la escuela José Celestino Mutis, allá en Salazar, era un mundo en sí mismo. Fue ahí, en esos salones amplios, con pupitres largos y robustos, donde muchos de nosotros dimos nuestros primeros pasos en la educación, de la mano de maestros como Matías García, doña Irma Castañeda, Hernando Lindarte y el profesor Carlos Jaimes. Ellos fueron quienes nos mostraron que las palabras podían ser leídas y los números sumados, gracias a la cartilla Coquito y el libro de Mis Matemáticas.
La escuela, con su ambiente de camaradería y travesuras, tenía una magia única. Las izadas de bandera eran ceremonias que llenaban de orgullo a todos, aunque a algunos, como a mí, la indisciplina nos privaba de ese honor. Sin embargo, las procesiones de la Virgen y las poesías para el Día de la Madre nos brindaban otras formas de destacar. Y luego estaban esos pequeños placeres: las arepas que mi madre me preparaba y que escondía bajo la tapa del pupitre, el aroma del queso de triaca que se mezclaba con el bullicio de la clase, y las deliciosas chupetas de miel y coco que vendía el profesor Helio Cárdenas.
Entre juegos y risas, crecimos en esa escuela. Jugábamos a la lleva, nos lanzábamos al piso, y nos organizábamos en filas, siempre peinados con aceite Johnson, listos para la vida. Pero como todo, la niñez y la escuela también llegaron a su fin. Las voces se volvieron más graves, las sensaciones del cuerpo cambiaron, y muchos seguimos adelante, cargando esos recuerdos que aún nos hacen sonreír.
Hoy, quiero hablar de uno de esos compañeros que compartió conmigo esa época dorada: Franklin Cárdenas González. Franklin, hijo del profesor de las colombinas Helio y de doña Elina, la secretaria del juzgado, fue un compañero especial. Mientras otros jugábamos y trabajábamo
Mónica, la Reina de la "Piña de Gramalote"
En las laderas de la historia de Gramalote viejo, un pequeño municipio que alguna vez fue un remanso de paz y tradición en el Norte de Santander, se forjó el carácter de Mónica, una mujer que hoy es conocida como "La Reina de la Piña". Su apodo no es solo un reconocimiento a su ingenio y perseverancia, sino también un tributo al fruto que le ha dado el impulso para levantarse, luchar y triunfar.
La vida de Mónica cambió para siempre cuando Gramalote, su tierra natal, fue destruido por un desastre natural. Desplazada y obligada a dejar atrás todo lo que conocía, Mónica llegó a Cúcuta con más incertidumbres que certezas. Sin embargo, lejos de rendirse, encontró en su dolor una fuente de fuerza. Comenzó a estudiar Tecnología en Procesamiento de Alimentos, en el SENA,una decisión que marcaría el inicio de una nueva etapa en su vida.
Hace una década, junto a su esposo, un filósofo que había comprendido que el pensar y el hacer van de la mano, decidió apostar por un pequeño emprendimiento: el aprovechamiento de la piña. Comenzaron vendiendo trocitos de piña en almíbar, ese dulce manjar que adorna las pizzas y las comidas rápidas. Poco a poco, con trabajo duro y perseverancia, su producto se posicionó en el mercado local. Hoy, las charcuterías de Cúcuta y su área metropolitana, un total de 146, ofrecen con orgullo los productos de "La Reina a su Mesa", la empresa que Mónica y su esposo levantaron desde cero.
Pero Mónica no se detuvo allí. A medida que su negocio crecía, ella también lo hacía. Continuó capacitándose y se especializó en higiene e inocuidad alimentaria. Gracias a la convalidación de créditos de sus estudios en el SENA, y su dedicación en la Universidad Abierta y a Distancia, hoy Mónica es una ingeniera de alimentos titulada.
Cada mañana, el aroma dulce y vibrante de la piña llena su hogar y su espíritu. Es ese olor, junto con el amor y el apoyo de su familia, l
De Mal Paso a La Purísima en la Fiesta de la Virgen del Carmen
La devoción a la Virgen del Carmen, conocida también como Nuestra Señora del Carmen, ha trascendido fronteras y ha reunido una gran cantidad de seguidores en todo el mundo. Esta adoración tiene un significado especial tanto para los conductores como para los marineros, quienes la han adoptado como su patrona debido a la protección e intercesión que se le atribuye en situaciones de peligro, y deciden presentarse ante ella en el mes de julio.
La relación entre la Virgen del Carmen y los conductores se fundamenta en la creencia de que ella brinda protección e intercesión en situaciones amenazantes y riesgosas en las carreteras. Los conductores confían en su guía celestial para enfrentar los peligros del camino y para mantenerse a salvo durante sus viajes.
A lo largo de los siglos, la devoción a la Virgen del Carmen ha crecido en España y en las colonias españolas de América Latina, especialmente en Colombia. En el siglo XVII, se fundaron numerosas cofradías y hermandades en honor a la Virgen del Carmen en diferentes regiones del país, dedicándose a promover la devoción y a realizar actos de caridad en su nombre.
Para expresar su fe y gratitud, realizan procesiones en caravana , llevando estatuas y símbolos de la Virgen en las calles. Los conductores decoran sus vehículos y participan en caravanas junto con otros creyentes, tocando las bocinas y exhibiendo símbolos alusivos a la celebración, buscando su intercesión y protección en el camino.
El domingo más cercano al 16 de julio, fecha en la que se conmemora la aparición de la Virgen María ante San Simón Stock, un carmelita inglés, en el año 1251, se celebra con gran fervor. Durante el mes de julio es común observar carrozas y numerosos camioneros que colocan imágenes de la Virgen del Carmen en sus vehículos como símbolo de protección durante sus viajes.
En mi pueblo, Salazar de las Palmas, esta tradición no se esc
De la Vereda Bajiales al Estrellato
En la vereda Bajiales, en el hermoso pueblo de Salazar de Norte de Santander, nació un niño llamado Richard Ríos. Hijo de campesinos laboriosos, Richard creció rodeado de montañas y campos verdes. Sus padres, buscando mejores oportunidades, decidieron emigrar al casco urbano, dejando atrás la tranquilidad del campo por la promesa de un futuro más próspero.
En el pueblo, la vida no era fácil. La madre de Richard, una mujer humilde y trabajadora, encontró una manera de contribuir a la economía familiar: puso a su hijo a vender helados en el parque. Richard, con su espíritu entusiasta y sonrisa contagiosa, recorría el parque ofreciendo helados a los visitantes. No solo vendía helados, sino también melcochas, esos dulces tradicionales que encantaban a todos.
A pesar de sus responsabilidades, Richard siempre encontraba tiempo para su verdadera pasión: el fútbol. En sus ratos libres, se dirigía a la cancha de la calle cuarta, donde jugaba microfútbol con otros niños del barrio. Fue en una de esas tardes, bajo el ardiente sol, cuando el profesor Rincón lo vio jugar por primera vez. Rincón, conocido por tener una escuela deportiva, quedó impresionado por las habilidades del joven Richard.
Pero no fue solo el profesor Rincón quien vio el potencial de Richard. Alirio Rojas, más conocido como "Papá Chato", un entrenador con ojo clínico para el talento, también lo notó. Papá Chato decidió llevar a Richard al estadio de la municipalidad para entrenarlo formalmente. Allí, Richard se unió a la selección del Instituto Agrícola y comenzó a destacar en los intercolegiados.
La noticia del joven talento no tardó en llegar a oídos de cazatalentos. Eventualmente, uno de ellos se fijó en Richard y lo llevó a un equipo profesional en Brasil. Fue en ese momento cuando comenzó a forjarse la leyenda de Richard Ríos, el talentoso futbolista que se ganó un lugar en la selección Colombia.
Con cada paso, Richard
Vamos mi selección con mi chiquita....
De la Piña Madura a la Orquesta Bengala: Un Viaje Musical
Al maestro Carlos Sierra lo conocí cuando éra un guámbito. Fue en una calle al lado del colegio de la Presentación, donde jugaba y cantaba con otros chicos. Sierra tocaba un acordeón de juguete; Carlitos, el hijo del rector del colegio, tocaba una caja que su padre de raíces costeñas le había regalado; Jorgito Ramírez, el hijo del doctor Enrique, hacía sonar la charrasca; y Joset, con su carisma, era el cantante principal. Había otros niños, que no recuerdo su nombre, los "hay homberos", pero fueron ellos quienes llamaron mi atención con su interpretación llena de amor y gracia del famoso tema "La Piña Madura".
Me emocioné tanto que, después de escucharlos, les prometí conseguirles un acordeón de verdad. Cumplí mi promesa gracias a la ayuda del alcalde de entonces, César Lindarte. Un mes después, les entregué un acordeón de segunda mano que compré a Erik, el acordeonero del grupo vallenato de la Universidad de Pamplona. Los niños, emocionados, me dieron las gracias y me prometieron una serenata que, hasta el día de hoy, sigo esperando con una sonrisa.
Han pasado más de treinta años desde aquella anécdota. Reflexionando, creo que aquel momento sirvió para incentivar su amor por la música, aunque el maestro Carlos Sierra siempre ha tenido una vena artística innata. Hoy, sin desmerecer a las demás agrupaciones que se presentaron en las ferias, creo firmemente que la orquesta que él dirige fue de lo mejor. Agradezco a la junta por haberles dado la oportunidad de mostrar su talento.
Felicidades a Carlitos Sierra y a Joset Colmenares, grandes gestores culturales de mi pueblo.
Peguese el brinquito para Salazar...
Atardecer en la rivera
En el ocaso, el sol apaga su luz,
la tarde languidece en un susurro,
el río no calla, sigue su curso,
visitantes tiritan, abrazados al frío.
El verde de la ribera se transforma,
se vuelve gris, se oscurece en la sombra,
el silencio reposa, sereno y profundo,
y las piedras duermen como gallinas en el árbol.
La noche se acerca, envuelve con su manto,
el río murmura, un canto eterno,
bajo el cielo estrellado, se entrega el encanto,
en el ocaso, el río y la noche, en un solo acuerdo.
JUANJOSE YAÑEZ REY
El nacimiento de nuestro protagonista tuvo lugar el 5 de agosto de 1930 en el pintoresco y devoto municipio de Salazar de las Palmas. Este lugar, célebre por su devoción a la Virgen Morena de Belén y rodeado de aguas cristalinas, es el centro del circuito de los pueblos de occidente.
Sus padres, don Francisco Yáñez Luna y doña Carmen Rey Castellanos, lo inscribieron en la escuela pública municipal, donde realizó sus estudios primarios. Los primeros años de bachillerato los cursó en el Colegio Miguel A. Torres y los culminó en Pamplona, graduándose en 1947.
A los 24 años, se graduó como arquitecto en la Universidad Nacional de Colombia, una prestigiosa institución donde recibió la influencia de genios de la arquitectura moderna como Le Corbusier, Oscar Niemeyer y Rogelio Salmona.
Entre 1958 y 1960, fundó la firma Yáñez, Cuadros y Rodríguez (YCR), impulsando el desarrollo urbanístico de nuestra urbe, la ciudad mitrada y otros municipios. Su prolífica carrera abarcó innumerables proyectos que destacan por su diseño, manejo del entorno, de la luz y el detalle en el ladrillo a la vista.
Sus obras más emblemáticas incluyen el Consulado de Venezuela, la casa de José Urbina, la Central de Abastos, el Centro Comercial Bolívar, la Universidad Libre, proyectos en el sector del bajo Ruitoque de Bucaramanga, el Club Tenis, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, el edificio de la Cámara de Comercio, el hotel Cariongo y el hotel Juan Naranja. Además, realizó numerosas quintas, urbanizaciones y edificios que embellecen nuestra ciudad.
En la República Bolivariana de Venezuela dejó su huella en obras monumentales, destacando su habilidad en la visualización, arborización y el manejo del entorno y los espacios, como el centro médico y el hotel en la población fronteriza de Rubio.
En 1980, se desempeñó como Alcalde de San José de Cúcuta, ejerciendo su profesión con honestidad y dignidad, lo que le valió admiració
Hoy 23 de abril día del Idioma , hablamos con una Dulcinea salazareña, con mucho respeto doña Luisa Rolón una gran matriarca salazareña
RECUERDOS
Así se viven las elecciones en el pueblo, tomando "colaypola"...encontrándose con amigos y analizando los candidatos ..
Que pena ,nos metimos a ver a la Magdalena en el Vestier...
Desde Salazar de las Palmas, en su bella iglesia de San Pablo, hablamos con don Juan Peña y nos subimos a las torres a conocer su historia....
Desde el campanario de la iglesia de San Pablo, con la compañía de don Juan Peña....