A PRINCIPIOS DE LOS 80′S EL METAL Y EL PUNK SURGEN EN COLOMBIA Y, AL IGUAL QUE EL ROCK, FUE TRAÍDO DE EUROPA Y ESTADOS UNIDOS POR LAS CLASES ALTA Y MEDIA Y POR LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. SE COMENZÓ A DIFUNDIR EN LOS NÚCLEOS URBANOS, SOBRE TODO EN BOGOTÁ Y MEDELLÍN, Y SI BIEN LLEGÓ EN LA MISMA ÉPOCA A LAS DOS CIUDADES, FUE EN MEDELLÍN DONDE SE CONSOLIDÓ COMO UN MOVIMIENTO. El afianzamiento del Met
al y el Punk en Medellín tuvo que ver, por un lado, con la tradición Rockera de la ciudad, y por otro, con la necesidad de un sector de la juventud de canalizar la violencia política y social generada por el auge del narcotráfico en la ciudad. El Rock había aparecido en Medellín a finales de los 60′s y principios de los 70′s, paralelamente con el auge de las diversas tendencias de izquierda y del movimiento nadaísta, contexto perfecto para la entrada del Rock y para el desarrollo de propuestas contraculturales. En 1982 la banda Complot empezó a tocar canciones de The S*x Pistols y The Clash. A partir de 1983 surgieron los parches de punkeros en los barrios de Aranjuez, Castilla, Morabia y Villa Hermosa, entre otros. Así surgió Parabellum, que orientó el carácter de denuncia social y de vivencia marginal que acogió el Punk de los ochentas, estableciendo un divorcio radical entre el Punk y el Metal. A partir de este momento el Punk se concentró en la protesta social, mientras que el Metal se centró en el desarrollo del virtuosismo musical, poniendo en segundo plano el mensaje de las letras. La ruptura ideológica entre el punk y el metal originó “La batalla de las Bandas”, una guerra entre los dos géneros. Este enfrentamiento, además de ideológico, se estructuró sobre un problema de clase social: los metaleros fueron considerados los burgueses y los punkeros los representantes de los sectores populares. Las dos posiciones estructuraron el uso y el sentido que desarrollaron estos géneros musicales. Se tiene documentación sobre los primeros conciertos a partir de 1984; sin embargo, los parches eran autóctonos de cada barrio. Eran más que todo reuniones en torno a la música y al mismo tiempo eran puntos de encuentro para intercambiar música y compartir el sonido; a veces eran las esquinas de los barrios. Estos parches se empezaron a expandir a lo largo de las comunas populares. Los conciertos en esta época representaban la confluencia de la mayoría de los factores sociales. Eran núcleos sectorizados no sólo por los barrios y sus respectivas bandas, sino también por las concepciones que se tenían frente a la música. Eran un escenario abierto, estar ahí era una forma de combatir, de enfrentar la vida y los conflictos que de ella emergían. El pogo era el lugar del desahogo; ahí se despojaba el resentimiento social: brincar, empujar, golpear, eran formas de demostrar que se estaba vivo. El enfrentamiento más directo se dio contra la policía, que era llamada por la familia, los vecinos o la iglesia. Todos protestaban por el ruido que producía la música, la actitud de la gente y la apariencia. La policía como expresión de la represión y de la corrupción, llegaba a los conciertos y metía a toda la audiencia en un camión. Decomisaba botas, cadenas y chaquetas, armaba balaceras y destruía equipos que habían sido construidos por los partícipes del concierto. "interminable lucha por tontos ideales / planeta formado de podredumbre / cerebros enfermos llenos de asco / mundo ma***to y putrefacto / miles de leyes impuestas / miles de mitos escritos / miedo a pensar y actuar / momento para analizar / es despertar de un sueño eterno." Banda: Nekromantie, Disco: Nekromantie, Canción: Existencia Putrefacta, año 1987.