02/08/2024
VOCES ANCESTRALES
Nuestros antepasados se comunican con nosotros a través de canciones y poesía, leyendas e historias que han pasado de generación en generación. Según nos vamos adentrando en el sendero del druidismo nos vamos encontrando muchas puertas a través de las cuales podemos entrar en el reino de nuestros antepasados, el reino del espíritu. Ese mundo del Más Allá existe, eterno y en perpetuo cambio, paralelamente al nuestro, y en él todas las cosas son posibles. Las historias, las canciones y los poemas de nuestros antepasados proporcionan tales puertas. A través de la magia de las palabras nos relacionamos nosotros, el corazón, la mente y el alma, con el Awen, el espíritu fluido, de quienes las han creado.
Las historias, las canciones y los poemas son la especialidad de los bardos. Los bardos conservan la tradición, reformulando la historia en cuentos que enseñan e inspiran, capaces tanto de conservar como de mover a un público. De este modo, la historia se transforma en mitos y leyendas que informan nuestro sentido de identidad personal y cultural, proporcionándonos el telón de fondo de nuestra existencia, nuestras creencias, nuestro sentido del yo, nuestra conexión con el pasado y las tierras sagradas. Las historias y la canciones son nuestros maestros. A través de ellas aprendemos el comportamiento correcto, las creencias de nuestros antepasados, la naturaleza de los dioses, el Otro Mundo y sus habitantes.
En las actuaciones tradicionales bardas se suelen combinar historias, canciones y poesías. Dos bardos trabajarán juntos, uno encargándose de la parte vocal el otro acompañando con ese instrumento bardo típico, el arpa.
Por ejemplo, El viaje de Bran es un cuento del siglo VIII del estilo conocido como immarama o de viajes, la narración del cual como acto sagrado guía al oyente por un viaje hacia el Otro Mundo -cuya experiencia y conocimiento son muy importantes para la tradición druida-. Creo que eran cantados en la cabecera de la cama de quienes estaban muriendo, para guiar el viaje de sus almas hasta las islas del Paraíso Terrestre. Bran era un rey irlandés que recibió en su morada la visita de una bella mujer que vestía de forma extraña y que cantó para él la siguiente descripción de su hogar en el Otro Mundo.
Llevo una rama del manzano de Emain,
Parecida a las que ya conoces.
Crecen en ella ramitas de plata blanca
y hermosos capullos cristalinos de flores.
Hay una isla muy lejos de estas tierra,
alrededor de la cual refulgen caballitos de mar blancos.
Trazan contra sus orillas su blanco rostro,
y se mantiene sobre cuatro fuertes pilares.
Hay un viejo árbol en flor
sobre el que alegres pájaros cantan a todas horas.
En la más dulce armonía
combinan su canto para marcar las horas.
No se conocen tristezas, no hay sufrimientos aquí,
no hay enfermedad, muerte o pena.
Tal es la vida del justo Emain,
una vida que no se halla en este mundo.
Aparecen entonces unas huestes por la brillante agua,
reman su nave hábilmente hacia la playa,
donde están en círculo brillantes piedras,
y una música dulce y libre de ella se eleva.
A través del tiempo hacia la muchedumbre reunida
cantan una canción que nunca tiñe la tristeza;
cantos de voces, todas a coro,
en plegaria de vida y canción de vida eterna.
Emain de muchas formas junto al mar,
tanto si está lejos como si está cerca,
en brillantes tonos las mujeres pasean,
rodeadas por el limpio y brillante mar.
Y si oyes la dulce voz de las rocas
y los pájaros cantores de la Tierra en Paz,
al alcance de la mano de esas mujeres caminarán;
pues nadie aquí sólo necesita caminar.
Los versos, demás de mil años, ofrecen una clara impresión de cómo veían nuestros ancestros el Otro Mundo, el reino mágico de más allá del océano del oeste hacia el que el alma se dirige después de la muerte.
Otros poemas aluden a transformaciones no humanas, sugiriendo así que Awen conducía a los bardos a elevados estados de conciencia en los que esta se fundía con el universo y con todo lo que hay en él. Se trata del mismo estado que podrá alcanzar con ayuda del ejercicio que anteriormente he explicado en el capítulo En busca de Awen.
Así, en La Batalla de los Árboles, el bardo Taliesin canta:
He tenido muchas formas
antes de adoptar esta agradable.
He sido una espada, de forma estrecha;
creo, porque es aparente, que
he sido una lágrima en el cielo,
he sido una titilante estrella,
he sido una palabra en una carta,
he sido en mis orígenes un libro,
he sido un rayo de luz reluciente.
Un año y medio,
He sido un estable puente
sobre los flujos de la compasión,
he sido un atajo, he sido un águila,
he sido una canoa de mimbre y cuero,
he sido de un cayado la dirección,
he sido una chimenea en un recinto abierto,
he sido una espada en una grieta flexible,
he sido un escudo en un conflicto abierto,
he sido una cuerda de un arpa.
Forma cambiante nueve años,
en agua, en espuma,
he sido consumido por el fuego,
he sido pasión en una espesura.
Esta expresión de la universalidad nos recuerda que, entre nuestros antepasados, los bardos eran considerados con el mismo tipo de respeto y reverencia reservados en otras culturas a los sacerdotes, los doctores o las mujeres adivinas. En nuestros tiempos, todavía existe una especie de aura mística asociada a las artes creativas, la idea de que quienes las practican están en conexión con alguna fuente interna que los sitúa aparte del resto de la humanidad. Nosotros creemos que esta fuente es Awen.