25/12/2024
A menudo, la decepción nos llega de las manos que menos esperamos. Personas que consideramos cercanas, amigos, familiares, incluso aquellos que profesan un cariño incondicional, pueden esconder una profunda falsedad. Se acercan con sonrisas fingidas, palabras dulces y promesas vacías, solo para, a la primera oportunidad, clavar la daga por la espalda. Un comentario hiriente, una piedra lanzada desde la sombra del anonimato, una traición disfrazada de inocencia... son las marcas de una mentalidad asquerosa, llena de envidia y odio oculto.
¿Por qué esta hipocresía? ¿Qué impulsa a alguien a envenenar las relaciones con acciones tan cobardes? No importa la razón, sea envidia, resentimiento o simple maldad, el resultado es el mismo: un dolor profundo y una herida en el alma que los atormenta, Estos personajes, que se esconden tras máscaras de amistad y afecto, solo buscan minar nuestra felicidad y estabilidad emocional, aunque no tengan el poder, este texto los identifica y ojalá tomen la decisión de abandonar el lazo de nuestras redes sociales.
Es fundamental aprender a identificar a estos esperpentos tóxicos. Su comportamiento, aunque a veces sutil, deja rastros. El comentario anónimo, la crítica velada, la sonrisa que no llega a los ojos... son señales de alerta que No debemos ignorar. Alejar a estas personas de nuestra vida, aunque duela, es un acto de autoprotección, una forma de preservar nuestra Salud mental y Emocional.
Que aparezcan, uno a uno, y dejemos que se separen las aguas. Es hora de discernir quiénes son nuestros verdaderos amigos y familiares, aquellos que nos apoyan incondicionalmente, y quienes solo buscan aprovecharse de nuestra confianza y generosidad. El camino hacia la paz interior comienza con la valentía de alejarse de la falsedad y el odio.
Feliz Navidad a quienes nos aman con el Alma.