09/01/2025
✊🏾🪘Cada 6 de enero, la ciudad vibra con el eco de los tambores y el murmullo de los recuerdos. La Pascua de Negros no es solo una fiesta: es un acto de resistencia que revive una memoria a menudo silenciada. Este rito hunde sus raíces en los tiempos coloniales, cuando los afrodescendientes, encadenados por la opresión, encontraron en los Reyes Magos una chispa de esperanza. Baltasar, el rey negro, se convirtió en un símbolo de dignidad, un emblema de la resistencia frente al yugo de la esclavitud. Hoy, agrupaciones como Tumba Carnaval, Oro Negro, Palenque Costero, Alza Negritos y Arica Negro mantienen viva esa memoria, mientras las familias afroariqueñas celebran compartiendo pan de Pascua, chocolate caliente y dulces, en abrazos que atraviesan generaciones.
La historia de Arica también es la historia de la Chimba y los valles fértiles de Lluta y Azapa, donde los afrodescendientes, llegados desde el otro lado del océano, trabajaron la tierra y contribuyeron a tejer la identidad de la región. Fueron ellos quienes, con esfuerzo y sacrificio, cimentaron la ciudad y dieron forma al alma de este territorio. Sin embargo, el viento de la chilenización forzada intentó borrar sus huellas, invisibilizar su presencia y blanquear la historia. Pero la memoria resistió.
En 2019, como si aquel viento hubiera susurrado un nombre olvidado, el Estado chileno reconoció finalmente al pueblo afrodescendiente como pueblo tribal. La Pascua de Negros dejó de ser únicamente la celebración de los Reyes Magos para transformarse en la reivindicación de un pueblo que persiste en su lucha. Los tambores resuenan con fuerza, testigos de una historia que no se olvida, de un trabajo que construyó una región y de una identidad que se levanta con orgullo. Arica, tierra de contrastes entre lo árido y lo fértil, es mucho más que su desierto: es el hogar de un pueblo que nunca dejó de resistir.
Arica, Chile.
Enero 2025.