14/12/2023
𝐋𝐀 𝐀𝐁𝐔𝐄𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐈 𝐄𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎𝐒
El certero cabezazo de Cristian Insaurralde en el último minuto del partido le permitió a Cobreloa volver a Primera División después de muy largos ocho años. Muchos se acordaron de los grandes próceres que le dieron vida, historia y prestigio al equipo loíno. Léase Vicente Cantatore, Fernando “Corazón de Minero” Cornejo o Miguel “Chueco” Hermosilla.
Pero muy lejos del árido desierto nortino un nieto se acordó de su abuela, la querida abuela Oti, quien falleció a los 97 años. Aquella que recorría El Tabo desde su casa, en la Cooperativa Fermín García hasta el centro del pueblo, siempre tirando la talla y conversando con los tabinos. Muy parecida a la abuela Coco, de la película.
Pero la abuela Oti, Otilia Espinoza De la Vega, era fanática de Cobreloa. Ella vivió los mejores años del cuadro naranja. Los títulos de 1980, 1982, 1985, 1988, 1992, Apertura 2003, Clausura 2003 y Clausura 2004, los triunfos ante Peñarol y Nacional o cuando casi toca la gloria frente a Flamengo y Peñarol, por la Copa Libertadores.
Quizás cuántas veces le dio vuelta a la falla de la defensa en el gol al último minuto de Fernando Morena. Aquella noche amarga de 1982, en el Estadio Nacional, cuando más de 80 mil almas alentaban al equipo de Vicente Cantatore. Y donde muchos chilenos sacaron chapa de hinchas de un equipo de provincia, muy lejano de la capital.
Yo creo que de ahí también nació mi fanatismo por Cobreloa. Mi viejo era de Colo Colo, por coincidencia su más enconado rival. El equipo capitalino estuvo más de 20 años sin ganar en Calama.
Por eso dolió tanto el descenso por secretaría el 2015. Y fueron largos ocho años para volver. Incluso con el temor a que pudiera desaparecer por problemas económicos. Algunos aún recuerdan la época de bonanza, donde el trabajador minero y la empresa Codelco aportaban para el equipo.
A todos los hinchas aún les resuena la sirena que intimidada a todos los rivales, más que la altura. El juego directo y ofensivo que nos hizo un cuadro de autor, uno de los más grandes de Sudamérica.
Por eso el gol de Insaurralde desató el llanto y la alegría en el Fiscal de Talca, pero más aún en aquellos que estaban lejos. Yo casi boto la tele viendo el partido en El Tabo, más encima solo.
Por eso cuando subí a las redes sociales el gol del nuevo héroe de los “zorros del desierto”, un amigo, Felipe, no dudó en recordarme que su abuela era una de nosotros, como muchos. He conocido hinchas de Cobreloa en todo el país, muchos, casi todos, que ya vamos pisando los 50.
“Siempre fue hincha fanática de Cobreloa. No sé el motivo, pero siempre le gustó. Andaba con banderitas y tenía una camiseta. No le gustó nunca Colo Colo o la U”, recuerda Felipe.
Desde chicos fuimos a la casa de la abuela Oti y nunca me fijé en eso. Compartíamos con el mismo Felipe Ocares Espinoza y con Diego Bastias A. Curiosamente también con los dos coincido en los apellidos.
Pero el que lo pasaba más mal era Diego, apasionado por Colo Colo. “La abuela era muy fanática, a muerte. Ella siempre me molestaba cuando Cobreloa triunfaba. De hecho, en esos años nos ganaban más”.
Una teoría loca de Felipe es que la abuela Oti era de Cobreloa por su segundo apellido. Es decir, habría tenido descendencia del personaje del Zorro, Diego de la Vega. De hecho, el estadio pasó de Municipal de Calama a Zorros del Desierto.
Han pasado 46 años desde la fundación de Cobreloa, uno menos que este humilde servidor, y muchos lo consideran el “cuarto grande”. Ojalá que la euforia que desató el cabezazo de Insaurralde se logre plasmar en Primera, donde el equipo debe confirmar la chapa de grande. Así la abuelita Oti, desde donde esté, podrá seguir acompañando y disfrutando de las glorias pasadas y futuras.
Por Mauricio Alvarez E.