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Educación Sexual & Salud, Santiago (2025)

10/01/2025

No me mires

No me mires así, con tus ojos llenos de preguntas,
como si en mi silencio encontrases respuestas,
como si mi alma, rota y herida,
pudiera sostener el peso de tu ternura.

No me mires, porque me desvanezco,
como un eco que se pierde en la distancia,
como las hojas caídas que el viento dispersa,
lejos de todo, lejos de ti.

No mires las grietas de mi corazón,
las cicatrices que gritan lo que callo,
los trozos de sueños que alguna vez fueron alas,
pero ahora son cenizas en mis manos.

No me mires, porque en tus ojos veo lo que fui,
y eso me duele más que el olvido,
porque entre tus pestañas habita el reflejo
de un alguien que ya no sé encontrar.

Déjame quedarme en mi rincón oscuro,
donde el silencio no me juzga,
donde las sombras son mi única compañía,
y el tiempo se detiene, pero no duele.

No me mires...
Porque si lo haces,
quizás descubras que en el fondo
solo quiero que me veas,
y eso, amor,
es un peso que ya no puedo cargar.

09/01/2025

No me mires

No me mires así, con tus ojos llenos de preguntas,
como si en mi silencio encontrases respuestas,
como si mi alma, rota y herida,
pudiera sostener el peso de tu ternura.

No me mires, porque me desvanezco,
como un eco que se pierde en la distancia,
como las hojas caídas que el viento dispersa,
lejos de todo, lejos de ti.

No mires las grietas de mi corazón,
las cicatrices que gritan lo que callo,
los trozos de sueños que alguna vez fueron alas,
pero ahora son cenizas en mis manos.

No me mires, porque en tus ojos veo lo que fui,
y eso me duele más que el olvido,
porque entre tus pestañas habita el reflejo
de un alguien que ya no sé encontrar.

Déjame quedarme en mi rincón oscuro,
donde el silencio no me juzga,
donde las sombras son mi única compañía,
y el tiempo se detiene, pero no duele.

No me mires...
Porque si lo haces,
quizás descubras que en el fondo
solo quiero que me veas,
y eso, amor,
es un peso que ya no puedo cargar.

08/01/2025

¡Estoy emocionado de dar la bienvenida a mis nuevos seguidores! ¡Es un placer tenerlos a bordo!: Wipa Quinon, Marlon Hernandez, Adisor Carc, Miguel Uresti De Tellitu, Oscar Caballero, Luis Alberto Gomez Velozo, Néstor William Solis, Juan Carlos Duran Mendez, Carlos Miguel, Juan Huaman Guzman, Lesther Sobalvarro, Xavier Rodriguez, Dixon Leal, Wascar Mateo, Pablo Cesar Carbajal Pacsi, Angel J Martinez, Emiliano Ortega Gracias, Reyes Herrera, Fernando Floress, Marlen Diaz Diaz, Alan Hernandez, Jean Carlos Pineda, Yusuanis Reyes Castro, José Miguel Gonzalez, Alfredo Lopes, Alexa Martinez, Yonaiber Garcia, Luis Andres Villanueva Navarro, Miguel Medina, Ulises Antonio Carrion Mateo, Alejandro Soriano, Yorch Lopez, Jhonlex Escobarrios, Juan Coronado, Aida Rodriguez, Hakuna Matata, Delta Alcaraz Torres, Yasiel Hanandez Gon, Fabian Gonzalez, Marcelo Meza, Laura Alvarado, Dario Sosa, Ulice Ramos, Juan Rul Menacho Paredes, Gaston Garle, Edgardo Jesús Rivero, Francisco Calanche, Laura Tuama, Martin Andino, Maribel Maria Romero

07/01/2025

Estoy molesta contigo

Estoy molesta contigo,
con tus palabras frías,
con el eco vacío
que dejaste en mis días.

Tus promesas volaron
como hojas al viento,
y en mi pecho dejaron
el peso del descontento.

Estoy molesta contigo,
con tu risa ausente,
con el silencio punzante
que se siente tan fuerte.

Me hablaste de cielos,
de estrellas y mares,
pero ahora tu sombra
es todo lo que arde.

Estoy molesta contigo,
pero no por despecho;
es por este abismo
que dejaste en mi pecho.

Porque aún con la rabia,
el dolor y el duelo,
mi corazón se aferra
a soñarte de nuevo.

24/12/2024

VAS A LLORAR 😢 LEYENDO ESTA HISTORIAS 😭

"Cuando volveré a verte"

El aire estaba impregnado de nostalgia mientras Camila recorría el andén de la estación. Cada paso la alejaba más del lugar donde había compartido sus momentos más felices. La maleta que arrastraba pesaba menos que el vacío que sentía en el pecho. No podía evitarlo: su mente seguía atrapada en esa última noche con él.

Javier, con su risa despreocupada y su mirada intensa, había llegado a su vida como una tormenta. Lo había conocido durante una conferencia en Madrid, y desde el primer momento supo que él sería alguien importante. Habían pasado días explorando la ciudad, entre charlas interminables, copas de vino y paseos bajo las luces de la Gran Vía. Todo había sido tan perfecto, tan natural, que a veces Camila se preguntaba si aquello era real.

Pero la realidad siempre tiene maneras crueles de recordarnos su presencia. Camila vivía en Buenos Aires, y Javier, en un pequeño pueblo de Andalucía. Ambos sabían desde el principio que su tiempo juntos tenía fecha de caducidad. Sin embargo, ninguno de los dos había sido capaz de hablar sobre ello hasta aquella última noche.

—¿Qué haremos ahora? —preguntó ella, su voz quebrándose mientras la brisa nocturna jugaba con su cabello.
Javier la miró fijamente, como si quisiera memorizar cada detalle de su rostro.
—No lo sé, Cami. Pero te prometo que esto no termina aquí.

Se abrazaron como si ese gesto pudiera detener el tiempo, como si el calor de sus cuerpos pudiera mantenerlos unidos a pesar de la distancia. Cuando el sol comenzó a asomarse en el horizonte, sabían que el momento había llegado. Camila tomó su vuelo esa misma mañana, prometiéndose no llorar, pero las lágrimas la traicionaron incluso antes de despegar.

Los días siguientes fueron un torbellino de mensajes y llamadas. Hablaban de todo y de nada, intentando mantener viva la chispa que había encendido sus corazones. Sin embargo, la distancia no era fácil de ignorar. Las semanas se convirtieron en meses, y aunque el amor seguía ahí, las diferencias horarias y las responsabilidades comenzaron a pesar.

Una noche, mientras Camila miraba las fotos de sus días en Madrid, un mensaje de Javier iluminó la pantalla de su teléfono:
"Te extraño más de lo que puedo soportar. ¿Cuándo volveré a verte?"

Ella no supo qué responder al principio. Quería decirle que lo amaba, que tomaría el primer vuelo hacia él si fuera necesario, pero también sabía que la vida no siempre se ajusta a nuestros deseos. Así que escribió lo único que podía prometer:
"Cuando las estrellas se alineen, cuando el mundo deje de interponerse. Volveré a ti, Javier. Te lo juro."

Pasaron los meses, y aunque la frecuencia de sus llamadas disminuyó, el sentimiento seguía latente. Camila trabajó duro, ahorrando cada centavo posible. Cada noche miraba las estrellas desde su ventana, esperando que alguna señal le indicara que era el momento.

Finalmente, un año después, decidió que ya no podía esperar más. Compró un boleto de avión y, sin avisarle a Javier, voló a España. Cuando llegó al pequeño pueblo donde él vivía, el corazón le latía con fuerza. Lo encontró sentado en una terraza, leyendo un libro, ajeno a todo lo que estaba a punto de suceder.

—¿Javier? —susurró ella, incapaz de contener las lágrimas.

Él levantó la mirada y, al verla, dejó caer el libro. En sus ojos había sorpresa, alegría y algo más: amor puro.

—¿Camila? ¿Es real?

Ella asintió, incapaz de hablar. Se abrazaron con una intensidad que parecía desafiar el tiempo y la distancia.

—¿Cuándo volveré a verte? —le preguntó él con una sonrisa, recordando sus palabras.

—Nunca más tendrás que preguntarlo —respondió ella, cerrando el círculo que habían empezado un año atrás.

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Fin.

22/12/2024

05/12/2024

El último tren

Era invierno, y la estación de tren estaba cubierta por una capa delgada de escarcha. Sofía miraba el reloj de la pared, marcaba las 8:15 pm. Sabía que el último tren hacia su ciudad saldría a las 8:30. El corazón le pesaba más que las maletas que llevaba en las manos.

Había pasado dos años en esa ciudad, siguiendo un sueño que ya no le pertenecía. Había llegado llena de ilusiones y promesas, pero todo había cambiado el día que conoció a Daniel. Él era diferente: sus ojos oscuros tenían una profundidad que la atrapó desde el primer momento, y su sonrisa era capaz de iluminar incluso los días más fríos.

Se conocieron en un café, cuando él le devolvió el libro que se le había caído de la mochila. Desde ese día, todo se volvió magia. Paseaban por el río, se reían bajo la lluvia y soñaban juntos con un futuro lleno de posibilidades.

Pero el amor no siempre basta. Daniel tenía raíces profundas en esa ciudad, cuidaba de su madre enferma y manejaba un pequeño taller mecánico que había pertenecido a su familia por generaciones. Sofía, en cambio, había llegado con un boleto de ida y la certeza de que su hogar siempre estaría en otra parte.

El día de la despedida llegó más rápido de lo que ambos habían previsto. Daniel la llevó al tren, y cada paso hacia el andén se sentía como una cuchillada en el pecho. Él no podía pedirle que se quedara; no quería ser el ancla que la retuviera. Ella no podía pedirle que se fuera; sabía que su vida estaba ahí.

Cuando el reloj marcó las 8:25, Sofía subió al tren. Desde la ventanilla, vio a Daniel, con las manos en los bolsillos, luchando por mantener la compostura. El tren comenzó a moverse lentamente, y con cada metro que los separaba, sentía que una parte de su alma se desgarraba.

Por un instante, quiso bajar, correr hacia él y prometer que todo estaría bien, que encontrarían la forma. Pero el tren ya estaba en marcha, y ella sabía que a veces, el amor no era suficiente para unir dos mundos que nunca estuvieron hechos para encajar.

Mientras la ciudad se desvanecía en la distancia, Sofía cerró los ojos y dejó que las lágrimas fluyeran. En su pecho, una verdad dolorosa se hizo evidente: amar no siempre significa quedarse; a veces, amar significa dejar ir.

En el andén vacío, Daniel se quedó mirando hasta que el tren desapareció en el horizonte. Sosteniendo el libro que había guardado para ella, se prometió que siempre recordaría lo que tuvieron, aunque nunca fuera suficiente para vencer la distancia.

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