31/07/2024
Fe y Paciencia en la Espera.
¿Cuánto es el tiempo máximo que has esperado a que una promesa de Dios se cumpla?
Isaac se casó con Rebeca cuando tenía 40 años y no tuvieron hijos hasta que Isaac tenía 60. Durante esos 20 años, Isaac oró fervientemente a Dios para que Rebeca pudiera concebir (Génesis 25:21). Esta larga espera nos recuerda que, aunque a veces Dios no responde nuestras oraciones de inmediato, su demora no significa desinterés o falta de amor. Al contrario, a través de la espera, Dios moldea nuestro carácter y fortalece nuestra fe.
Fidelidad de Dios a Sus Promesas
La espera de Isaac también nos enseña sobre la fidelidad de Dios. Aunque pasaron muchos años, Dios cumplió su promesa. La Biblia está llena de ejemplos de cómo Dios cumple sus promesas en su tiempo perfecto, no en el nuestro. En Isaías 55:8-9, se nos dice que los caminos y pensamientos de Dios son más altos que los nuestros. Por lo tanto, aunque no entendamos por qué debemos esperar, podemos confiar en que Dios tiene un plan y un propósito mayores.
Oración Persistente
La persistencia de Isaac en la oración es un ejemplo poderoso para nosotros. A menudo, podemos desanimarnos cuando no vemos una respuesta inmediata a nuestras oraciones. Sin embargo, Jesús nos enseña en Lucas 18:1-8 la parábola de la viuda persistente, enfatizando la importancia de no desmayar en la oración. La oración persistente no solo muestra nuestra fe en Dios, sino que también nos acerca más a Él, alineando nuestros deseos con Su voluntad.
Crecimiento en la Espera
La espera no es un tiempo perdido; es un tiempo de crecimiento. Durante esos 20 años, Isaac y Rebeca habrían crecido en su relación con Dios y entre ellos. Santiago 1:3-4 nos dice que la prueba de nuestra fe produce paciencia, y que la paciencia debe tener su obra completa para que seamos perfectos y cabales, sin que nos falte cosa alguna. Así, la espera es un tiempo de preparación y maduración espiritual.
Reflexión Final
La historia de Isaac y su espera de 20 años es una poderosa lección de fe, paciencia, y confianza en Dios. Nos enseña que, aunque la espera pueda ser difícil, Dios siempre cumple sus promesas en su tiempo perfecto. Nos anima a ser persistentes en la oración y a confiar en que Dios está obrando en nuestras vidas, incluso cuando no vemos resultados inmediatos. En la espera, Dios nos está moldeando y preparándonos para recibir sus bendiciones en el momento perfecto.
Mi deseo, al escribir estas líneas, es inspirarte a mantener la fe y paciencia, confiando siempre en la fidelidad y el amor de Dios.
Fraternalmente, Pastor Eliseo Núñez