12/05/2024
LA GRAN COMISION
Por M.F. Vasconcelos - Predica La Palabra
El Señor inicia indicando que toda autoridad le ha sido dada en el cielo y en la tierra, y debido a que Él tiene esa autoridad, manda hacer discípulos a todas las naciones, lo que vemos en este pasaje es la gran comisión, se le llama “gran comisión” porque es el más grande mandato del Señor en cuanto a servicio, dado no solamente a los apóstoles (los once hombres fieles que El llamó, instruyó, preparó y envió), sino a TODO creyente. Luego de hacer discípulos nos manda que a esos discípulos es necesario bautizarlos en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y luego vuelve y nos da una explicación de qué es un discípulo, aquellos a quienes se les enseña TODAS las cosas que El Señor nos ha mandado, y finaliza con la promesa de estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo, porque no va a ser una tarea fácil humanamente hablando, para cumplir esa comisión, necesitamos del Señor obrando en nosotros para que El obre a través de nosotros.
¿QUE ES DISCIPULAR?
Discipular entonces es enseñar, un discípulo es un alumno, alguien que aprende, y para ello se necesitan maestros, los cuales Dios también ha dado a la Iglesia (Efesios 4:11). Nadie es un discípulo del Señor de manera auto didacta, ¿qué quiere decir esto? Alguien que se enseña a sí mismo, en primer lugar, porque si usted se enseña a sí mismo, NO es un discípulo del Señor, sino de usted mismo, y en segundo lugar porque si nosotros somos nuestros propios maestros, estamos siendo enseñados por nuestro CORAZON, nuestro criterio, nuestra opinión y nuestra propia ignorancia, y a veces por nuestra arrogancia. A propósito, NO deje que su corazón sea su maestro, Dios nos dice en Jeremías 17:9 que el corazón del ser humano es engañoso más que todas las cosas y perverso, otro peligro es que enseñándonos a nosotros mismos, luego transmitiremos esa confusión y error doctrinal a otros. Por otra parte, si por auto didacta entendemos alguien que estudia la Palabra apoyándose en libros, Comentarios, Diccionarios y Biblias de Estudio, eso es muy diferente, pues aunque no cuente con un maestro físicamente, está aprovechando el fruto del estudio y la investigación de otros.
Hay un dicho que usa la gente “nadie nace sabiendo” y eso a nivel humano, nos habla de que TODOS necesitamos aprender, lamentablemente hay personas que usan la frase “El Espíritu Santo es mi maestro” y sostienen doctrinas contrarias a las Escrituras, El Espíritu Santo es Dios y por lo tanto es Inmutable, esto quiere decir que NO cambia de opinión, por lo mismo, y por ser Dio Su Autor, la Biblia NO se contradice en cuestiones doctrinales.
Algunas personas colocan el discipulado como un segundo tipo de creyente, ellos dicen que usted primero es creyente, luego es discípulo, pero lo que la Biblia enseña es que todo creyente es un discípulo, ya vimos que El Señor a la Iglesia le manda bautizar discípulos. Es posible que usted se haya detenido y no haya seguido aprendiendo, lo cual también detiene su santificación, R.C.Sproul decía con razón que santificación es doctrina, es hacer lo que es correcto y lo que agrada a Dios, porque ¿Cómo podría hacer usted lo que es correcto y agrada a Dios, si usted no tiene idea de qué es lo correcto y qué es lo que agrada a Dios?
¿SABEMOS PARA ENSEÑAR?
Si vamos a ir y hacer discípulos “enseñándoles” debemos ser honestos y si nosotros NO sabemos lo que debemos enseñar porque nunca hemos sido discipulados. Es necesario recordar que la gran comisión es para TODOS, entonces TODOS debemos hacer discípulos enseñándoles a guardar todas las cosas que El Señor ha mandado, esto NO significa que todos tengamos que tener un doctorado e teología, claro que si usted puede estudiar en un seminario hágalo, la Iglesia está necesitada de maestros de sana doctrina, pues está llena de falsos maestros, enseñando falsos evangelios y doctrinas de demonios, ya sea por ignorancia, por amor a si mismos o por lucro. Lo que significa es que TODOS debemos conocer las verdades o doctrinas básicas del cristianismo.
1ª.Pedro 3:15 nos dice: “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”.
Debemos conocer las doctrinas básicas, la salvación por ejemplo, saber de qué hemos sido salvados. Escuche a un pastor decir en una predica recientemente, que muchas personas tienen años e incluso décadas de ser cristianos, y congregarse y no tienen idea de qué fueron salvos. Algunos creen que Dios nos salva de la tristeza, la soledad, la enfermedad, etc y Dios ciertamente nos da gozo, nos da una familia en la fe, puede sanarnos físicamente si es Su Voluntad, pero NO somos salvos de eso, principalmente El viene a salvarnos de la justa condenación que todos merecemos en pago por nuestros pecados y rebeliones. En Romanos leemos que NO hay justo ni aún uno, y que todos estamos destituidos de la gloria de Dios, porque el pecado hace división entre Dios y los hombres, no la tristeza, no la soledad, no la enfermedad, sino el pecado, por esta razón es que una verdadera conversión exige arrepentimiento y conversión, darle la espalda al pecado.
¿Sabe usted por qué cree lo que cree?, ¿Puede dar bases Bíblicas a quien se lo pida?
APRENDER ES NUTRIRSE Y ES DESARROLLARSE, ES CRECER
¿Qué pensaría usted de un hombre adulto que no sepa hablar bien, caminar correctamente, tomar decisiones, etc?
En 1ª.Pedro 2:1-3 leemos: “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor.”
El crecimiento espiritual siempre va marcado por tener hambre de la Palabra y deleite en ella, y un rechazo por nuestro propio pecado, no por la actividad, no por lo que los demás creen de nosotros, ni por lo que nosotros mismos creemos de nosotros, alguien escribió que un hombre es lo que es de rodillas delante de Dios, nada más que eso. Los apóstoles, al nombrar a los diáconos o servidores de mesas, lo hicieron para reducir sus prioridades a dos cosas, la oración y el ministerio de La Palabra de Dios. Y esas deberían de ser nuestras prioridades, hablarle a Dios y escuchar a Dios.
Si no nos desarrollamos seremos niños en Cristo, creyentes carnales. Y Hay dos formas en que se menciona ser como niños, una la vemos en Mateo 18 donde dice que si no nos hacemos como niños no entraremos en el Reino de Dios, y allí se está refiriendo a ser como un niño en confianza, en inocencia, en pureza. Por otra parte en 1ª.Corintios 3:1 se nos habla de creyentes que son COMO niños en Cristo, pues son carnales y tienen divisiones en la congregación, es decir, a pesar de tener mucho tiempo de ser creyente NO nos hemos desarrollado.
¿QUÉ ES UN CREYENTE CARNAL?
Un creyente puede ser carnal debido a que no se ha desarrollado, no ha crecido, ERRONEAMENTE se llama “creyente carnal” a personas que llamándose cristianos viven en la carne, pero alguien que llamándose hermano vive en la carne, es decir, en la práctica habitual de pecado NO es cristiano, y esto lo podemos ver en el capítulo 5 de primera de Corintios, personas que llamándose hermanos son inmorales, o avaros, o idólatras, o difamadores, borrachos, estafadores, etc Dios por medio de Pablo nos manda no asociarnos y ni siquiera comer con ellos.
En Hebreos 5:12 al 14 se nos amplia un poco más acerca de ser niños en Cristo, no en inocencia sino en falta de desarrollo o de crecimiento. “Pues aunque ya debierais ser maestros, otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los principios elementales de los oráculos de Dios, y habéis llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido. Porque todo el que toma sólo leche, no está acostumbrado a la palabra de justicia, porque es niño. Pero el alimento sólido es para los adultos, los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal”.
Y acá vemos otro beneficio de alimentarnos con la Palabra: ser capaces de discernir entre el bien y el mal. Viviendo en un mundo perverso en el que se aprueban, se promueven y se normalizan los pecados que hace solo unos años eran evitados y denunciados es necesario conocer la Biblia para poder santificar nuestras vidas, vemos tan seguido todo tipo de pecados en periódicos, redes sociales y televisión que fácilmente disculpamos, ignoramos e incluso compartimos y apoyamos cosas que Dios claramente condena en Su Palabra. La maldad ha avanzado tan rápidamente, y cosas que veíamos lejanas se han metido en nuestros países y en nuestras congregaciones y en lugar de rechazarlo como correspondería a un creyente, lo aceptamos y lo recibimos con gozo.
En el libro de reyes, vemos la historia del rey Josías y de cómo Israel se había alejado de Dios, colocando incluso dentro del templo de Dios, imágenes de Asera y Baal, y ofreciendo sacrificios a dioses paganos y lo hicieron porque habían abandonado la ley de Dios, habían “guardado” tan bien la ley, que la habían metido dentro de un muro del templo, y la habían sellado, y porque no conocían la ley de Dios, ellos estaban ofreciendo toda clase de abominaciones delante de Dios y se habían corrompido con las prácticas de los pueblos paganos que los rodeaban. Ser Iglesia significa ser llamado a ser diferente, es apartarse en el sentido de consagrarse a Dios, es ir contra la corriente.
id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado, es un mandato del Señor y en Juan 14:23 nos dice que el que lo ama Su Palabra guardará, no en un cajón o como hizo Israel dentro de una pared de la casa, guardará aquí equivale a obedecerá.
El mandato es ir, hacer discípulos, bautizándolos y enseñándoles a obedecer todas las cosas que El Señor nos ha mandado. No podemos enseñar lo que no conocemos y no podemos enseñar a otros a obedecer las cosas que nosotros no obedecemos. Antes de ir, necesitamos ser discipulados nosotros mismos para poder cumplir la gran comisión, existe una apatía o desinterés generalizado en las cosas de Dios en la Iglesia moderna y se debe seguramente a falta de discipulado Bíblico, el llamado al discipulado no es como algunos enseñan una fe fácil, o una gracia barata, el costo del discipulado es todo, todo lo que naturalmente amamos en nuestra carne y en nuestro pecado.
Por el texto vemos que alguien que cumple la gran comisión es alguien que adora, está disponible para ir, porque desea ir, y puede hacer discípulos bautizándolos, y enseñándoles porque él mismo ha sido enseñado a obedecer la Palabra de Dios. No se trata de cuantas manos se levanten, cuantos pasen al frente o cuantos repitan la oración de fe. Se trata de cuantas personas son hechas discípulos de Cristo guardando todas las cosas que Él ha mandado, se trata de cuidar que quienes nacen en la fe, puedan crecer, alimentarse y nutrirse con la Palabra de Verdad.
Sea discípulo primero, aprenda por qué cree lo que cree, aprenda como compartirlo y luego dispóngase a ir y discipular enseñando a otros las verdades básicas del Evangelio, Felipe recién convertido le dijo a Natanael “ven y ve” (Juan 1:46), si no tiene suficiente conocimiento lleve a otros a su congregación para que puedan aprender, y si se ha detenido en su aprendizaje o nunca lo inició, recuerde que la gran comisión, si usted se llama a sí mismo cristiano, también es un mandato para usted. Pida a Dios en oración que le de hambre y sed de Su Palabra, y amor por las almas perdidas para ir y hacer discípulos de Cristo.
Bendiciones.