22/02/2024
Corazones en alerta
Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.
1 Tesalonicenses 2
Éste es quizás uno de los aspectos más serios y difíciles de la vida cristiana: nuestro testimonio interno ante Dios. No dejo de pensar en cuántas cosas hacemos y decimos con malas intenciones. Sí, aprobado, muchas veces, ante los hombres, que aplauden y alaban nuestra “grandeza” como la de Eliab, pero desaprobado ante aquel que “prueba los corazones”. Son tiempos donde el cristianismo camina en un nivel muy bajo de santidad y temor de Dios, hasta el punto de que casi no tenemos parámetros elevados de vida piadosa con los que compararnos. Esto nos hace olvidar de vigilar en todo tiempo nuestro corazón, que es engañoso y desesperadamente corrupto.
Amados, se acerca el día del juicio, donde el Señor pesará en la balanza todas nuestras obras. Su fuego pasará de revista, quemando todo lo que fue construido sobre paja. Confieso que me invade el temor por ese día. No por la cantidad de cosas que ya he logrado para su Reino, sino por las intenciones de mi corazón cuando las cumplí.
Recuerda, no serán las cosas que hayas hecho las que contarán para Dios. No serán las obras en sí las que serán juzgadas, sino las intenciones con las que fueron realizadas. No creas que Dios tolerará a un hombre o una mujer que sirve en su Reino con un corazón vanidoso, caprichoso, arrogante: uno que hace el trabajo menospreciando y burlándose de los más débiles, siendo impaciente con los incapaces, pero estando atento a los que le convienen, esforzándose por construir su propio nombre, su propia gloria.
Ah, este tendrá una gran sorpresa al final. A partir de hoy cambiemos nuestro concepto de la vida cristiana y no caminemos más con máscaras, con hipocresía o con el objetivo de recibir elogios de los hombres. Vivamos sirviendo al Señor y a nuestro prójimo con todo nuestro corazón, sabiendo que Él nos prueba, para luego darnos su reconocimiento. Amén.