17/10/2024
LA NARRATIVA DE MARIANO MELGAR COMO CONSTRUCTO DEL PROYECTO DE NACIÓN: LA VOZ DEL SUBALTERNO COMO EL GRITO DE EMANCIPACIÓN VIGENTE EN LA FÁBULA EL CANTERO Y EL A**O.
Armando Jesus Vera Villafuerte
Mariano Melgar, símbolo precoz del Romanticismo en América Latina, resuena en la actualidad no solo como un ícono literario, sino como una figura que encapsula los dilemas de identidad, libertad y mestizaje que siguen marcando la experiencia peruana y latinoamericana. Aunque su vida fue breve, truncada trágicamente a los 24 años durante su lucha por la independencia, su obra y legado han trascendido las fronteras del tiempo, adquiriendo una vigencia notable en las discusiones sobre la literatura nacional, la cultura andina y los ideales de la construcción de un proyecto de nación.
En primer lugar, Melgar puede ser considerado el pionero de una literatura que rompe con el canon europeo y explora las raíces más profundas de la cultura peruana. Su adaptación del harawi prehispánico en lo que hoy conocemos como yaravíes no fue solo un acto de mestizaje cultural, sino una expresión temprana de lo que sería el Romanticismo latinoamericano. A través de estos cantos sentimentales, Melgar consiguió darle una voz literaria a la tristeza y la melancolía propias de los pueblos andinos, convirtiendo el dolor amoroso en un emblema de la herencia cultural indígena. En este sentido, su obra no solo es un legado poético, sino una reivindicación de las formas populares y ancestrales de expresión, que hoy adquieren un nuevo significado en el debate sobre la interculturalidad y la construcción del proyecto de nación en formación. A continuación, analizamos la fábula El cantero y el a**o de Mariano Melgar.
En la fábula de Melgar, se presenta una alegoría de la explotación que, bajo un velo aparentemente sencillo, revela profundas capas de crítica social y resistencia frente a las estructuras de poder hegemónicas. La figura del b***o, como el indio oprimido, se alza con una voz que denuncia no solo la injusticia de su explotación, sino también la hipocresía de un sistema que responsabiliza a los subordinados por su propia miseria. Podríamos considerar que el b***o en esta fábula encarna al sujeto que ha sido silenciado por la estructura del poder. El cantero, que ejerce su autoridad a través del látigo y la imposición, simboliza el Gran Otro que impone el lenguaje de la dominación, definiendo el lugar del subordinado como un ser carente de agencia, «incapaz». La queja del b***o, al confrontar al cantero, es un acto de rebelión, una ruptura simbólica con orden hegemónico que lo había relegado al silencio. Esta es la primera instancia de lo que Lacan
denomina el "sujeto del inconsciente" que, al manifestar su descontento, revela la verdad reprimida del sistema explotador.
El b***o, al hablar, se convierte en el espejo del indio que, como sujeto colonizado, es excluido del discurso oficial. La queja del b***o es la emergencia de esa verdad oculta, una verdad que siempre ha estado presente pero silenciada. Lacan subraya que el acceso a la palabra es fundamental para la constitución del sujeto, y en esta fábula, el b***o adquiere por fin su subjetividad cuando expresa su inconformidad. La fábula de Melgar nos ofrece una representación clara de las relaciones de producción en una sociedad donde las clases dominantes, simbolizadas por el cantero, justifican su explotación de las clases oprimidas, aquí los b***os, mediante un discurso de naturalización de la inferioridad. El cantero no solo explota físicamente a los animales, sino que además los culpa por su supuesta "pachorra", es decir, por no rendir al nivel esperado por el sistema que él representa. El comentario del b***o, «Nos tienes mal comidos, siempre bajo la carga, y exiges así brío», revela una comprensión crítica de las condiciones materiales que determinan su situación. Es una denuncia de las contradicciones inherentes al sistema de explotación. Aquí, Melgar nos muestra que la responsabilidad de la ineficiencia no recae en el trabajador (o el b***o), sino en las condiciones impuestas por los explotadores. Esta crítica sigue vigente hoy, donde las élites culpabilizan a los sectores marginados por su situación, ignorando que las estructuras mismas generan esa opresión. Efectivamente, la fábula de Melgar no ha perdido su relevancia el indio en la actualidad torna el sujeto subalterno que alza la voz en contra del sistema subyugador. El innominado representado en la fábula por el b***o, no es un sujeto pasivo. Es un ser que, consciente de su situación, señala directamente al sistema como el verdadero culpable. Este acto de toma de conciencia es lo que hace que la fábula resuene hoy con una fuerza renovada y que nos interpela a no aceptar la injusticia como destino, sino a denunciarla activamente. La fábula no solo cae en una crítica a la explotación; es también una afirmación de un proyecto de nación basado en la democracia reactivada, la libertad y la igualdad. En su tiempo, Melgar vislumbraba una sociedad liberada del yugo de la colonia. Hoy, Melgar propone un proyecto de nación que no se resigna al dominio de los poderosos, sino que busca un cambio estructural, en un llamado a reconocer la explotación en todas sus formas y a construir un futuro en el que la libertad y la justicia no sean privilegios, sino derechos
universales. Frente a la opresión, la voz del indio –como la del b***o– no solo se lamenta, sino que exige un cambio radical que posibilite el proyecto de nación en construcción.
ARMANDO VERA VILLAFUERTE ( Lima, Perú,1995) Es Licenciado en Lengua Española — Literatura por la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle - Cantuta. Maestría culminada en la mención en Docencia Universitaria por la Escuela de Postgrado Walter Peñaloza Ramella. Actualmente, labora en la Escuela Superior de Tecnología — SENATI y en el Instituto Superior Ricardo Palma, también laboró en la Institución Educativa Parroquial María Reina de los apóstoles, en el Instituto Arzobispo Loayza y en el Instituto Internacional de Investigación "Tecnológica y Formación Científica - ITFORC.