20/12/2024
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Diciembre 20, 2024
Plan de lectura bíblica diaria:
Día 355 — Santiago 1-3
LA SINHUESO
«Es cierto que todos cometemos muchos errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido» (Stg 3:2 NTV).
Alguien dijo: «El mundo está lleno de gente con la sonrisa en la boca y veneno en la lengua». Esta dualidad hace de la lengua uno de los miembros más importantes del cuerpo. Gracias a ella podemos crear palabras, adorar a Dios, expresar ideas, emitir juicios y comunicar lo que sentimos. Sin embargo, también podemos ofender la santidad del nombre de Dios o denigrar el honor de los demás.
La lengua está gobernada por la mente, pero como nuestra mente ha sido completamente corrompida por el pecado desde el Edén, nuestra lengua puede crear tanto palabras de bendición hacia Dios como de maldición hacia los hombres. Así, la lengua se convierte en una fuente de verdad y mentira, un fuego devorador avivado por el mismo in****no, que solo puede ser controlado por el Espíritu Santo.
La lengua es, en efecto, una máquina de pecado. Una persona promedio puede llegar a decir unas cuatro mentiras al día, lo que equivale a unas sesenta y seis mil a lo largo de una vida. Por lo tanto, Dios tiene todos los argumentos necesarios para condenar a los hombres, pues «de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio» (Mt 12:36).
Pero si confiesas tus pecados a Dios con tu lengua y proclamas a Jesucristo como el Señor de tu vida, serás salvo. Porque «con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa para salvación» (Ro 10:10). Te animo a que hoy mismo uses tu lengua positivamente, confesando el nombre de Jesús de Nazaret como tu Señor y Salvador.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín