F.M. Alternativa

F.M. Alternativa Exégesis y Teología Bíblica Evangélica

20/12/2024

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Diciembre 20, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 355 — Santiago 1-3

LA SINHUESO

«Es cierto que todos cometemos muchos errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido» (Stg 3:2 NTV).

Alguien dijo: «El mundo está lleno de gente con la sonrisa en la boca y veneno en la lengua». Esta dualidad hace de la lengua uno de los miembros más importantes del cuerpo. Gracias a ella podemos crear palabras, adorar a Dios, expresar ideas, emitir juicios y comunicar lo que sentimos. Sin embargo, también podemos ofender la santidad del nombre de Dios o denigrar el honor de los demás.

La lengua está gobernada por la mente, pero como nuestra mente ha sido completamente corrompida por el pecado desde el Edén, nuestra lengua puede crear tanto palabras de bendición hacia Dios como de maldición hacia los hombres. Así, la lengua se convierte en una fuente de verdad y mentira, un fuego devorador avivado por el mismo in****no, que solo puede ser controlado por el Espíritu Santo.

La lengua es, en efecto, una máquina de pecado. Una persona promedio puede llegar a decir unas cuatro mentiras al día, lo que equivale a unas sesenta y seis mil a lo largo de una vida. Por lo tanto, Dios tiene todos los argumentos necesarios para condenar a los hombres, pues «de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio» (Mt 12:36).

Pero si confiesas tus pecados a Dios con tu lengua y proclamas a Jesucristo como el Señor de tu vida, serás salvo. Porque «con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa para salvación» (Ro 10:10). Te animo a que hoy mismo uses tu lengua positivamente, confesando el nombre de Jesús de Nazaret como tu Señor y Salvador.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

19/12/2024

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Diciembre 19, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 354 — Hebreos 10-13

FIRMES EN LA ESPERANZA

«Mantengámonos firmes sin titubear en la esperanza que afirmamos, porque se puede confiar en que Dios cumplirá su promesa» (He 10:23 NTV).

La salvación pertenece a Dios. Su magnífico plan de salvación se ha cumplido a la perfección. La vida del hombre está en la sangre, y sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados. La sangre de Jesús fue derramada en la cruz, y ahora podemos entrar confiadamente en el Lugar Santísimo. Hay un nuevo camino al Padre, un camino que da vida, pues contamos con un gran Sumo Sacerdote que gobierna la casa de Dios. Esa es nuestra esperanza.

El historiador griego Plutarco dijo una vez: «La esperanza es el océano para el río, el sol para los árboles y el cielo para nosotros». De igual manera, podemos afirmar que la esperanza del cristiano es firme, porque ha sido construida por Cristo con cimientos inquebrantables. Como escribió Aristóteles: «La esperanza es un sueño despierto», así también el creyente avanza con los ojos abiertos y convencido en Cristo, nuestro guía hacia la eternidad. Aunque atraviese pasajes oscuros, no teme ni se desanima, porque, como afirmó Charles Spurgeon: «La esperanza, en sí misma, es como una estrella: no se ve a la luz del sol, pero brilla en la oscuridad».

¿Y tú? ¿Estás seguro de que irás al cielo? ¿En qué, o en quién, está fundamentada tu esperanza de salvación y vida eterna? Jesús afirmó: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad, porque tendrán la luz que lleva a la vida» (Jn 8:12, NTV). Por lo tanto, cree en Jesús ahora mismo, y nunca más andarás en tinieblas.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

18/12/2024

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Diciembre 18, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 353 — Hebreos 7-9

JESÚS, NUESTRO SUMO SACERDOTE

«Tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y hecho más sublime que los cielos» (He 7:26 RV95).

En la reflexión de hoy analizaremos la superioridad del sumo sacerdocio de Jesucristo:

1. Jesús es Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.
Jesús no es sacerdote según el orden de Aarón porque pertenecía a la tribu de Judá, y Moisés nunca mencionó que los sacerdotes debieran provenir de esa tribu.

2. Jesús es Rey de Justicia y Rey de Paz.
El nombre "Melquisedec" significa "rey de justicia", y ser rey de la ciudad de Salem significa "rey de paz". Jesús es justo, actúa con justicia y gobierna en paz.

3. Jesús bendice los diezmos en el cielo.
Quien bendice es superior a quien recibe la bendición. Abraham, el gran patriarca que ya había recibido las promesas de Dios, reconoció la autoridad espiritual de Melquisedec y le dio el diezmo de todo lo que obtuvo en la batalla. Además, aunque Leví aún no había nacido, sus descendientes también diezmaron en Abraham, pues proceden de su linaje.

4. Jesús es Sumo Sacerdote eterno.
Los sacerdotes según el orden de Aarón, que recibían los diezmos, eran hombres mortales. Melquisedec es superior a ellos porque sigue viviendo.

5. Jesús es un Sumo Sacerdote santo y su sacrificio es perfecto.
Los sacerdotes levitas debían ofrecer sacrificios diarios por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Jesús, siendo justo y santo, se ofreció a sí mismo una vez y para siempre por los pecados de la humanidad.

Y tú, ¿ya confesaste tus pecados a Jesús? ¿Eres salvo por la obra de Cristo en la cruz? ¿Es Jesús tu Sumo Sacerdote que intercede por ti en el cielo? Si no puedes responder afirmativamente a estas preguntas, hoy es el día aceptable, hoy es el día de salvación. Mañana podría ser demasiado tarde.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

17/12/2024

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Diciembre 17, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 352 — Hebreos 4-6

LIBRE ACCESO AL TRONO DE DIOS

«Por lo tanto, ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que entró en el cielo, Jesús el Hijo de Dios, aferrémonos a lo que creemos. Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos» (He 4:14-16 NTV).

Jesús es el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec y no según el orden de Leví. Por lo tanto, su sacerdocio es superior, celestial y eterno. Al ser Dios y Hombre, Jesús puede representar perfectamente a cada una de las partes en disputa. Su intercesión ante el Padre a nuestro favor es completamente confiable, ya que enfrentó todas las tentaciones humanas, pero sin caer en pecado. ¡Qué grandioso!

En su libro «¿Dios de ira o Dios de amor?», Marcos Baker plantea una interesante pregunta: ¿por qué Dios usó pañales? Es decir, ¿por qué no se manifestó simplemente como una persona adulta? ¿Acaso no podía haber venido, desarrollar su ministerio activo en tres años y nada más? Él responde: «No pretendo conocer los pensamientos de Dios ni sé cómo respondería Él a estas preguntas. Pero sí me atrevo a afirmar que, de esta manera, Dios quería oponerse enfáticamente al pensamiento de los filósofos griegos, quienes menospreciaban el cuerpo y percibían a Dios como un ser ajeno a la realidad material. Los gnósticos de los primeros siglos aceptaron ese concepto griego y, por ello, consideraron a Jesús como un ser espiritual que nunca llegó a tocar realmente la tierra. Pero estaban equivocados: Dios abrazó la experiencia humana en su totalidad».

Emanuel, Dios con nosotros, fue verdaderamente humano. Experimentó la fragilidad y las limitaciones humanas sin tomar atajos. No evitó ninguna de las pruebas que enfrentamos diariamente, por más incómodas o vergonzosas que fueran. El Creador se hizo como una de sus criaturas para poder escucharlas pacientemente, comprenderlas exactamente y consolarlas tiernamente. ¡Qué maravilloso es saber que en el cielo hay alguien que me conoce tal cual soy y, aun así, me ama!

John Bunyan dijo: «Aquello que Dios diga que es mejor, es lo mejor, aunque el mundo entero diga lo contrario». El sumo sacerdocio de Jesús es infinitamente superior al de Aarón, y por eso Dios te invita a acercarte con toda confianza a su trono de amor y misericordia. Allí encontrarás toda la gracia que necesitas, donde la necesitas y cuando más la necesites. Dime, ¿qué Dios es como Él? Sabio y afectuoso, te acompaña siempre y está tan cerca de ti como tu propia sombra. Acércate a Él y te irá bien; así encontrarás paz.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

16/12/2024

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Diciembre 16, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 351 — Hebreos 1-3

LA VIDA HUMANA DE DIOS

«Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo. El Hijo irradia la gloria de Dios y expresa el carácter mismo de Dios, y sostiene todo con el gran poder de su palabra. Después de habernos limpiado de nuestros pecados, se sentó en el lugar de honor, a la derecha del majestuoso Dios en el cielo» (Heb 1:1-3 NTV).

Juan Calvino afirmó que el universo es el «teatro de la gloria de Dios». ¡Dios es real! La razón por la que todos los seres humanos, desde el comienzo de la historia, pueden conocerlo y relacionarse con Él es que Dios se ha revelado a sí mismo a través de la naturaleza, la conciencia, la historia, su pueblo, los profetas, las visiones y los sueños. Por ello, su gloria, su poder, la dignidad de ser adorado y sus exigencias morales son las bases de la acusación que Pablo dirige a toda la humanidad, declarándola pecadora y culpable ante Dios por no amarlo, admirarlo y servirlo como corresponde.

¡Jesús es la revelación suprema de Dios! Fuera de Cristo, podemos saber muy poco acerca de Dios, ya que Cristo es la expresión perfecta de cómo Dios se concibe a sí mismo: «Jesús es Dios irrumpiendo en nuestra vida» (E. Stanley Jones). Jesús es Dios hablándonos en un lenguaje humano, con un carácter humano, a través de una vida humana. Jesús es la manifestación humana de Dios.

A. W. Tozer escribió: «Una amante personalidad domina toda la Biblia, caminando entre los árboles del huerto y esparciendo su fragancia en cada escenario. Siempre está presente como una persona viva, hablando, rogando, amando, trabajando y manifestándose personalmente cuando y donde su pueblo tiene la receptividad necesaria para recibir esa manifestación». Por lo tanto, si no conocemos a Dios, es porque no queremos abrir nuestra mente a su magnífica revelación en Jesucristo.

Quiero concluir esta reflexión citando las sublimes palabras del reconocido escritor Brian Zahnd: «Nadie ha visto a Dios hasta que ve a Jesús. Jesús es la Palabra viva de Dios, el Logos de Dios, la Lógica de Dios en carne humana. Les corresponde a los cristianos creer en la perfecta, infalible e inerrante Palabra de Dios —y su nombre es Jesús—. Jesús es el ícono del Dios invisible».

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

15/12/2024

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*Diciembre 15, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 350 — Tito 1-3 y Filemón 1

RECONCILIACIÓN

«Te suplico que le muestres bondad a mi hijo Onésimo. Me convertí en su padre en la fe mientras yo estaba aquí, en la cárcel» (Flm 10 NTV).

Filemón era un hijo en la fe del apóstol Pablo, quien se había convertido en una figura importante en la iglesia de Colosas. Onésimo, por su parte, era un esclavo de Filemón que, tiempo atrás, se había escapado de su amo. Durante su encarcelamiento en Roma, Pablo tuvo la dicha de evangelizar a Onésimo y guiarlo hacia la salvación en Cristo. Entonces, Onésimo se convirtió inmediatamente en un valioso colaborador de Pablo. Aunque el apóstol deseaba retenerlo a su lado, decidió enviarlo de regreso a su amo, portando consigo una carta.

Filemón era un siervo fiel de Jesucristo que demostraba un gran amor por el pueblo de Dios. A medida que profundizaba su conocimiento del Maestro, crecía en bondad y generosidad, reanimando el corazón de los creyentes y llenando de alegría y consuelo el corazón del apóstol Pablo. Ahora, Filemón enfrentaba un gran desafío: perdonar a Onésimo, reconciliarse con él y recibirlo nuevamente en su casa, no como un esclavo, sino como un verdadero hermano en la fe de Jesucristo.

Así, Filemón perdió a Onésimo como esclavo por un tiempo, pero lo recibió de vuelta como un hermano amado para siempre. Jesucristo actúa de esta manera: no pone remiendos nuevos en trapos viejos; Él realiza una regeneración perfecta en el individuo, dejando atrás los vicios del pasado para dar paso al hombre nuevo, que aflora y crece en gracia y en buena opinión delante de los hombres. Por lo tanto, así como Dios perdonó a Filemón en Cristo, él debía perdonar también a Onésimo. Si Dios nos ha perdonado en Cristo un océano de pecados, ¿quiénes somos nosotros para no perdonar a nuestro hermano un "charco" de pecados cometidos contra nosotros?

Para concluir esta reflexión, quiero hacerte algunas preguntas:
¿Sabías que amas a Dios porque Él te amó primero? ¿Sabías que la sangre de Jesucristo te limpia de todo pecado? ¿Has experimentado el perdón de Dios? ¿Perdonas a tus hermanos cuando pecan contra ti, o les guardas rencor para siempre? Espero que puedas responder afirmativamente a todas estas preguntas. ¡Perdona y sé libre!

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

14/12/2024

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Diciembre 14, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 349 — 2 Timoteo 1-4

PODER, AMOR Y DOMINIO PROPIO

«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Ti 1:7 RV95).

Timoteo fue un discípulo fiel y uno de los más cercanos al corazón y a la visión del apóstol Pablo. Debido a su juventud, timidez y fragilidad de salud, Pablo le aconsejó avivar el fuego del don de Dios que había recibido mediante la imposición de sus manos. Es muy probable que el apóstol quisiera encomendarle a Timoteo el maravilloso ministerio de cuidar las iglesias que, con tanto amor y abnegación, él mismo había fundado.

En la Biblia encontramos que Dios no llama al ministerio a quienes ya están capacitados, sino que capacita pacientemente a quienes Él llama. Desde el principio, Dios estuvo equipando a Timoteo: recibió la Palabra de Dios aún en el vientre de su madre, heredó la fe sincera de su abuela Loida y su madre Eunice, fue dotado del don pastoral para cuidar con ternura y amor el rebaño del Señor, y recibió un espíritu de poder, amor y dominio propio.

La frase «no temas» aparece 366 veces en la Biblia, una para cada día del año, incluso para el 29 de febrero en los años bisiestos. La cobardía es contraproducente para la vida, la familia y el ministerio, porque convierte al siervo de Dios en esclavo de sus complejos y temores. El ministro de Jesucristo debe ser esforzado y valiente, y para ello Dios le ha dado su Espíritu, quien transforma el carácter humano conforme a la imagen del carácter mismo de nuestro Señor Jesucristo.

El Espíritu Santo quiere producir en ti una fe en Dios que mueve montañas y obra milagros y maravillas. Satanás desea que pongas tu atención en tus problemas y limitaciones; por el contrario, el Espíritu quiere que mires hacia arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios, porque allí, precisamente, también estás sentado tú. Dios te ha bendecido en Cristo de manera abundante; por lo tanto, eres un vencedor nato. Sal ahora mismo de tu letargo, enfrenta las adversidades de la vida, pelea como un buen soldado de Jesucristo y declara la victoria del Señor en tu ministerio, para la gloria de Dios.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

12/12/2024

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Diciembre 12, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 347 — 2 Tesalonicenses 1-3

EL HOMBRE DE PECADO

«Que nadie os engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se exalta sobre todo lo que se llama dios o es objeto de culto, de manera que se sienta en el templo de Dios, presentándose como si fuera Dios» (2 Tes 2:3-4 LBLA).

La segunda venida de Cristo en gloria (parusía) no ocurrirá hasta que se produzca la apostasía (abandono de la verdad por parte de los creyentes) y se manifieste el hombre de pecado. Este «hombre de pecado» es el último emperador mundial gentil mencionado en la visión de Daniel 7, quien hará su aparición en el escenario mundial al inicio del «Día del Señor», previo a la parusía. Él pisoteará Jerusalén hasta que el «tiempo de los gentiles» llegue a su fin (Lc 21:24).

El hombre de maldad (el Anticristo) estará lleno del poder de Satanás, poseerá una personalidad carismática, hará grandes promesas con elocuencia y confundirá al mundo ofreciendo aparentes soluciones magistrales a los problemas globales. Se opondrá con tenacidad y visceralidad a cualquier culto que no sea dirigido a él mismo.

En el clímax de su desvarío, se sentará en el templo de Dios y exigirá ser adorado como si fuera Dios. Si Jesús se humilló hasta lo sumo, el Anticristo se exaltará hasta lo sumo, convirtiéndose en el peor, más terrible y más orgulloso rey gentil de la historia. El sufrimiento que experimentaban los tesalonicenses era solo una pequeña muestra de la gran persecución que este hombre de pecado desatará en el futuro.

El pecado y la maldad continúan creciendo de manera imparable a lo largo de la historia. La humanidad podría estar acercándose al nuevo orden mundial impuesto por este Inicuo. La pregunta más importante es: ¿te irás con Jesucristo o permanecerás con el Anticristo? Si no estás seguro, te animo a que hoy mismo creas en Jesús como tu Salvador.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

11/12/2024

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Diciembre 11, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 346 — 1 Tesalonicenses 1-5

EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS

«Pues el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con voz de arcángel y con el llamado de trompeta de Dios. Primero, los creyentes que hayan mu**to se levantarán de sus tumbas. Luego, junto con ellos, nosotros, los que aún sigamos vivos sobre la tierra, seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Entonces estaremos con el Señor para siempre» (1 Tes 4:16-17 NTV).

Estos versículos nos enseñan tres verdades escatológicas muy importantes. En primer lugar, el apóstol Pablo afirma que Jesús vendrá por segunda vez a esta tierra. En su primera venida, el Señor Jesucristo cumplió con exactitud más de trescientas profecías del Antiguo Testamento. Por lo tanto, no hay ninguna razón humana para dudar que cumplirá las cientos de profecías, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, acerca de su segunda venida. Jesús prometió que iría a preparar un lugar para nosotros y que volvería, para que estemos con Él para siempre.

En segundo lugar, el apóstol Pablo confirma que los creyentes que hayan mu**to se levantarán de sus tumbas primero, ofreciendo consuelo y esperanza a todos aquellos que ven partir a sus familiares y amigos a la eternidad antes del regreso de Jesucristo a la tierra. Los que mueren en Cristo solo duermen, esperando la resurrección gloriosa que ocurrirá cuando Él regrese. El creyente en Jesucristo nace dos veces (física y espiritualmente), pero solo muere una vez. ¡Aleluya!

En tercer lugar, el apóstol Pablo afirma que los que sigan vivos en la tierra serán arrebatados en las nubes para encontrarse con el Señor en el aire. Será una experiencia similar a la del patriarca Enoc, quien fue traspuesto para no ver muerte, o a la del profeta Elías, quien fue llevado en un carro de fuego en presencia del profeta Eliseo.

Permíteme hacerte estas preguntas finales: si el reloj profético estuviera a solo segundos de marcar las doce campanadas de la medianoche, ¿estarías preparado para reunirte con Jesús en las nubes? ¿Eres salvo por la sangre de Jesús? ¿Está tu nombre escrito en el Libro de la Vida? Cuando allá se pase lista, ¿estarás "presente" para responder cuando se diga tu nombre? Bienaventurado eres si puedes responder afirmativamente a todas estas preguntas. Y si no, hoy es el día de salvación, porque mañana puede ser que Cristo ya haya venido, y tú te hayas quedado.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

10/12/2024

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Diciembre 10, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 345 — Colosenses 1-4

LA IMAGEN VISIBLE DE DIOS

«Cristo es la imagen visible del Dios invisible. Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas y es supremo sobre toda la creación porque, por medio de Él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de Él y para Él» (Col 1:15-16 NTV).

En la epístola a los Colosenses, el apóstol Pablo establece que Jesús de Nazaret es Dios, el Creador y la Cabeza del Universo.

A continuación, quiero compartir diez evidencias bíblicas que confirman que Jesús es Dios:

1. Jesús resucitó a sí mismo de la muerte (Jn 5:28-29; 10:17-18). Su retorno de la muerte demuestra tanto su deidad como su divinidad.

2. Jesús se atribuyó a sí mismo los títulos santos de Dios (Jn 8:58). Al usar los nombres divinos para referirse a sí mismo, provocó la indignación de sus oyentes.

3. Jesús tiene el poder de dictar una sentencia final (Jn 5:22). Solo Dios puede emitir un veredicto eterno, y Jesús lo hizo porque tiene esa autoridad.

4. Jesús recibió adoración (Jn 20:28). Mientras que los hombres solo son reconocidos, Jesús fue verdaderamente adorado.

5. Jesús declaró: «...creéis en Dios, creed también en mí» (Jn 14:1). Esta afirmación de igualdad con Dios sería blasfema si Jesús no fuera realmente Dios.

6. Jesús hizo milagros (Jn 2:1-11; 9:6-7; 11:39-44). No fue un mago ni un ilusionista; sus milagros fueron asombrosos y permanentes.

7. Jesús se transfiguró delante de sus apóstoles (Mt 17:1-13; 2 P 1:16-17). Pedro, Jacobo y Juan vieron a Jesús en toda su gloria y oyeron la voz del Padre celestial.

8. Jesús perdonó pecados (Mt 9:2; Mc 2:5; Lc 5:20). El único con autoridad para perdonar pecados no es un líder religioso, sino Jesús.

9. Jesús es omnisciente (Jn 1:48; Mt 12:25; 22:18; Lc 6:8). Conoce las actividades, pensamientos e intenciones de los hombres.

10. Jesús tiene autoridad sobre la naturaleza (Mt 14:22-26). Al caminar sobre el agua, dio una prueba contundente de su divinidad.

Frente a todas estas evidencias, ¿qué harás con Jesús de Nazaret? ¿Creerás en Él como tu Salvador y recibirás el regalo de la vida eterna? Decide hoy mismo y encontrarás paz.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

09/12/2024

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Diciembre 9, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 344 — Filipenses 1-4

SE HUMILLÓ A SÍ MISMO

«Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre» (Fil 2:5-11 NTV).

El nacimiento, la vida cotidiana y la muerte de Jesús conforman un admirable cuadro de modestia. La actitud de Jesús de Nazaret es el mayor ejemplo de humildad registrado en la historia. Jesús dijo: «El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Mt 23:12). En este sentido, Jesús se humilló a sí mismo hasta lo sumo, permitiendo ser ejecutado en la cruz; por lo tanto, Dios lo exaltó también hasta lo sumo, recibiéndolo en el cielo y sentándolo a Su diestra.

Cuando Jesús se «despojó» (gr. kenosis, que puede traducirse como «vaciarse»), renunció a su ropaje espléndido y a sus derechos divinos. Él jamás utilizó sus poderes para aliviar las molestias o incomodidades de su condición humana. Aceptó con entereza la fragilidad y los achaques propios de las criaturas afectadas por la caída (sed, hambre, cansancio, temor, vergüenza, envejecimiento, etc.), pero sin pecar jamás, ni en pensamiento, ni en palabra, ni en acción.

La encarnación fue un acto supremo de amor y humildad por parte de Jesús, para enseñar a la humanidad las virtudes que agradan a Dios y para salvarnos de nuestros pecados. J. I. Packer afirmó: «Mientras más lo meditas, más asombroso se vuelve. Nada en la ficción es tan fantástico como la verdad de la encarnación». No fue una simple visita turística; en realidad, «el Eterno entró en el tiempo, el Todopoderoso se hizo vulnerable y el Inmortal murió» (John Stott). Por eso, celebramos la Navidad con profunda gratitud y gran regocijo, porque hemos recibido el regalo de la vida eterna. Dios nos ha bendecido abundantemente en Cristo, y el Padre celestial nos llama tiernamente sus hijos. ¡Aleluya!

Queridos lectores, el reto para nosotros es inmenso: imitar la actitud de Cristo, vivir contentos y agradecidos, permitir que el Espíritu forje en nosotros un carácter manso y humilde, no aferrarnos a nuestros logros ni privilegios, y, sobre todo, procurar que todo nuestro pensar, hablar y actuar glorifique y honre a Dios.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

08/12/2024

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Diciembre 8, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 343 — Efesios 4-6

PERDÓNENSE MUTUAMENTE

«Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo» (Ef 4:32 NVI).

La base razonable para practicar el perdón mutuo es el perdón que Dios nos ha otorgado en Cristo. Cuando creímos en Jesús, su sangre limpió gratuitamente de nuestra mente los innumerables pecados que hemos cometido contra Dios, sin importar su gravedad. Y si Dios nos ha perdonado en Cristo un océano de pecados, ¿quiénes somos nosotros para no perdonar un charco de pecados que nuestro hermano haya cometido contra nosotros?

Recuerda que el pecado es una transgresión de la ley de Dios. Todos, sin excepción, hemos quebrantado los diez mandamientos, pues "todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios". Por causa del pecado, el mundo es un verdadero caos: la naturaleza está bajo maldición, la maldad y la violencia se manifiestan en todas partes, y los seres humanos viven en constante confrontación, ya sea en la familia, el vecindario, la universidad o el trabajo.

El planeta entero clama por unas gotas de bondad y compasión. La bondad es una cualidad infinita de Dios que se derrama sobre el pecador arrepentido para ayudarlo a vivir una vida de amor y servicio a los demás. La compasión, por su parte, es una forma de amor incondicional que nos permite ver a los demás con ojos comprensivos, en lugar de criticarlos y juzgarlos. Si el impío no recibe bondad y compasión del creyente, ¿de quién más las recibirá?

El perdón y la libertad están estrechamente relacionados, porque perdonar nos libera de la culpa, el resentimiento y la vergüenza. Esa pesada carga de amargura emocional que nos impide avanzar en los propósitos de Dios desaparece cuando perdonamos al hermano, incluso hasta setenta veces siete. Dios nos ha llamado a disfrutar de una vida de amor, gratitud y servicio a los demás. Al perdonar a quienes nos ofenden, nos sentimos más conectados con Dios, y la vida se torna rebosante de alegría, paz y satisfacción.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

07/12/2024

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Diciembre 7, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 342 — Efesios 1-3

BENDECIDOS A MÁS NO DAR

«Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo» (Ef 1:3 NTV).

Cuando un pecador se arrepiente de sus pecados y cree en Jesús como su Salvador, es bendecido en gran manera. La gracia providencial de Dios se derrama abundantemente sobre esta persona, y el Espíritu Santo la bendice plenamente. John MacArthur afirma que estas bendiciones incluyen «su justicia, sus recursos, su privilegio, su posición y su poder». Todas las sobreabundantes bendiciones de Dios pertenecen ahora a los creyentes, quienes son sus hijos por la fe en Jesucristo, para que todo lo que Él tiene sea también de ellos.

La expresión «en Cristo» o su equivalente se repite alrededor de treinta y cinco veces en la epístola, destacando la posición privilegiada y exaltada que ahora tenemos en Jesucristo desde el día en que creímos en Él. Es una obra realizada de manera puntual en el pasado: ocurrió en el momento de nuestra conversión. Ya fuimos escogidos, predestinados, santificados, adoptados, redimidos, sellados, resucitados y sentados en los lugares celestiales con Cristo. Dios no se ha reservado ninguna bendición para sí mismo. Toda la gloriosa herencia que preparó para su Hijo la ha compartido también con nosotros, pues somos «coherederos con Cristo». ¡Aleluya!

Por esta razón, te animo, hoy más que nunca, a tomar una decisión positiva y definitiva frente a Jesucristo: cree en Él con todo tu corazón como tu Salvador y confiésalo con tus labios como tu Señor. Deja de luchar y afanarte por las migajas que el mundo ofrece, y aprovéchate de los tesoros inconmensurables y eternos del cielo por medio de la fe en Cristo. Arrepiéntete ahora mismo, cree en Jesús, y serás salvo tú y tu casa.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

06/12/2024

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Diciembre 6, 2024

Plan de lectura bíblica diaria:
Día 341 — Gálatas 4-6

LOS DOS LOBOS

«En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!» (Gá 5:22-23 NTV).

La leyenda cherokee de «los dos lobos» relata que, en nuestro interior, se libra una batalla constante entre dos fuerzas opuestas. Es un conflicto entre nuestro lado más oscuro (el lobo negro) y nuestra parte más luminosa y noble (el lobo blanco). Esta dualidad entre el bien y el mal, la alegría y el orgullo, la culpa y la humildad, define en gran medida lo que somos. ¿Qué lobo ganará la batalla? Aquel que decidas alimentar.

En la vida del cristiano también se libra una lucha interior constante y tenaz entre la carne y el Espíritu. Los deseos de la naturaleza pecaminosa incluyen inmoralidad sexual, idolatría, ambición egoísta, borracheras y otros similares. En contraste, el fruto del Espíritu produce amor, alegría, paz, gentileza y mucho más. ¿Quién ganará esta batalla espiritual? Aquel que decidas alimentar.

Proverbios 4:23 nos exhorta: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón (mente); porque de él mana la vida». Por tanto, esa confrontación se desarrolla en la mente. Si alimentas tu mente con música mundana, lecturas eróticas, alabanzas a los ídolos y el consumo de bebidas alcohólicas, ¡ganará la carne! Pero si cada día lees, memorizas, meditas y practicas la Palabra de Dios, consumes libros edificantes y te reúnes con otros creyentes para orar y adorar a Dios, ¡ganará el Espíritu!

Y tú, ¿a qué «lobo» alimentas diariamente? ¿Qué o quién controla tu vida: el Espíritu de Dios o tú mismo? Recuerda que el destino de quien sigue los deseos de la carne es la muerte, pero el de quien obedece al Espíritu es la vida eterna. Si el pecado que mora en ti te ha hecho caer repetidamente en el fracaso, ya es hora de que creas en Jesús como tu Salvador y lo confieses como tu Señor. Él te levantará en victoria y te dará paz.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

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