18/02/2023
El regalo de Lady Galadriel a Gimli.
"-¿Y qué regalo le pediría un enano a los Elfos? -dijo Galadriel volviéndose a Gimli.
-Ninguno, Señora -respondió Gimli-. Es suficiente para mí haber visto a la Dama de los Galadrim y haber oído tan gentiles palabras.
-¡Escuchen ustedes, Elfos! -dijo la Dama mirando alrededor-. Que nadie vuelva a decir que los enanos son codiciosos y antipáticos. Pero tú, Gimli hijo de Glóin, algo desearás que yo pueda darte. ¡Nómbralo, y es una orden! No serás el único huésped que se va sin regalo.
-No deseo nada, Dama Galadriel -dijo Gimli inclinándose y balbuceando-. Nada, a menos que... a menos que se me permita pedir, qué digo, nombrar uno solo de sus cabellos, que supera al oro de la tierra así como las estrellas superan a las gemas de las minas. No pido ese regalo, pero me ordenaste que nombrara mi deseo.
Los Elfos se agitaron y murmuraron estupefactos, y Celeborn miró con asombro a Gimli, pero la Dama sonreía.
-Se dice que los enanos son más hábiles con las manos que con la lengua -dijo-, pero esto no se aplica a Gimli. Pues nadie me ha hecho nunca un pedido tan audaz y sin embargo tan cortés. ¿Y cómo podría rehusarme si yo misma le ordené que hablara? Pero dime, ¿qué harás con un regalo semejante?
-Atesorarlo, Señora -respondió Gimli-, en recuerdo de lo que me dijo en nuestro primer encuentro. Y si vuelvo alguna vez a las forjas de mi país, lo guardaré en un cristal imperecedero como tesoro de mi casa y como prenda de buena voluntad entre la Montaña y el Bosque hasta el fin de los días.
La Dama se soltó entonces una de las largas trenzas, cortó tres cabellos dorados y los puso en la mano de Gimli.
-Estas palabras acompañan al regalo -dijo-. No profetizo nada, pues toda profecía es vana ahora; de un lado hay oscuridad y del otro nada más que esperanza. Si la esperanza no falla, yo te digo, Gimli hijo de Glóin, que el oro te desbordará en las manos, y sin embargo no tendrá ningún poder sobre ti."