29/08/2024
Recordando un día como hoy hace exactamente 15 años.
29 de agosto de 2024.
Hoy comparto nuevamente algo muy personal, en relación con la foto que publico aquí, que nunca he olvidado. Una experiencia que ha marcado mi vida de manera profunda.
Hace 15 años, en un día como hoy, me encontraba recuperándome en un balneario después de haber pasado por dos operaciones a corazón abierto en un lapso de solo 15 días. En ese momento, me sentía feliz de haber sobrevivido, sin imaginar las secuelas que me esperaban debido a un evento que pocos conocen: soy uno de los 15,000 pacientes que se despiertan durante la cirugía mientras deberían estar completamente anestesiados y dormidos.
El dolor extremo que experimenté mientras estaba inmovilizado en el quirófano dejó cicatrices en mi corteza cerebral que hasta el día de hoy me obligan a medicarme para evitar ataques de epilepsia, una condición que nunca había sufrido antes. Al principio, los médicos tuvieron dificultades para diagnosticarme, ya que durante años me despertaba en el suelo, ensangrentado, con fracturas y sin saber qué había ocurrido. Se pensaba que se trataba de desmayos por presión baja u otras causas.
Hace unos años, finalmente me sometí a exámenes avanzados y descubrí que mi epilepsia era una consecuencia directa de los esfuerzos extremos que hice para soportar el dolor mientras estaba consciente en la sala de operaciones, y de la angustia de tratar de comunicar lo que estaba ocurriendo.
La segunda vez que sucedió, mi hijo estaba a mi lado y trataba de consolarme mientras yo soportaba el dolor hasta que finalmente me administraron analgésicos potentes, tan costosos que solo se prescriben en casos extremos. Fue una experiencia surrealista para ambos, una que ninguno de los dos podrá olvidar.
Ahora entenderán por qué, durante un tiempo, cambiaba de gafas frecuentemente. Se rompían en mis caídas mientras veía la televisión en casa, y a veces, los cristales me herían. Tuve fracturas en los hombros y brazos, y con frecuencia, aparecían grandes hematomas en mi cabeza. Curiosamente, estos episodios solo ocurrían en casa, nunca en la calle, probablemente porque afuera estaba más alerta.
Estoy agradecido de que mis ojos no sufrieran daños permanentes. Mi hijo sugirió instalar cámaras en toda la casa para entender mejor lo que ocurría, pues a menudo me despertaba sin saber cuánto tiempo había pasado sin conocimiento, mientras mis gatos intentaban despertarme.
Todo se aclaró cuando, como mencioné antes, me sometí a semanas de pruebas con la mejor tecnología disponible. La resonancia magnética fue clave en el diagnóstico preciso de mis problemas y en el inicio de un tratamiento exitoso que sigo hoy en día. Tomo una tableta que me provoca sueño durante dos horas por las tardes, razón por la cual a veces me despido de ustedes para mi "inusual siesta" nocturna.
Unos días después de mi recuperación, mi amigo y ex-guardaespaldas Stoyan me regaló a Príncipe, y un año después, Rita se unió a mi vida, pegándose a mí como una cría en una tienda de alimentos para animales. La foto que comparto hoy también me trae gratos recuerdos de esos momentos. Un año antes, había perdido a Cleopatra, mi compañera durante 17 años.
La foto fue publicada en los medios para anunciar que "El Sr. Rey González ya estaba dejando las muletas", como escribieron. Ver esta foto hoy, aún en la cama, es recordar una parte importante de mi vida. Trato de olvidar los recuerdos dolorosos que me trae, pero siempre hay algo o alguien que me lo hace recordar.