08/11/2022
SUSANA BONET, LA DAMA DE FIERRO
Es de manera intrínseca, la madre del triatlón y del Maratón “Tres Ciudades”. Firmó, como secretaria, todas las actas de la Asociación Deportiva Evento Sport, la reconocida organización que permitió el desarrollo pleno de las pruebas combinadas, con competencias y exponentes inolvidables. En el seno institucional también surgió el mejor maratón patagónico de la historia, el “Tres Ciudades”. Desde su labor como cronometrista, “Susy” apuntaló cientos de carreras, en el anonimato y desde una tarea silenciosa, pero por demás encomiable.
Antes había sido planillera de básquet, otras de las disciplinas en la incursionaron sus dos hijos varones. Es mamá de uno de los grandes deportistas de las últimas décadas, Leandro González Bonet. Pero el mayor, “Loncho”, marcó el punto de partida de la familia en el triatlón.
En la casa de barrio Comercio impera el silencio, salvo cuando aparecen los nietos, ya creciditos, y la calma se transforma en bullicio. Ya no están Juan Carlos, que se fue en 2010, y Fabi, su hija –la segunda de los tres hermanos- que se despidió en 2021.
Pero pese a las circunstancias, y las tempestades, Susana parece haber tenido un “leitmotiv” a lo largo de su vida: disfrutar mientras se pueda o lo que se pueda, no perderse la oportunidad de disfrutar. “Hice todo lo que quise, creo que no me quedó nada por hacer”, asegura en efecto.
PARA ENAMORARSE BIEN…
De hecho, el primer cambio fue haber dejado el ruido de Buenos Aires a los 31 años, con dos hijos chicos y un marido que la indujo a venir al sur.
“En Buenos Aires Juan Carlos era decorador de interior, trabajaba en una empresa muy grande, Nordisca, tenía años de arquitecto, pero no se recibió. También hacía planos de muebles. Cuando vinimos a Trelew, en 1977, puso un negocio de decoraciones, no le fue muy bien, llegamos una época en la nunca se había cerrado un negocio, pero nos tocó a nosotros”, recordó.
“Yo había venido con la idea de no trabajar porque estaba embarazada de Leandro, el más chico de mis tres hijos. Pensaba en no trabajar más y en dedicarme a los nenes”, admite.
DOCENTE Y TESORERA
“Yo soy maestra normal, en Buenos Aires había ejercido 12 años, llevo la profesión en el alma porque me encanta trabajar con chicos y adolescentes”.
“En octubre de ese año nació Lea y me vino a buscar Juanita Soto Martín porque la tesorera de la escuela estaba con serios problemas y Cecilia Glasmann, con quien somos familia, le dijo que tenía a su cuñada que hacía ese trabajo. Yo también había trabajado en Capital con una tesorera en una escuela secundaria y Cecilia sabía que yo hacía cheques y liquidaba los sueldos de profesores. Hacía medio turno de maestra a la mañana y el otro medio turno a la tarde, por eso ya no quería trabajar más porque crie dos hijos tardando una hora para ir y otra hora para volver al trabajo”, expuso sobre su trayectoria laboral que en Trelew se prolongó por más de 30 años.
“Al enfermarse la tesorera de la Escuela de Comercio Juanita me pide que le diera una mano, que no tenía quien pagara los sueldos de los profesores y al final me quedé 32 años, la tesorera se jubiló y seguí yo y como no me podía quedar con una sola cosa, también era ayudante de clases prácticas en el laboratorio con los profesores de biología, química y física. Ahí conocí a toda la barra brava que hoy son todos profesionales. Pero los dos más grandes no quisieron ir al comercial, Lea sí”.
EL NACIMIENTO DE EVENTO SPORT
“Quique Pérez Luces (conocido empresario) quería una asociación que se encargara del triatlón y creó Evento Sport en 1993, nosotros ya estábamos en el triatlón por Loncho y sobre todo por Lea, pero también con Romina Blanes, Martín Hurtado, y el grupo de Pedro Battaglini de Corpus”, recordó.
“Con Quique, Pedro, Fabiana, yo, Juanca y Néstor Wener, que fue el primer presidente, formamos la primera comisión”, destacó.
“En realidad yo todavía tocaba de oído, porque Quique, Silvia Iralde que era la secretaria y Néstor Wener estuvieron con todos los trámites para la creación de Evento, Quique y Silvia se cansaron de ir a Rawson para hacer todos los trámites”, reconoció.
“Siempre ayudé con los tiempos porque ya los manejaba en el básquet de Independiente, había estado muchos años como planillera, en realidad empecé ahí porque los chicos empezaron jugando al básquet desde que llegamos, en el 77”.
“En el club estaba Mario González, hermano de Juanca, que era jugador. Entonces se creó con Coco Belzunce el minibasquet con Carlos Trod (santafesino que después dirigió a Racing). Ese grupo fue a jugar a Ushuaia y estuve hasta que los chicos empezaron triatlón. Yo seguía a mis hijos, aunque en lo único en lo que nunca me metí fue en el rugby, Loncho también jugó en Patoruzú, pero como tenía miedo que lo estropearan solamente iba a verlo. Pero en básquet y en triatlón sí”, aclaró.
“Tengo el libro desde actas desde que Evento Sport se creó, el 15 de febrero de 1993, hasta el cierre. En papeles no se cerró, pero la última acta que yo hice fue en 2014”, contó con nostalgia.
“Yo me fui del maratón y a su vez de Evento Sport, en 2010, ya no tenía mucha participación porque ese año se enfermó Juanca, aunque seguí un tiempo más con el triatlón”, precisó Susana.
“Con Quique, aunque con todos, mantenemos mucho cariño, mucha amistad; Jaquy (Salaberry), Raúl (Marín), Nico Torné trabaja acá a la vuelta y pasa, me abraza, me besa, al que no vi más fue a Alfredo Bones”, señaló sobre el grupo referentes que sostuvieron a la organización deportiva.
“El último presidente fue Roberto Bertón (también referentes como Sebastián “Reo” Sarries, el propio Loncho González Bonet y Sandra De Marzo comandaron la entidad, lo mismo que el joven empresario Juani Peralta), yo siempre estuve como secretaria, nunca ni más arriba ni más abajo. Todas las actas las hice yo”, se jactó la abuela de cinco nietos.
“Evento Sport llegó a organizar 15 carreras en una temporada, desde diciembre a marzo, y encima como sabían que yo estaba en el Comercial me iban a ver allá, que esto, que lo otro. ¿Y cómo no iban a conocer la casa? Los chicos de Esquel venían a inscribirse, pero primero pasaban por casa. Era una familia, una cosa hermosa”, enfatizó.
“Con Lea viajé bastante cuando era chico, lo acompañé a todos lados, pero cuando cumplió 19, 20 años, que salió campeón argentino juvenil, empezó a viajar solo. Antes teníamos un VW Gol bordó, el profe Sergio Nassif siempre decía que si no veían el Gol bordó había que agarrarse, porque yo abría la tapa del auto y tenía de todo”, apuntó con una sonrisa.
EL ÚNICO MEDIO IRON MAN EN CHUBUT
“Quique (también presidente después de Wener) quería traer el Campeonato Argentino de media distancia, por eso se apuró a crear Evento. La carrera de Pirámides se hizo en el ’94”.
“La ganaron en caballeros Caballeros el Turco Lemir, 4h09, 2º Alejandro Bilbao, 3º César Calcagno. El rionegrino Daniel Fontana, otro de los grandes de la historia, terminó quinto porque se “fundió. En damas terminaron 1º Virginia Coronel, 2º Claudia Schemper y 3º Claudia López”, informó, como si el tiempo se hubiera congelado y estaría proporcionando datos en una carrera de esa época.
“La de Pirámides es una prueba que nos quedó a todos en la memoria, con el Turco Lemir éramos muy amigos, él venía porque le gustaba el lugar. Todo el mundo decía que era muy lejos, pero le gustaba la carrera y la atención, pero la distancia siempre fue muy dura y ni te cuento de ir de acá para allá, era agarrar el auto y darle y darle”, dimensionó.
“Ese día tomábamos el Gatorade y parecía que no tomábamos nada, quedamos deshidratados”, rememoró.
UN DUELO DE TITANES
Daniel Fontana le ganó a Pablo Rodríguez en un duelo directo del Campeonato Argentino en el Río Chubut en el ’97, el rionegrino con 1:57:45 contra 1:59:48.
“Después se hicieron varios Argentinos Short y de Acuatlón”, agregó Susana.
EL ÚNICO GANADOR EN LA MECA
Habló del único chubutense que ganó el Triatlón Internacional de La Paz, Pablo Rodríguez: “
“Pablo tenía una manera de ser en la que jorobaba con todo el mundo, no me caía tan bien al principio, sobre todo porque nosotros también teníamos una amistad con Daniel Fontana y no entendíamos esa rivalidad, hasta que Pablo ganó en La Paz”, admitió.
“Yo estaba en La Paz cuando ganó, todos creían que se iba a morir y cuando lo vimos venir primero no lo podíamos creer, fue un momento de mucha emoción y sobre todo por la fiesta que era el Triatlón de La Paz. En ese momento parecía el Iron Man de Hawai”, reivindicó.
NdR: Otro de los grandes rivales del “Halcón” Rodríguez fue el capitalino Fabián Guzmán, también campeón patagónico y argentino.
“Salvo algún caso puntual, las rivalidades nunca pasaron de la carrera, como con Leo Chiachio, Maximiliano Iberlucea, Gustavo Ibarra, que fue mi alumno en el comercial. Con Romina Blanes lo mismo, era como mi hija porque la acompañé siempre. Y cuando ella dejó le regalamos el babero porque ya estaba embarazada”.
“No fue casualidad que mi hija haya sido esposa de un atleta, Rony (Pavoni) ya había venido a Pirámides. Donde estaba yo estaba Fabiana, ella también fue planillera”, mencionó.
EL FENÓMENO MARATÓN
“Nico, Jaquy, Raúl, Quique y el Turco Aidar se fueron a correr un maratón, creo que el de Bostón, y vinieron con la idea. Jaquy (Salaberry) y Nico (Torne), apasionados, y Raúl más frío, Rubén Rentería Beltrán también hacía el análisis de los sponsors. Pero uno de los pilares fue Aidar”, recalcó.
“La primera notebook con la que ya comencé a clasificar en el maratón se la regaló él a Evento Sport”, añadió.
“El maratón fue una cosa que nos superó, pusimos la vara muy alta en las primeras ediciones, ellos tenían sus trabajos y sus problemas y la carrera demandaba mucho tiempo para organizarla”, confesó Susy.
“Yo empezaba con la inscripción y después llevaba noches sin dormir para armar los kits y los números. Me traían todo, yo no hacía una sola gestión, pero después armaba todo y me tocaba la clasificación”, detalló.
“Hasta que no terminaba la carrera yo no me podía mover, en las primeras ediciones estaba Quique en la animación y no sabíamos qué hacer hasta que llegaba el último”, aludió.
“La más emocionante fue la que ganó Omar Crettón, para mí fue un orgullo personal, me acuerdo y se me pone la piel de gallina. Y la peor fue en la última edición, cuando se murió el atleta, ahí dejé”, recordó con tristeza.
“Lo mismo que cuando murió Néstor Paz, yo no estaba ese día en Playa Unión, pero me impactó mal porque él también estuvo en la primera comisión de Evento Sport”.
“Viste cuando dicen que el espectáculo debe continuar, yo tenía una angustia tan grande, pero igual tuve que terminar la clasificación. Pero ahí dije basta, en la vida hay ciclos y creí que era el momento para dejar, además mi salud ya no era buena y me costaba cada vez más”, argumentó.
CUENTAS CLARAS
“En los últimos años hasta me parecía que no me querían dejar sola en Evento Sport, me pasó con el Reo Sarries y Bertón, pero no era por mí, sino por la disciplina y la institución”.
“Había todo un papelerío atrás que había que hacerlo, ir al Tribunal de Cuentas a llevar todos los papeles, rendir todo, había que cumplir con la burocracia, sino estaba el papelito, no servía y yo lo tenía al día. Firmas y DNI, por ahí te rechazaban alguna que otra cosa, las actas. Manejábamos fondos del Estado, además de los trámites de la Personería Jurídica”, dijo con retórica docente.
“Nunca tuve temor porque las cuentas se manejaron con total claridad, eso tengo que agradecer siempre porque todo pasaba por mí, nadie hacía las cosas sin que yo lo supiera, venían y me decían, Susy acá está la plata, hay que pagar esto, lo otro, a fulano, mengano, siempre hablando del triatlón”, reveló.
“En el maratón en cambio tenía su propia comisión y manejo, aunque yo igual tenía que encargarme siempre de Personería Jurídica. Y era tanta la confianza que me tenía porque yo no firmaba un solo papel, firmaba el presidente, yo los presentaba, pagaba, pero no firmaba. El compromiso lo asumían ellos. El tema era el presidente y el tesorero”, resaltó.
EL PUNTO DE PARTIDA
“El Loncho empezó a correr triatlón con el Reo, Alejo Ferraría, Romina Blanes, Claudio Delpueche en Madryn”, evocó Susana.
“A Lea lo seguí de principio a fin, desde que empezó hasta que dejó de correr, después le tocó a Maga, primero como novia y después como esposa”.
“Íbamos Aldo Blanes, Alicia, Juanca y en ese momento corría Martín Hurtado y sus papás también viajaba y también estaba Diego Rodríguez, el papa trabajaba en la base”, memorizó.
“Sufrir se sufre siempre, no fui a dos o tres carreras de playa, porque ya no estaba Evento en la organización, lo escuché a (Héctor) Araneda, y ahí sí que sufrí porque cuando estaba tomando los tiempos lo iba viendo”, admitió.
CRÍTICA CRUEL
“Yo nunca tuve una discusión, siempre hay reclamos, pero como siempre había un director de la prueba, él se hacía cargo, yo me limitaba a tomar tiempos. En la carrera había otros responsables, entonces conmigo nunca hubo un problema”.
“Había gente que criticaba duro, crueles, porque era como que iban con el cuaderno y el lápiz a ver en qué fallamos, pero discutir con alguien, si pasó alguna vez, la verdad no me acuerdo.
"Hubo varias fallas, siempre las habrá, algún corredor que no viste, pero nunca en la clasificación final, porque nosotros tomábamos los parciales de cada disciplina y el programa que creó Sebastián Sarries nos sacaba las transiciones de manera automática”, subrayó cuando le tocó hilar más fino.
TIEMPOS EXACTOS
“Cuando venían de afuera y veían la forma que tomábamos los tiempos y trabajábamos la clasificación, querían llevarse el programa, el cronómetro, después apareció el sistema de chips y se solucionó todo. Pero en eso también tenemos la alegría de decir que fuimos pioneros. Ya en el 93 usábamos ese programa”, se jactó “Susy”.
“Primero teníamos un cronómetro que lo teníamos que conectar a la computadora, y después para el maratón Raúl Marín nos trajo uno de Buenos Aires que nos largaba la impresión. Primero trajo uno y después otro porque había que tener dos, uno en la salida de la natación y el otro en parque cerrado. Y siempre buscando alguien que nos ayudaba, Romina Blanes, Sandra De Marzo y los hijos de los atletas, la misma hija de la Negra, los que tenían condiciones, y sino algún profe que supiera del tema. Yo ya los tenía apalabrados”, especificó.
“La toma de tiempos para nosotros siempre fui fundamental, los triatletas se toman los tiempos, más ahora con los GPS, pero el tiempo oficial es el que vale. En el maratón lo mismo, pero cuando se agregó la prueba integración de 21K también necesitábamos gente en Trelew y costaba que aceptaran trabajar, querían ver la carrera, y yo los entendía. Mirá que van a querer estar con el papelito y el cronómetro no pudiendo sacarle la vista a cada corredor”, indicó con tono comprensivo.
TODO PASA
“Extrañé Evento Sport, aunque el grupo ha conseguido en contacto conmigo y me siento como una bendecida, porque siempre pasan y me saludan, a veces estoy barriendo la vereda y no alcanzó a ver quién es”, expresó de manera entrañable.
“Como siempre estaba los chicos de por medio, Juanca también se sentía orgulloso como papá y me acompañaba siempre, o no me decía nada porque entendía que acompañábamos a nuestros hijos. Iba y hasta me compraba alfileres. Es distinto cuando no está la familia involucrada”, consideró.
“Incluso en el viaje del básquet a Ushuaia fue él con Loncho y en el rugby también iba él, por eso fue más fácil para los dos”, valoró Susana.
MÁS ALLÁ DEL UNIVERSO
“Juanca se fue en el 2010 y Fabita se fue en abril de 2021, pero ella está conmigo, para mí no se fue. Me decía siempre que yo era muy fuerte porque ella era temerosa, tenía una indecisión tremenda”, contó, con un temple de acero, pero sin dejar de emocionarse.
“Nosotras dos, desde la mañana hasta la noche, teníamos una interacción permanente, ella seguía en Panamá, vino para acá en enero de 2021, después de la pandemia durante la cual no habíamos podido viajar”, recordó.
“Ella había superado el cáncer en 2019, yo me instalé en octubre de ese año en Panamá y el tumor desapareció. En diciembre le dieron la noticia y volvimos para acá. Y en 2020 no pudimos viajar más. Y ahí no sé qué pasó, no lo sé, pero en enero de 2021 volvió muy delicadita, con la idea de quedarse, no quería volver a Panamá. La atendieron, estuvo con Francesca (su nieta de 11 años), pero el médico de allá le dije que tenía que volver”.
“Lea la acompañó, estuvo dos semanas, y no pudo recuperarse, Lea volvió por su trabajo y Fabi se fue el 1º de abril en Panamá, no la vi. Yo creo que ella lo preparó de esa forma, me parece que no quería que la viera así porque ella estuvo internada en el Hospital de Trelew donde Betina Stegmuller (doctora y también triatleta) la atendió muy bien, se lo voy a agradecer siempre”, reflexionó.
“Como mamá uno no querés ver sufrir a un hijo, y la mano venía muy dura y yo lo había pasado con Juanca, fue el mismo cuadro, un tumor en el esófago, vaya a saber, es una enfermedad tan cruel. Y Fabiana era tan sana, corría, hacía deportes, no fumaba, no tomaba, lo único fue esa porquería que se instaló ahí y no hubo forma. No llegó a cumplir los 50”.
“Francesca va a pleno con el padre (Ronan Pavoni), ya corrió en Hawai, es mi panameñita”, ponderó para cambiar el semblante y devolver una sonrisa.
PATAGÓNICO, SÓLO UNO
Evocó que “Lea nació en Trelew, es el único patagónico de la familia, los otros dos son porteños. Cuando sus hermanos, Loncho y Fabiana se auto decían de su orgullo patagónico, Lea les paraba el carro y les aclaraba que él es el único patagónico. Y nació porque nos vinimos a vivir acá, porque no sé si lo tenía. Cuando supimos que nos veníamos, lo encargué. Loncho es de diciembre del ´69 y Fabi del 71”.
CINCO NIETOS
Refrendó, con el pecho erguido, que “tengo cinco nietos, el mayor, Lautaro (el de Loncho), cumplió 17, Francesca de 11, Juanita de 10, Eunise de 6 y la chiquita Irenka, la eslovaca, de 4. Loncho tuvo a Lautaro y Juanita en su primer matrimonio, y ya divorciado, la conoció a Susana Michalkova, no sé si en Brasil, se casaron y tuvieron a Irenka González Michalkova. Ahora están viviendo en Budapest (Hungría), pero habían estado en Houston (Estados Unidos) y después en Bélgica”.
LEA, QUEDÁS A CARGO
“Lea sigue firmetex acá, el que se hace cargo de la vieja de 76 años (risas), me jubilé hace 15 años, y no extrañé nada, perdón porque no extrañé nada. Me olvidé del reloj, me duermo hasta que quiera, me levanto cuando quiero. Vivo para mis nietos, mis hijos y para mí. Así como disfruté el trabajo y mi vida de joven, porque hice todo lo que quise. Jugaba al básquet, en la escuela y después en Trelew hicimos un equipito. Tenía más de 30 años, yo terminaba como un tomate, pero después dejé y solamente iba al gimnasio”.
Susy sigue firme como un roble, tomando una bocanada de aire para ir contra la corriente, con un ritmo sostenido para que el tiempo no transcurra en vano, y dejando todo en cada paso como si fueran 42k. Con esa mirada que mezcla ternura con carácter, porque sabe a la perfección que lo cortés no quita lo valiente…