Se encuentra a 10 km de la capital provincial Santa Rosa. Para fines del siglo XIX, Argentina estaba integrada por catorce provincias fundacionales y nueve Territorios Nacionales, entre ellos La Pampa, creado en 1884 mediante la sanción de la ley 1.532. La Pampa, un territorio con una variedad de geoformas que dan como resultado paisajes donde es posible encontrar depresiones, cerros, valles, bard
as, llanuras, sierras y lomadas. Toay nació, el 9 de julio de 1894, fundado por Guillermo Brown, un escocés que había nacido en Aberdeen el 24 de junio de 1870 y que llegó a estas tierras con su título de Agrimensor. Hablar de Toay y de la región es también hablar de las sociedades indígenas. Estas sociedades que habitaron lo que en la actualidad es la provincia de La Pampa, estuvieron vinculadas a través de extensos territorios, por alianzas familiares y rutas de intercambio de los productos más variados. La economía de los grupos indígenas que habitaron la región pampeana entre los siglos XVII y XIX abarcaba un amplio espectro de actividades, como la caza, la recolección, el cultivo, la cría de animales, combinables en diferentes grados y formas, lo que le otorgaba una excepcional adaptabilidad. Las sociedades indígenas que habitaron lo que hoy es La Pampa y precisamente Toay, no estaban aisladas, por el contrario, habían desarrollado una extensa red de intercambios. En el siglo XVIII estaba organizado un gran circuito económico que partía en La Pampa Húmeda y culminaba en el sur de Chile. La relación durante todo el siglo XVIII y XIX con la sociedad hispano-criolla trajo profundas modificaciones al mundo indígena. Desde fines del siglo XVIII la economía de pastoreo se había desarrollado en la población autóctona y se desplegó una red de circuitos comerciales entre ambos sectores. Producto de la agresiva política de ocupación de tierras por parte del Estado hacia mediados del siglo XIX, los grupos indígenas pampeanos experimentaron un aumento de la militarización y se organizaron en jefaturas con procesos de diferenciación social, concentración de la riqueza y fortalecimiento del poder de jefes y caciques. Junto a esta militarización comenzó a configurarse una “cultura” de la frontera a partir de las interrelaciones entre una diversidad de actores: indígenas, comerciantes, estancieros, militares, labradores, peones, milicianos y aventureros. Este es, por cierto, el origen de buena parte de la burguesía agraria de los pueblos de la provincia de Buenos Aires y La Pampa. Esta convivencia de la segunda mitad del siglo XIX se complejizó y entró en una etapa conflictiva a partir de fines del siglo XIX momento en que el Estado Nacional pretendió controlar las tierras pampeanas. Por otro lado, estas tierras requerían de mano de obra. La respuesta ensayada para solucionar la escasez de trabajadores fue recurrir a la inmigración europea. Desde mediados de siglo XIX y con gran variación en los flujos comenzaron a llegar a estas tierras irlandeses, vascos (españoles y franceses), italianos principalmente del norte y españoles. Entre 1871 y 1894 (año en que se funda la ciudad) llegaron a Argentina casi dos millones de inmigrantes, que representaban el 10% del total de inmigrantes de Europa hacia América. Este fuerte vínculo con la economía mundial y la producción de cereales se mantuvo hasta 1930. Toay, al igual que casi la totalidad del Territorio pampeano en aquellos años estaba compuesta para la segunda mitad de la década del ´10 por un 40% de población inmigrante: italianos, árabes, españoles, rusos, alemanes y de otras nacionalidades. El crecimiento poblacional era alto y sus habitantes eran predominantemente jóvenes y en una edad activa. Durante las primeras décadas de Toay la actividad asociativa fue una característica. Múltiples iniciativas de ayuda mutua, clubes sociales, culturales y deportivos, asociaciones de inmigrantes y sociedades de beneficencia convivieron. Estas actividades permitieron crear lazos de pertenencia y solidaridad, resguardar los intereses sectoriales, desarrollar actividades recreativas, culturales y participar en el espacio público. Roberto Di Stefano planteó que las asociaciones de carácter inmigratorio combinaban funciones asistenciales con la conservación de la identidad cultural y también se encargaban de las relaciones con la sociedad de origen. De este modo, en el nacimiento de Toay y durante las primeras décadas del siglo XX estas asociaciones jugaron un papel importante en el desarrollo y la vida cultural y social de los primeros y primeras pobladoras.