Perniciosa Liter/hartura

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Edición de Libros y Revistas
Panfletos para ser leídos en el toilette

Tomamos la literatura por asalto.
-la lit. no pide permiso-

No Retornable. vol.II O7/09 en      oliva_poesiafusion Yo eché un cerrojo sobre mi tarde.    Mi rostro se perfiló frente...
16/09/2024

No Retornable. vol.II O7/09 en




oliva_poesiafusion


Yo eché un cerrojo sobre mi tarde.

Mi rostro se perfiló frente a la ventana.

Miré al sol:

Disperso en doradas hojas

vino a beber la fatigada miel del aire.

Quedaba una puerta a medio abrir,

y tras ella

mi adolescencia espiaba su inquietud perdida.

Imposible recordar cómo se llora o ríe.

En el patio, racimos ciegos y geranios mudos.

En la calle, el eco esperando un paso.

Dormir sin poder cerrar los ojos.

Y los acacios aman la esperanza

de tornarse azules.

Fotos: .mascioni






LUNES 5 DE AGOSTO DESDE LAS 21 HORAS !!!
04/08/2024

LUNES 5 DE AGOSTO
DESDE LAS 21 HORAS !!!

VIERNES 2 DE AGOSTODESDE LAS 21 NO RETORNABLE VOL.VEN ESTA NOCHE, EN ESTE MUNDO RECITAL DE POESÍA MÚSICA EN VIVO OPEN MI...
01/08/2024

VIERNES 2 DE AGOSTO
DESDE LAS 21
NO RETORNABLE VOL.V
EN ESTA NOCHE, EN ESTE MUNDO
RECITAL DE POESÍA
MÚSICA EN VIVO
OPEN MIC
PERFORMANCE
INTERVENCIONES
*****
"El cheloveco que estaba sentado a mi lado -había esos asientos largos, de felpa, pegados a las tres paredes- tenia una expresión perdida, con los glasos vidriosos y mascullando slovos, como "De las insípidas obras de Aristóteles, que producen ciclámenes, brotan elegantes formaniníferos" Por supuesto, estaba en otro mundo, en órbita, yo sabía cómo era eso, porque lo había probado como todos los demás, pero en ese momento me puse a pensar, oh hermanos, que era una vesche bastante cobarde. Tú estabas ahí después de beber el moloco, y se te ocurría el meselo de que las cosas a tu alrededor pertenecían al pasado. Todo lo veías clarísimo -las mesas, el estéreo, las luces, las niñas y los málchicos- pero era como una vesche que solía estar allí y ya no estaba. Y te quedabas hipnotizado por la bota, o el zapato o la uña de un dedo, según el caso, y al mismo tiempo era como si te agarraran del pescuezo y te sacudieran igual que a un gato. Te sacudían sin parar hasta vaciarte. Perdías el nombre y el cuerpo, y te perdías tú mismo, y esperabas hasta que la bota o la uña del dedo se te ponían amarillas, cada vez más amarillas. Más tarde, las luces comenzaban a estallar como átomos, y la bota o la uña del dedo, o quizá una mota de polvo en los fundillos de los pantalones se convertían en un mesto enorme, grandísimo, más grande que el mundo, y era el momento que iban a presentarte al viejo Bogo o Dios, y entonces todo concluía. Gimoteando volvías al presente, con la rota preparada para llorar a grito pelado. Todo era muy hermoso, pero muy cobarde. No hemos venido a esta tierra para estar en contacto con Dios. Esas cosas pueden liquidar toda la fuerza y la bondad de un cheloveco."

Anthony Burgess
La naranja mecánica (fragmento)

ABIERTO DE POESÍA
29/07/2024

ABIERTO DE POESÍA

22/07/2024

INVENCIONES DEL VIENTO/PAULINA VINDERMAN

Pertenecer. Pertenecerse. Un lugar para estar y un lugar para morir. Sabíamos sin decirlo cuál era el lugar y la cantidad exacta
de aire que había que aspirar para llegar a él.
El viento era el amo, pero era sabio y fuerte y si nos estrujaba demasiado, aún como muñequitos tambaleantes de papel pintado cruzaríamos el río.
Pequeños dioses de viento y de papel. ¿Por qué nos abandonaron? La poesía era el lugar y sigue siéndolo aquí. Pero este llano,
este desierto... Yo no soñaba sino con pinos dorados. Yo pensaba en romper la música y dibujar con palabras el aliento
de los pinos.
Pertenecer. Pertenecerse.
Obtener agua y continuar ensombreciendo el sol con las verdades. Sobrevivir. ¿Es ésto lo que queríamos? Queríamos vivir,
no sobrevivir.
Y qué es el poema sino un puñado de pájaros mu***os en la mano.
Y qué es el poema sino un disparo al sol desde detrás de un peñasco de colores.
Y qué es el poema sino sobrevivir entre piedras calcinadas y antiguas.
El laúd está roto y el viento escapó desde el agujero preciado en que lo reteníamos. Hay que inventar un viento.
Hay que inventar un agua en la garganta.
Hay que encontrar esas voces pequeñitas que deambulan por los desiertos como notas escapadas de un pentagrama enrejado, envejecido.
Pertenecer. Pertenecerse. Es esto todo al fin cuanto queríamos.
Un silencio incompleto. Un lugar de ceremonias sencillas y perfectas. Sólo falta que inventemos un viento.

22/07/2024

LA VOZ ARRASADORA/ CINTIO VITIER

Esta es la voz de un contemplativo, no de un hombre de acción.
Ambas razas, las únicas que realmente existen, se miran con
recelo.
Es verdad que ha habido gloriosas excepciones, aunque bien
mirarlos los rostros, bien oídas las voces,
la sagrada diferencia se mantiene se mantiene, y aún se torna
trágica.
Pero el contemplativo entiende y muchas veces ama el rayo de la
acción. Casi nunca lo contrario ocurre.

Esta es la voz absorta de un oscuro, de un oculto, que ha tenido
peregrinas ambiciones.

Enumerarlas seria realizar un inventario del delirio.

Baste decir que ha querido romper los límites del fuego en las
palabras

y ha vuelto al círculo del hogar con un puñado de cenizas.

No, sin dudas no lo comprenderéis, salvo los que sois del
indecible oficio.

Estos hombres se alimentan de lo que hacen; hasta sus sueños y
sus fantasmagorias son quehaceres, hechos.

¿Como entender a uno que no ha poseído nunca nada; que no ha
tocado una cosa desnuda de alusión;

que sólo vive y muere en el mundo de lo otro, en el inalcansable
reino de las transposiciones:

a uno que, de pronto, necesita escribir, cómo se necesita la
comida o la mujer?

Su Suerte es dura, extraña, también irrenunciable. Y sin embargo
o por lo mismo, ya no me preguntéis,

cada vez que oye la voz arrasadora de la vida, arroja su
fantástico tesoro

y sale cantando y llorando y resplandeciendo, y va silencioso a
ocupar el puesto que le asignan.

22/07/2024

LLEGAN DE UN AIRE TAN DELICADO/JUAN A.MASOLIVER

Llegan de un aire tan delicado
las palabras, llevan
tan delicada luz, tan suaves
cuerpos, brisa de los sueños,
amor recién nacido en las orillas,
campanario de luz junto a las olas,
cielo, signos
del día frágil e inmortal.

Como hombres desn**os
en los muros
de vidrio de la ciudad del sol
aún no habitada
y luego las mujeres como flores,
la boca que se besa en el espejo,
la mano en las arañas,
los peldaños de sal
hasta el cofre y el ancla
y el llanto de los vientres,

sus melancólicos gemidos:
amor que es como un pozo
de luz en el jardín
de la ceniza, espesura
en el triángulo del p***s
donde oímos canciones que claman
sin cesar.

12/07/2024

"En el proceso de composición de un poema lírico o un relato corto muy breve se puede alcanzar un punto en el que ya no quepa mejora alguna. Cualquier texto con una extensión mayor de un par de páginas —tal como nos recordará luego John Updike, citando a T. S. Eliot— sucumbirá pronto al «pecado natural de la lengua» y exigirá un trabajo de una concentración mucho mayor. Con «pecado natural de la lengua» supongo que Eliot se refiere a: a) su indocilidad (cómo se resiste de forma constante y sinuosa aun a las manos más diestras), y b) su promiscuidad: en casi todos sus manejos, la lengua pasa de mano en mano sin prejuicio alguno como una moneda, y hace acopio de gran cantidad de sedimentos de sudor y arenilla y cieno.

A los poetas les resulta familiar la súbita conjetura de que han de dar término a las revisiones de sus versos (y cuanto antes mejor) y de que sus supuestas mejoras empiezan a causar un daño real. Incluso el novelista comparte este miedo: uno siempre teme, nervioso, perder la idea que le acaba de llegar en un momento de inspiración. Northrop Frye, «rey filósofo» literario a quien yo debo lealtad, dijo que quien engendra un poema o una novela es más una matrona que una madre: la meta es poner al niño en el mundo con el menor daño posible; si la criatura vive, gritará para liberarse de «cordones umbilicales y sondas alimenticias del ego».

La prosa discursiva, por otra parte (los ensayos y piezas semejantes a las contenidas entre estas dos cubiertas), no puede librarse del ego y, en todo caso, siempre sería mejorable. Así que he hecho algún que otro recorte, he añadido muchas líneas (notas a pie de página, post scriptum), he intentado explicar mejor las ideas y he aplicado una buena dosis de pulimento. Suelo limitarme a tratar de ser más claro, menos ambiguo, más preciso, pero no más profético (no he manipulado mis profecías políticas, que tienden, como es habitual en este campo, a verse desmentidas de inmediato por los acontecimientos). Hay algunas repeticiones y duplicaciones; las he dejado, porque doy por sentado que la mayoría de los lectores, a medida que van leyendo, eligen aquello más acorde con sus preferencias (solo el crítico, el corrector de pruebas y, por supuesto, el autor se ven obligados a leerlo todo de principio a fin). También, para mi sorpresa, me he sometido a cierta autocensura y he batallado no tanto contra lo «impropio u ofensivo» cuanto contra lo excesivamente coloquial: esos juegos de palabras que parecen deteriorarse en cuanto se vierten al papel. El pecado natural de la lengua es acumulativo e inevitable, pero al menos permite desprenderse de las fragilidades de lo meramente efímero".

Martin Amis
El roce del tiempo
Traducción: Jesús Zulaika

11/07/2024

En lugar de los "últimos sacramentos"//Jules Laforgue

“Me hizo llamar una tarde de otoño.
En su mansarda un frío loco.
Temblaba tísico, la piel de cera
Como la luz de una pobre vela.
Su fuelle rugía como un órgano viejo
Y la piel tomaba ahora ese tono
Del verdín que sobre el suelo de la morgue
A lo largo quiere ocuparlo todo.
-Viejo, voy a reventar, dijo con una sonrisa el pobre
Que heló el caracú en mi hueso.
Para acabarla -sabés- quisiera un vampiro
Que me vaciara la espalda con un beso.
Bajé, muy calmo, hasta el callejón y en la esquina
Silbé a la primera pollera blanca que patina
oliendo a un macho en busca de una mina.
Después al mostrarle al moribundo
Y de ponerla al tanto de su sombría tarea
Vi que se le agitaba furiosa la pechera.
En su mirada cálida de mil locas noches sin nombre
Vi despabilar sus gastados sentidos por el hombre.
Se desviste, bosteza, hace una pausa;
Luego como bajo un látigo lanzada,
Su morro en llamas y su lengua rosada,
Salta sobre el agonizante.
Él siente el soplo rugiente
Que hace la lava al correr,
Los riñones fríos hervir otra vez.
Una chispa de loco celo estalla en sus ojos huecos,
Pronuncia algunas palabras apretadas, como ecos.
Los vi extenderse a lo largo. Como en la roca pelada
Un n**o de serpientes se retuerce atosigada.
Salí. Los dejé en medio de su lucha amarga y fiera.
A la mañana siguiente ya estaba mu**to.
Pálido, muy chupado y en su lecho yerto”.

Jules Laforgue (Montevideo, 1860-París, 1887), Poésies complètes, Le Livre de Poche, 1970
Versiones de Angel Faretta

Sábado en Rosario!!!
10/07/2024

Sábado en Rosario!!!

10/07/2024

Te acuerdas, Sylvia// José Kozer

Te acuerdas, Sylvia, cómo trabajaban las mujeres en
casa.
Parecía que papá no hacía nada.
Llevaba las manos a la espalda inclinándose como un
rabino fumando una cachimba corta de abedul, las
volutas de humo le daban un aire misterioso,
comienzo a sospechar que papá tendría algo de asiático.
Quizás fuera un señor de Besarabia que redimió a sus
siervos en épocas del Zar,
o quizás acostumbrara a reposar en los campos de
avena y somnoliento a la hora de la criba se
sentara encorvado bondadosamente en un sitio
húmedo entre los helechos con su antigua casaca
algo deshilachada.
Es probable que quedara absorto al descubrir en la
estepa una manzana.
Nada sabía del mar.
Seguro se afanaba con la imagen de la espuma y
confundía las anémonas y el cielo.
Creo que la llorosa muchedumbre de las hojas de los
eucaliptos lo asustaba.
Figúrate qué sintió cuando Rosa Luxemburgo se
presentó con un opúsculo entre las manos ante los
jueces del Zar.
Tendría que emigrar pobre papá de Odesa a Viena,
Roma, Estambul, Quebec, Ottawa, Nueva York.
Llegaría a La Habana como un documento y cinco
pasaportes, me lo imagino algo maltrecho del
viaje.
Recuerdas, Sylvia, cuando papá llegaba de los
almacenes de la calle Muralla y todas las mujeres
de la casa Uds. se alborotaban.
Juro que entraba por la puerta de la sala, zapatos de
dos tonos, el traje azul a rayas, la corbata de
óvalos finita
y parecía que papá no hacía nunca nada

10/07/2024

Fondo del poema//Mario Montalbetti


Nada seduce más al hombre, no el paso meditado de la sombra de un animal, no la vida, no el ojo negro de la muerte, no la muerte, no la tenacidad del deseo, nada seduce más al hombre que un abismo. Ante él, el hombre siente una indecible necesidad de arrojar algo, una envoltura de papel, una moneda, una idea, lo que sea, incluso a sí mismo, con tal de verter algo en su largo vacío. Y esto es lo más curioso: si no encuentra nada que arrojar, hace algo plenamente romántico: escupe. Y luego sigue con la mirada las evoluciones de la mancha blanca de saliva deformándose en el aire durante su caída. Digamos que dura cinco segundos.



Hay abismos morales, sexuales, psicológicos. Hay también abismos poéticos, versos que caen de barrancos marrones a playas de arena negra, acompañados de la mirada absorta del poeta que se deleita con las contorsiones de las sílabas abismo abajo.



La mancha blanca llega al fondo. La mirada absorta no llega a él, solamente lo intuye y es siempre lo mismo: un esplendor blanco, algo que sobrevive, una tercera cosa, y una inconsolable felicidad.

LUNES 8 DE JULIO ABIERTO DE POESÍA DESDE LAS 21 SAY NO MORE BAR ****"Hace algunos años, mi interés por los acuarios me l...
06/07/2024

LUNES 8 DE JULIO
ABIERTO DE POESÍA
DESDE LAS 21
SAY NO MORE BAR

****

"Hace algunos años, mi interés por los acuarios me llevó a decorar mi salón de belleza con peces de distintos colores. Ahora que el salón se ha
convertido en un Moridero, donde van a terminar sus días quienes no
tienen dónde hacerlo, me cuesta mucho trabajo ver cómo poco a poco
los peces han ido desapareciendo. Tal vez sea que el agua corriente está
llegando demasiado cargada de cloro, o quizá que no tengo el tiempo suficiente para darles los cuidados que se merecen. Comencé criando Gupis Reales. Los de la tienda me aseguraron que se trataba de los peces más
resistentes y, por eso mismo, los de más fácil crianza. En otras palabras,
eran los peces ideales para un principiante. Tienen, además, la particularidad de reproducirse rápidamente. Los Gupis Reales son vivíparos, no
necesitan tener un motor de oxígeno para que los huevos se mantengan
en la pecera sin que el agua tenga que cambiarse. La primera vez que puse en práctica mi afición no tuve demasiada suerte. Compré un acuario
de medianas proporciones y metí dentro una hembra preñada, otra todavía virgen y un macho con una larga cola de colores. Al día siguiente
el macho amaneció mu**to. Estaba echado boca arriba, entre las piedras
multicolores con las que recubrí la base. De inmediato busqué el guante
de jebe con el que hacía el teñido de cabello a las clientas, y saqué al pez
mu**to. En los días siguientes nada importante ocurrió. Simplemente
traté de encontrar la medida correcta de comida para que los peces no
sufrieran de empacho ni murieran de hambre. El control de la comida
ayudaba además a mantener todo el tiempo el agua cristalina. Pero cuando la hembra preñada parió se desató una persecución implacable. La
otra hembra quería comerse a las crías. Sin embargo, los recién nacidos
tenían unos poderosos y rápidos reflejos que momentáneamente los salvaban de la muerte. De los ocho que nacieron sólo tres quedaron vivos.
La madre, sin ninguna razón visible, murió a los pocos días. Esa muerte
fue muy curiosa. Desde que parió se había quedado estática en el fondo
del acuario sin que la hinchazón de su vientre disminuyera en ningún
momento. Nuevamente tuve que ponerme el guante que usaba para los
tintes. De ese modo saqué a la madre mu**ta y la arrojé después por el
escusado que hay detrás del galpón donde duermo. Mis compañeros de
trabajo nunca estuvieron de acuerdo con mi afición por los peces".

Mario Bellatin
Salón de belleza

Lunes de poesía en  Desde las 21 hs en  Música en vivo:    .man  "No solamente recibí explicaciones: con lujo de detalle...
01/07/2024

Lunes de poesía en
Desde las 21 hs en
Música en vivo:
.man

"No solamente recibí explicaciones: con lujo de detalles se me mostró la entraña etimológica, las partículas, las vísceras de la palabra justa, amén de sus contiguos grabados, para que no cupieran sombras ni dudas: Moisés, transmitiéndole a “la gente” el mensaje: al llegar a buen puerto, hay que quemar la ofrenda; Abraham, más adelante, obedeciendo la consigna, colocándola sobre el tabernáculo, frotando luego las dos piedras y… Entraban en escena toda suerte de víctimas propiciatorias, de mirada tierna, seres antes vivos desangrados, su hermosa lana manchada, la oscura lengua de fuera, listos para la transformación de la materia, para volverse humo en ascenso… Ésa era la palabra, el holos caustos: eso, quemarlo todo. Al salir y al ponerse el sol. Diariamente. Hasta el final de los tiempos, es decir, hasta nunca. Y mientras escuchaba semejante admonición, el sueño se iba haciendo realidad.
Ser para No ser".

Presentación de Magnitud 9 de
30/06/2024

Presentación de Magnitud 9 de

VIERNES 28 DE JUNIOMISTER CHEESE JUNÍN 510RECITAL DE POESÍA POETRY LOUNGE MÚSICA EN VIVOElias BogniVAPORWAVE Dario Matta...
27/06/2024

VIERNES 28 DE JUNIO
MISTER CHEESE JUNÍN 510
RECITAL DE POESÍA
POETRY LOUNGE
MÚSICA EN VIVO
Elias Bogni
VAPORWAVE Dario Matta
DJ MARTÍN GARRIDO
MICRÓFONO ABIERTO
***
«Todas las familias felices son más o menos diferentes; todas las familias desdichadas son más o
menos parecidas», dice un gran escritor ruso al comienzo de una famosa novela (Anna Arkadievitch
Karenina, transfigurada en inglés por R. G. Stonelower, editorial Mount Tabor Ltd., 1880). Tal aserto
tiene muy escasa relación con la historia que aquí va a contarse, una crónica de familia, cuya
primera parte sin duda queda más próxima a otra obra de Tolstoi, Detstvo Otrochestvo (Infancia y
Patria, Ediciones Poncio, 1858).
La abuela materna de Van, Daría («Dolly») Durmanov, era hija del príncipe Peter Zemski,
gobernador de Bras d'Or, provincia americana del nordeste de nuestro extenso y multiforme país.
El príncipe Zemski se había casado, en 1824, con Mary O'Reilly, una irlandesa del gran mundo.
Dolly, hija única, nacida en Bras, se casó en 1840, a la tierna y fantasiosa edad de quince años, con el
general Ivan Durmanov, comandante de la fortaleza de Yukón y pacífico aristócrata rural que poseía
tierras en los Severn Tories (Severniya Territorii), ese protectorado dividido en escaques al que
todavía se llama la Estocia «rusa», que se confunde, orgánica y granoblásticamente, con esa Canadia
«rusa», también llamada Estocia «francesa», cuya población, compuesta no solamente de colonos
franceses, sino también de macedonios y bávaros, disfruta todo el año de un clima apacible bajo las
barras y estrellas de nuestra bandera.
Pero la residencia favorita de los Durmanov era su propiedad de Raduga, situada cerca del pueblo
del mismo nombre, más allá de la Estocilandia propiamente dicha, en el panel atlántico del políptico
continental, entre la elegante Kaluga (New Cheshire, U.S.A.) y la no menos elegante Ladoga, de
Mayne, en la cual tenían su residencia urbana y donde habían nacido sus tres hijos: un muchacho,
que murió joven y famoso, y un par de difíciles gemelas. Dolly había heredado la belleza y el
temperamento de su madre, pero también un rasgo racial más antiguo, atávico, consistente en un
gusto arbitrario, y a men**o deplorable, que se refleja perfectamente, por ejemplo, en los nombres
que puso a sus dos hijas: Aqua y Marina. (¿Por qué no «Tofana»?, preguntaba el bueno del general
—que llevaba airosamente sus cuernos—, con una risa contenida que parecía salirle del vientre y
que concluía en una tosecilla falsamente despreocupada; el general temía los estallidos de mal
humor de su esposa.)

Vladimir Nabokov
Ada o el ardor

El 23 de abril de 1869, en una verde Kaluga velada por una tibia llovizna, Aqua, ya con veinticinco
años de edad y afligida con su acostumbrada jaqueca primaveral, se casó con Walter D. Veen, un
banquero de Manhattan, de vieja familia angloirlandesa, que había sido, durante mucho tiempo,
amante de Marina, y que pronto iba a volver a serlo, al menos de modo intermitente. Marina, por su
parte, se casó cierto día del año 1871 con el primo hermano de su primer amante, otro Walter D.
Veen, no menos afortunado pero bastante menos divertido.
La D. que figuraba en el nombre del marido de Aqua significaba Demon (variante de Demian o
Dementáis). Así se le llamaba en familia. En sociedad se le conocía generalmente por Raven Veen, o
simplemente por Walter el Negro, para distinguirle del marido de Marina, Walter Durak o,
simplemente, Veen el Rojo. Demon tenía una doble manía: coleccionaba viejos maestros y jóvenes
amantes. También le gustaban los equívocos de mediana edad.

NO RETORNABLE EPISODIO IVMIÉRCOLES 19 DE JUNIOMISTER QUESO// JUNÍN 510 -CASI IRIGOYEN-RECITAL DE POESÍA OPEN MIC PERFORM...
19/06/2024

NO RETORNABLE
EPISODIO IV
MIÉRCOLES 19 DE JUNIO
MISTER QUESO// JUNÍN 510 -CASI IRIGOYEN-
RECITAL DE POESÍA
OPEN MIC
PERFORMANCE
MÚSICA EN VIVO
INTERVENCIONES
ARTISTAS INVITADOS
****

🤖HOY!!! HOY!!!Recital de poesía Micrófono abierto Música en vivo Performance *******"En el siglo II de la era cristiana,...
27/05/2024

🤖HOY!!! HOY!!!
Recital de poesía
Micrófono abierto
Música en vivo
Performance
*******
"En el siglo II de la era cristiana, el Imperio de Roma comprendía la parte más hermosa de la Tierra y la porción más civilizada de la humanidad. El prestigio antiguo y el valor disciplinado guardaban las fronteras de esta amplia monarquía. La suave aunque poderosa influencia de leyes y costumbres había cimentado gradualmente la unión de las provincias. Sus pacíficos habitantes disfrutaban, incluso en exceso, de las ventajas del lujo y la riqueza. Se conservaba con decorosa reverencia la imagen de una constitución libre: el Senado romano parecía poseer la autoridad soberana y recaían en los emperadores todos los poderes ejecutivos de gobierno. Durante un feliz período de más de ocho décadas, la virtud y las habilidades de Nerva, Trajano, Adriano y los dos Antoninos dirigieron la administración pública. El propósito de este capítulo y el de los dos siguientes es describir la prosperidad de su Imperio y, más adelante, a partir de la muerte de Marco Antonino, deducir las circunstancias más importantes de su decadencia y caída, una transformación que se recordará siempre y que todavía perciben las naciones de la Tierra.

Las principales conquistas de los romanos se lograron bajo la República, y los emperadores, en su mayor parte, se contentaron con conservar los dominios adquiridos mediante la política del Senado, la emulación activa de los cónsules y el entusiasmo marcial del pueblo. Los primeros siete siglos rebosaron de una rápida sucesión de triunfos; pero correspondió a Augusto renunciar al ambicioso proyecto de dominar toda la Tierra e introducir un espíritu de moderación en los organismos públicos. Inclinado a la paz por su carácter y situación, no le costó mucho descubrir que Roma, en el estado de entusiasmo del momento, tenía mucho menos que ganar que temer del riesgo que suponían las armas; y que, en la prosecución de guerras remotas, la empresa se hacía cada día más difícil, el acontecimiento, más dudoso y la posesión, más precaria y menos beneficiosa. La experiencia de Augusto añadía peso a estas saludables reflexiones y lo convencía de que, mediante el prudente vigor de sus designios, sería fácil asegurar cada concesión que la seguridad o la dignidad de Roma requiriera de los más formidables bárbaros. En lugar de exponer su persona y sus legiones a las flechas de los partos, obtuvo, mediante un tratado honroso, la restitución de los estandartes y prisioneros arrebatados en la derrota de Craso".

The Portable Gibbon: The History of the Decline and Fall of the Roman Empire

Edward Gibbon, 1952

Traducción: Carmen Francí Ventosa

XIX ABIERTO DE POESÍA ZEITGEISTLUNES 27 DE MAYO DESDE LAS 21 HORAS MÚSICA EN VIVO PERFORMANCEINTERVENCIONES SPOKEN WORD*...
26/05/2024

XIX ABIERTO DE POESÍA
ZEITGEIST
LUNES 27 DE MAYO
DESDE LAS 21 HORAS
MÚSICA EN VIVO
PERFORMANCE
INTERVENCIONES
SPOKEN WORD
****
""RITTER: Leer algo, cuando oscurece correr las cortinas, tomar el té en lo de la tía Margarethe, qué fácil era entonces escapar de la desesperación. Pero eso ya no basta. Pronto tampoco bastará llevarse una biografía a la cama.
DENE: La música puede ser a men**o la salvación.
RITTER: Tienes razón, pero pronto no podremos tampoco escuchar música, cuando nuestros oídos súbitamente aborrezcan la música, porque abusamos de ella para poder sobrevivir.
VOSS: Eso no se puede aplicar al pensamiento. Por más que abusemos, siempre se puede seguir pensando. Al final todo nos pone nerviosos, menos pensar. El que piensa puede envejecer sin problemas. O tener durante toda la vida una idea loca, una sola idea loca. Escuchar, leer, mirar, todo eso no es nada comparado con esa sola loca idea, pero ése es mi problema. (Dene sale llevándose algunos platos.) Una solución matemática naturalmente, resuelta de manera puramente matemática. Qué mal me siento a veces, como si estuviera moribundo y de pronto todo está bien otra vez, porque pienso. Pensando lo supero todo. (Cuchichea) No tenía el propósito de venir acá. Mis hermanas son destructivas, me aniquilan. Le dije al Director:"Cuando venga mi hermana dígale que no quiero ir a casa. Ir a casa será mi muerte". Pero tú sí me entiendes, siempre fuiste la que me comprendió mejor. Tu hermana sólo se entiende a sí misma.
DENE: (entra y sirve la comida a sus hermanos) Le dije al Director que sé cómo manejarme con un filósofo. "Cuidadosamente", le dije. Eso le causó gracia.
VOSS: "Mis hermanas son actrices" le dije al Director la primera vez que lo vi. "Póngase en guardia, tienen mucho dinero y son actrices". Para mí no hay nada más odioso. Pero las cosas son así, justamente tenemos que resignarnos a lo que más nos repugna. "No crea que tengo la intención de suicidarme", le dije "es lo que teme mi familia. A veces pienso en eso, pero prefiero una muerte natural o como quieran llamarla. No tema, no pienso suicidarme". Así que me dejaron los tiradores, ya desde mi primera estadía. Y esta mañana le dije: "Como puede ver, no me he suicidado. Nos dejamos morir cuando queremos" le dije al Director, "no hace falta usar la violencia".
DENE: Aquí hay un trozo de carne muy bueno, Ludwig, ¿quieres?
VOSS: (niega con la cabeza) Tenemos una enfermedad mortal y sabemos que moriremos de ella. Podemos apurar ese proceso, detenerlo o prolongarlo pero naturalmente sabemos que todo es cuestión de poco tiempo. Y nos decimos: al menos terminar el capítulo en eso encontramos nuestro mayor placer. Por eso seguimos existiendo, no por otro motivo (Dene vierte salsa sobre la carne, de la que Voss casi no ha comido.) Sólo somos felices cuando estamos enfermos. (Mira a su alrededor.) Pensé que todo estaría distinto, pero ustedes no cambiaron nada. Aferrarse a todo es típico de ustedes. Sólo puede ser una visita breve".

Thomas Bernhard
Almuerzo en casa de Ludwig W (fragmento)
****
"Cuando finalmente fui dado de alta en el pabellón Hermann, en lugar de morirme como me habían predicho, y volví a Nathal, durante cierto tiempo no supe nada más de mi amigo. Me costó el mayor esfuerzo normalizarme, no había ni que pensar aún en un nuevo trabajo, pero me esforcé por poner orden en mi casa, realmente bastante abandonada durante mi ausencia, despacio, me decía, sólo despacio volver a crear poco a poco las condiciones que me permitirán un día empezar un trabajo. El enfermo que ha estado lejos de su casa durante meses vuelve como alguien para el que todo se ha vuelto extraño y tiene que familiarizarse sólo poco a poco y de la forma más penosa con todo y apropiárselo todo otra vez, da igual de lo que se trate, entretanto lo ha perdido realmente y ahora tiene que volver a encontrarlo. Y como el enfermo, básicamente, está siempre abandonado, todo lo demás es una mentira perversa, tiene que recurrir ya a fuerzas completamente sobrehumanas si quiere continuar donde meses antes, o, como en mi caso ya varias veces, años antes, se interrumpió. Eso no lo comprende el sano, se impacienta enseguida, y precisamente con su impaciencia hace más difícil para el enfermo que vuelve todo lo que debería facilitarle. Los sanos nunca han tenido paciencia con los enfermos y, como es natural, tampoco los enfermos con los sanos, lo que no hay que olvidar. Porque el enfermo, como es natural, espera de todos mucho más que el sano, que al fin y al cabo no tiene que esperar tanto porque está sano. Los enfermos no comprenden a los sanos, lo mismo que, a la inversa, los sanos a los enfermos, y ese conflicto es a men**o un conflicto mortal, porque en fin de cuentas el enfermo no está a la altura de las circunstancias, pero tampoco, como es natural, lo está el sano, al que un conflicto así basta para poner a men**o enfermo. No es fácil tratar con un enfermo que de repente está otra vez allí de donde fue arrancado meses o años antes por la enfermedad, y de hecho de todo, y la mayoría de las veces los sanos no tienen deseos de ayudar al enfermo, la verdad es que fingen continuamente ser samaritanos, cosa que no son ni quieren ser y que, al ser algo fingido, sólo perjudica al enfermo y no le aprovecha en lo más mínimo. El enfermo está realmente siempre solo y la ayuda que se le presta desde el exterior resulta ser casi siempre sólo un impedimento o una molestia, como sabemos. El enfermo necesita la más imperceptible de las ayudas pero los sanos no están en condiciones de prestársela. Sólo perjudican al enfermo con su fingimiento de ayuda, egoísta en fin de cuentas, y se lo hacen todo más difícil en lugar de facilitárselo. Los que lo ayudan no ayudan al enfermo la mayoría de las veces, sino que lo molestan. Sin embargo, el enfermo que vuelve a casa no puede permitirse ninguna clase de molestias. Si el enfermo hace notar que, en lugar de ayudarlo, en verdad lo molestan, aquellos que sólo han fingido ayudarlo lo ofenden. Lo acusan de arrogancia, de egoísmo sin límites, cuando sin embargo sólo se trata, en su caso, de la legítima defensa más extrema. El mundo de los sanos recibe al enfermo que vuelve a casa sólo con aparente amabilidad, sólo con aparente altruismo, sólo con aparente abnegación; pero si el enfermo pone realmente a prueba esa amabilidad y ese altruismo y esa abnegación, se revelan como una buena disposición sólo aparente y, por consiguiente, afectada, a la que el enfermo hará mejor en renunciar. Pero, como es natural, nada es más difícil que la verdadera amabilidad y el verdadero altruismo y la verdadera abnegación, y la frontera entre lo verdadero y lo aparente es también en ese aspecto difícil de trazar. Creemos durante mucho tiempo que se trata de algo verdadero cuando, sin embargo, sólo se ha tratado de algo aparente, ante lo que durante mucho tiempo hemos estado ciegos. La hipocresía de los sanos hacia los enfermos es la más difundida. En el fondo, el sano no quiere tener ya nada que ver con el enfermo y no le gusta que el enfermo, hablo de un enfermo realmente grave, pretenda de repente tener derecho a la salud. Los sanos sólo hacen siempre especialmente difícil para los enfermos recuperar la salud o, por lo menos, volver a normalizarse o, por lo menos, mejorar su estado de salud. El sano, si es sincero, no quiere tener nada que ver con el enfermo, no quiere que le recuerden la enfermedad y con ello, como es natural y lógicamente, la muerte. Los sanos quieren estar entre ellos y con sus iguales, y en el fondo no toleran a los enfermos. A mí mismo me ha sido siempre difícil volver del mundo de los enfermos al mundo de los sanos. Durante el período de enfermedad, es decir durante el período intermedio, los sanos se habían apartado completamente del enfermo, habían renunciado a él, siguiendo así únicamente su instinto de conservación. Ahora, de repente, aquel al que habían liquidado ya y que, en fin de cuentas, no entraba ya en consideración, aparecía otra vez reclamando sus derechos. Y como es natural se le hacía comprender inmediatamente que, en el fondo, no tenía ningún derecho. Los enfermos, desde el punto de vista de los sanos, no tienen ya ningún derecho. Hablo nada más que de los enfermos graves, que tienen una enfermedad mortal como yo y como tenía Paul Wittgenstein. Los enfermos son incapacitados por su enfermedad, y sólo pueden vivir de la caridad de los sanos. El enfermo, por su enfermedad, ha dejado un puesto, y de repente reclama otra vez ese puesto. Esto lo consideran los sanos siempre como algo absolutamente inaudito. Por eso el enfermo que vuelve tiene siempre la sensación de que trata de meterse en una esfera en la que no se le ha perdido nada".

Thomas Bernhard
El sobrino de Wittgenstein

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