27/06/2024
VIERNES 28 DE JUNIO
MISTER CHEESE JUNÍN 510
RECITAL DE POESÍA
POETRY LOUNGE
MÚSICA EN VIVO
Elias Bogni
VAPORWAVE Dario Matta
DJ MARTÍN GARRIDO
MICRÓFONO ABIERTO
***
«Todas las familias felices son más o menos diferentes; todas las familias desdichadas son más o
menos parecidas», dice un gran escritor ruso al comienzo de una famosa novela (Anna Arkadievitch
Karenina, transfigurada en inglés por R. G. Stonelower, editorial Mount Tabor Ltd., 1880). Tal aserto
tiene muy escasa relación con la historia que aquí va a contarse, una crónica de familia, cuya
primera parte sin duda queda más próxima a otra obra de Tolstoi, Detstvo Otrochestvo (Infancia y
Patria, Ediciones Poncio, 1858).
La abuela materna de Van, Daría («Dolly») Durmanov, era hija del príncipe Peter Zemski,
gobernador de Bras d'Or, provincia americana del nordeste de nuestro extenso y multiforme país.
El príncipe Zemski se había casado, en 1824, con Mary O'Reilly, una irlandesa del gran mundo.
Dolly, hija única, nacida en Bras, se casó en 1840, a la tierna y fantasiosa edad de quince años, con el
general Ivan Durmanov, comandante de la fortaleza de Yukón y pacífico aristócrata rural que poseía
tierras en los Severn Tories (Severniya Territorii), ese protectorado dividido en escaques al que
todavía se llama la Estocia «rusa», que se confunde, orgánica y granoblásticamente, con esa Canadia
«rusa», también llamada Estocia «francesa», cuya población, compuesta no solamente de colonos
franceses, sino también de macedonios y bávaros, disfruta todo el año de un clima apacible bajo las
barras y estrellas de nuestra bandera.
Pero la residencia favorita de los Durmanov era su propiedad de Raduga, situada cerca del pueblo
del mismo nombre, más allá de la Estocilandia propiamente dicha, en el panel atlántico del políptico
continental, entre la elegante Kaluga (New Cheshire, U.S.A.) y la no menos elegante Ladoga, de
Mayne, en la cual tenían su residencia urbana y donde habían nacido sus tres hijos: un muchacho,
que murió joven y famoso, y un par de difíciles gemelas. Dolly había heredado la belleza y el
temperamento de su madre, pero también un rasgo racial más antiguo, atávico, consistente en un
gusto arbitrario, y a men**o deplorable, que se refleja perfectamente, por ejemplo, en los nombres
que puso a sus dos hijas: Aqua y Marina. (¿Por qué no «Tofana»?, preguntaba el bueno del general
—que llevaba airosamente sus cuernos—, con una risa contenida que parecía salirle del vientre y
que concluía en una tosecilla falsamente despreocupada; el general temía los estallidos de mal
humor de su esposa.)
Vladimir Nabokov
Ada o el ardor
El 23 de abril de 1869, en una verde Kaluga velada por una tibia llovizna, Aqua, ya con veinticinco
años de edad y afligida con su acostumbrada jaqueca primaveral, se casó con Walter D. Veen, un
banquero de Manhattan, de vieja familia angloirlandesa, que había sido, durante mucho tiempo,
amante de Marina, y que pronto iba a volver a serlo, al menos de modo intermitente. Marina, por su
parte, se casó cierto día del año 1871 con el primo hermano de su primer amante, otro Walter D.
Veen, no menos afortunado pero bastante menos divertido.
La D. que figuraba en el nombre del marido de Aqua significaba Demon (variante de Demian o
Dementáis). Así se le llamaba en familia. En sociedad se le conocía generalmente por Raven Veen, o
simplemente por Walter el Negro, para distinguirle del marido de Marina, Walter Durak o,
simplemente, Veen el Rojo. Demon tenía una doble manía: coleccionaba viejos maestros y jóvenes
amantes. También le gustaban los equívocos de mediana edad.