30/04/2024
LEYENDA DE LOS HERMANOS AYAR🇵🇪
Se cuenta que al terminar el gran diluvio que devastó la tierra, de la montaña “Tampu Tocco” aparecieron cuatro hermanos jóvenes con sus esposas, que eran sus hermanas también: Ayar Manco y Mama Ocllo, Ayar Cachi y Mama Cora, Ayar Uchu y Mama Rahua y Ayar Auca y Mama Huaco; viendo el estado de las tierras y la pobreza de la gente, juntaron a diez “ayllus” ( organización inca que agrupa a 10 familias) y decidieron buscar un lugar más fértil y próspero para instalarse y se dirigieron hacia el sudeste.
Durante el camino, la fuerza y poder de Ayar Cachi (el hermano mayor) sobresalieron al derribar un cerro y formar una quebrada de un solo tiro con su honda, después hizo lo mismo con tres cerros más, completando los 4 puntos cardinales. Sus hermanos, frente a lo sucedido, fueron invadidos de celos y temor hacia tan espectacular fuerza, los hermanos quisieron matarlo.
Idearon un plan para deshacerse de su hermano, el cual consistía en encerrarlo en una cueva, le ordenaron volver a las cavernas de Pacarina (se llama así, en quechua, al lugar de los orígenes) a buscar una napa (la insignia de los caballeros) y unos vasos de oro, llamados Topacusi, que habían dejado allí.
Ayar Cachi entró en la caverna de Capac Tocco (ventana principal de la montaña "Tampu Tocco") y el sirviente que lo acompañaba cerró con una gran piedra la puerta de entrada, Ayar Cachi jamás pudo salir de allí.
Los siete hermanos y hermanas restantes, seguidos de los ayllus, prosiguieron su camino y llegaron al monte Huanacauri, donde descubrieron un gran ídolo de piedra con el mismo nombre. Llenos de respeto y de temor frente a este ídolo, entraron al lugar donde se lo adoraba.
Ayar Uchu saltó sobre la espalda de la estatua y quedó enseguida petrificado, haciendo parte en delante de la escultura. Aconsejó a sus hermanos de seguir el viaje y les pidió que se celebre en su memoria la ceremonia del Huarachico, o "iniciación de los jóvenes".
Los restantes continuaron con su búsqueda, en el camino se toparon con un pueblo que habitaba en el serró Huanacaure, los lugareños adoraban una estatua de piedra, Ayar Auca no puso mucha importancia y quiso continuar con su camino, pero cuando estaba pasando por encima fue convertido en una estatua de piedra y se convirtió en parte de la escultura de piedra.
Ayar Manco, acompañado por sus cuatro hermanas, llegó a Cuzco donde encontró buenas tierras; su bastón se hundió con facilidad pero no pudo retirarlo sin esfuerzos, lo cual era una buena señal. Entusiasmados con el lugar decidieron quedarse allí.
Ayar Manco fundó entonces una ciudad, en nombre del creador Viracocha y en nombre del Sol. Esta ciudad fue Cuzco (ombligo, en quechua), la capital del Tahuantinsuyo (imperio de las cuatro provincias).
Creditos de la imagen: Auca