Cultivando Santidad

Cultivando Santidad Motivados por la exhortación apostólica"Gaudete et Exultate"tenemos un camino de Santidad por recorer

24/12/2024

Saludo de Navidad de nuestro padre obispo Marcelo, arzobispo de Mendoza y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina

😇💜 Feliz y Bendecido ultimo día de Adviento!🕯️📖 Oración a la Virgen de la Dulce EsperaVirgen María, Madre de Dios,que co...
24/12/2024

😇💜 Feliz y Bendecido ultimo día de Adviento!

🕯️📖 Oración a la Virgen de la Dulce Espera

Virgen María, Madre de Dios,
que cobijaste en tu seno al Salvador,
te pedimos que nos protejas en este momento,
en que confiadamente esperamos un hijo, para que podamos aceptarlo con amor;
educarlo de modo que "crezca en sabiduría,
estatura y gracia" ante los ojos de Dios;
y conducirlo con nuestro ejemplo a la casa del Padre.
Amen. 💖💜🕯️

Santos Antepasados de JesúsCelebrados el 24 de DiciembreConmemoración de todos los santos antepasados de Jesucristo, hij...
24/12/2024

Santos Antepasados de Jesús
Celebrados el 24 de Diciembre

Conmemoración de todos los santos antepasados de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán, hijo de Adán, es decir, los padres que agradaron a Dios y fueron hallados justos, los cuales murieron en la fe sin haber recibido las promesas, pero percibiéndolas y saludándolas, y de los que nació Cristo según la carne, que es Dios bendito sobre todas las cosas y por todos los siglos.

Aunque en la noticia breve del Martirologio se mencionan a Adán, a Abraham y a David, la celebración de hoy no debe individualizar a ninguno de ellos; de hecho, Abraham tiene su conmemoración (el 9 de octubre), y David la propia (el 29 de diciembre). De lo que trata la memoria de hoy, más que de nombres individuales es de la pertenencia de Jesús a una tradición concreta, a una humanidad que no existe de otro modo más que en la forma de pueblos particulares, con costumbres particulares. Jesús nació en el seno del pueblo judío, y eso -nos dice el Evangelio y lo refresca la conmemoración de hoy- no es fruto de una casualidad histórica, sino un hecho de Providencia: la humanidad de Jesús viene preparada desde los primeros padres de la humanidad, desde los primeros padres del pueblo elegido, desde los primeros representantes del reinado de Dios en israel.

Es verdad que las dos listas genealógicas de Jesús que nos muestra el Nuevo Testamento, la de San Mateo (1,1-17) y la de San Lucas (3,23-38), no concuerdan entre sí; mucho se ha escrito sobre ello -cosas atinadas y cosas que no- pero lo que no debemos perder de vista es que esas genealogías, más que pretender informarnos de una cadena genealógica en muchos aspectos imposible de rastrear, nos quieren enseñar, como evangelio que son, a dirigir nuestra mirada a la historia como «plan» de Dios, a que acostumbremos nuestra mirada a que incluso lo aparentemente casual, en realidad despliega en el mundo de manera inexorable una «intención de Dios», y que esa intención es siempre intención de salvación.

De cuanto se ha escrito sobre las genealogías de Jesús, puedo recomendar sin ninguna duda lo elaborado por Raymond Brown, tanto en su «Introducción al Nuevo Testamento» (1997) como -de manera más amplia aun, porque es más específica la obra- en «El nacimiento del Mesías» (1998), los dos libros se consiguen en español; sólo como aproximación al tema y sin pretensiones de exhaustividad puede leerse mi artículo «Las genealogías de Jesús».

Abel Della Costa

Santa TarsilaVirgenCelebrado el 24 de DiciembrElogio: En Roma, conmemoración de santa Tarsila, virgen, cuya continua ora...
24/12/2024

Santa Tarsila
Virgen
Celebrado el 24 de Diciembr

Elogio: En Roma, conmemoración de santa Tarsila, virgen, cuya continua oración, gravedad de vida y singular abstinencia alaba san Gregorio Magno, su sobrino.

Gordiano el regionarius, padre de san Gregorio el Grande, tuvo tres hermanas que llevaron una vida ascética de reclusión religiosa en su casa. Los nombres de las tías de san Gregorio eran: Tarsila, la mayor, Emiliana y Gordiana. Con más fuerza que el vínculo de la sangre, unía a Tarsila y Emiliana el fervor de sus corazones y su común caridad. Vivían en la casa que había sido de su padre, en el Clivus Scauri, como en un monasterio, y unas a otras se alentaban en las prácticas de la virtud por la palabra y el ejemplo, de manera que hicieron grandes progresos en la vida espiritual. Aunque Gordiana se unió a ellas, no tardó en cansarse del silencio y el retiro, y se sintió inclinada a adoptar otra clase de vida, por lo que se casó con su tutor. Tarsila y Emiliana perseveraron en la senda que habían elegido, contentas en la paz de su retiro y en la entrega de su amor a Dios, hasta que fueron llamadas a recibir la recompensa de su fidelidad.

San Gregorio nos dice que Tarsila gozó de la gracia de una visión de su bisabuelo, el papa San Félix II (III), quien le mostró el lugar que estaba destinado a ella en el cielo, con estas palabras: «Ven, que yo habré de recibirte en estas moradas de luz». Poco después de aquella experiencia. Tarsila cayó gravemente enferma y, mientras sus amigos y parientes rodeaban su lecho de muerte, comenzó a gritar: «¡Apártense! ¡Atrás, atrás! ¡Ya viene Jesús, mi Salvador!». Con estas palabras exhaló su último suspiro y entregó el alma a Dios en la víspera de la Navidad. Cuando fue amortajada, se descubrió que en sus rodillas y en sus codos, tenía unos callos tan gruesos y endurecidos «como los de un camello», debido a sus continuas plegarias que decía hincada y apoyada en un reclinatorio. Pocos días después de su muerte, se apareció en sueños a Emiliana y la llamó para celebrar juntas la Epifanía en el cielo. En efecto, Emiliana murió el 5 de Enero del año siguiente. A las dos santas hermanas, se las nombra en los respectivos días de su muerte en el Martirologio Romano.

San Gregorio el Grande habla de sus tías, no solamente en sus Diálogos (Iib. IV, cap. XVI), sino también en una homilía (ver Migne, PL. vol. LXXVI, c. 1291). Cf. Dudden, St Gregory the Great, vol. I, pp. 10-11. N.ETF: como observa Domenico Agasso «Gregorio cuenta la vida de sus parientes sólo cuando le sirven como ejemplo concreto y actual, para enseñar con eficacia», no se trata de un mero ejercicio de panegírico familiar.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Santa IrminaAbadesaCelebrada el 24 de DiciembreElogio: Cerca de Tréveris, en Austrasia, santa Irmina, abadesa del cenobi...
24/12/2024

Santa Irmina
Abadesa
Celebrada el 24 de Diciembre

Elogio: Cerca de Tréveris, en Austrasia, santa Irmina, abadesa del cenobio de Öhren, que, siendo una matrona consagrada a Dios, fundó un pequeño monasterio en su villa de Echternach, que dotó y lo donó a san Wilibrordo.
refieren a este santo: San Wilibordo de Utrecht

De acuerdo con la tradición, la princesa Irmina, de quien se dice que fue hija de Dagoberto II de Austrasia (672-679), había sido prometida en matrimonio al conde Herman. Ya estaban hechos todos los preparativos para la boda en la ciudad de Tréveris, cuando uno de los hombres que estaban al servicio de la princesa y perdidamente enamorado de ella, tendió una celada al conde sobre un despeñadero vecino a la ciudad, se arrojó sobre Herman con inaudita saña, lucharon los dos a brazo partido y ambos cayeron abrazados en el precipicio.

Tras este trágico epílogo de sus proyectos, Irmina obtuvo la autorización de su padre para ingresar a un convento que el propio Dagoberto había fundado o reconstruido en las proximidades de Tréveris. Santa Irmina fue una celosa colaboradora en los trabajos misioneros de san Wilibrordo y, en el año de 698, le cedió la mansión en la que él fundó el famoso monasterio de Echternach, en el territorio del actual Luxemburgo. Se afirma que aquel donativo lo hizo como una muestra de reconocimiento cuando san Wilibrordo contuvo milagrosamente una epidemia que había azotado a su convento y causaba muchas víctimas. Eso es todo lo que se sabe de cierto sobre santa Irmina. La historia sobre los primeros años en la vida de Santa Irmina, la cuestión del matrimonio, sobre los que únicamente un monje llamado Tiofrido hizo un relato cerca de cuatrocientos años después de la muerte de la santa, es probablemente fabulosa. Al respecto puede notarse que el Martirologio Romano actual la consigna como matrona y no como virgen.

La biografía en latín de santa Irmina, editadada por Weiland en Monumenta Germaniae Historica, Scriptores, vol. XXIII, pp. 48-50, es una versión de la obra de Tiofrido y no de Teodorico, de quien se dice que la escribió un siglo después. Ver Analecta Bollandiana, vol. VIII (1889), pp. 285-286, así como C. Wampach, en Grundherrschaft Echternach, vol. I, parte 1 (1929), pp. 113-135 y cf. los documentos impresos en la parte II (1930).

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Santa Paula Elisabet CerioliViuda y FundadoraCelebrada el 24 de DiciembreElogio: En Comonte, cerca de Bérgamo, en Italia...
24/12/2024

Santa Paula Elisabet Cerioli
Viuda y Fundadora
Celebrada el 24 de Diciembre

Elogio: En Comonte, cerca de Bérgamo, en Italia, santa Paula Elisabet (Constanza) Cerioli, la cual, después de la muerte prematura de sus hijos, y habiendo enviudado, fundó el Instituto de Hermanas de la Sagrada Familia, para cuidar de la educación de niños analfabetos y huérfanos sin recursos, y conducirlos con materno gozo hacia Dios.

Constanza Cerioli nació en Soncino, cerca de Bérgamo, en 1816, y fue la última de los dieciséis hijos de Don Francesco Cerioli y su esposa, la condesa Francesca Corniani. Constanza se educó con las monjas de la Visitación y, a la edad de diecinueve años, se casó con Gaetano Buzecchi-Tassis, de sesenta años, viudo, rico y de buena disposición, pero muy feo y con cierta aversión a la humanidad. De todas maneras, el consentimiento de Constanza para la unión fue completamente pasivo, puesto que el matrimonio fue arreglado por los padres de la joven, de acuerdo con la costumbre de la época y del lugar, una costumbre a la que el padre Federici, biógrafo de Constanza, califica de «no tanto ilógica como usurpadora de funciones». En este caso particular, los resultados de la unión fueron dolorosos, aunque no trágicos, puesto que desde un principio, Constanza se sintió impulsada a confiar enteramente en Dios, cuya gracia no le faltó por cierto. El matrimonio subsistió durante diecinueve años y de él nacieron tres hijos. Dos murieron en la infancia y el tercero, Carlos, sólo vivió hasta cumplir los dieciséis años, pero su recuerdo perduró durante toda la vida de su madre.

Gaetano Buzecchi murió en 1854 y dejó a su viuda provista de una considerable fortuna. El hecho de que los huérfanos desamparados de la comarca fueran, a fin de cuentas, los únicos herederos de aquella fortuna, se debió a una frase casual del cura de la parroquia de Constanza. Desde el momento en que la escuchó, la rica viuda se llevó a vivir a su casa de Comonte, en Seriate, población de la Lombardía, a dos niños sin padres y formuló la determinación de dedicar su persona, sus medios y energías, al bienestar de los huérfanos y las huérfanas, hijos de campesinos especialmente, los que debían ser educados y adiestrados para la existencia y el trabajo en los campos.

Su primera ayudante, a la que consideró siempre como su mano derecha, era Luisa Corti. Sus consejeros y amigos fieles fueron el canónigo Valsecchi y el obispo de Bérgamo, Mons. Speranza. Por el otro lado estaban los que la consideraban «loca», como se lo dijo el obispo, a lo que ella repuso: «Es verdad que lo estoy; tengo la locura de la cruz». No pasó mucho tiempo sin que se le ofrecieran nuevas manos para ayudar en la obra y, en 1857, Constanza Cerioli hizo sus votos religiosos y tomó el nombre de Paula Isabel; a los pocos meses, el Instituto de la Sagrada Familia fue aprobado. Aumentó y prosperó con tanta rapidez que, en cinco años, se realizó la segunda parte del proyecto de la hermana Paula: una rama de hermanos de la misma congregación para que se hiciesen cargo de los huérfanos, que se estableció en Villa Campagna, cerca de Soncino, bajo la dirección de Juan Capponi, un alto empleado del hospital de Leffe.

Con su característica decisión, la hermana Paula dedicaba su trabajo a preparar a los niños y los jóvenes para la vida rural. Por aquellos días, la agricultura y los trabajadores del campo no eran un problema público tan importante como lo son hoy, y no es poco lo que Italia debe sobre este particular al Instituto de la Sagrada Familia, por la excelente enseñanza y la efectiva práctica agrícola que impartió en los establecimientos de niños huérfanos. Fue una circunstancia afortunada que aquella obra naciera precisamente en las proximidades de Mantua, la ciudad de Virgilio, de la cual dijo el poeta: «O fortunatos nimium, sua si bona norint, agricola» («¡si supieran los venturosos labradores la riqueza agrícola que allí tienen!») Una buena parte de la vocación de la hermana Paula consistió en dar a conocer esa riqueza a los labradores italianos, que vivían en la más atroz de las miserias. No sobrevivió por largo tiempo a la fundación de Villa Campagna. Siempre había sido de salud delicada, padecía de una leve deformidad en la espina dorsal y su corazón le causaba constantes molestias. Murió en Comonte, en la madrugada de la víspera de la Navidad de 1865, mientras dormía. Había dado el nombre de la Sagrada Familia a su fundación a causa de su profunda veneración por san José, y no podría haber elegido mejor fecha para su muerte que aquella vigilia de Navidad. La tranquilidad con que pasó a mejor vida, fue una digna coronación de una existencia que, no obstante su gran actividad externa, se caracterizó por una extraordinaria paz interior fincada en una serena devoción por Jesucristo. La Hermana Paula Cerioli fue beatificada en 1950 y canonizada por SS Juan Pablo II el 16 de mayo de 2004.

Además de los documentos del proceso de beatificación, existen las «Memorias» de la Madre Corti y los escritos de la propia santa. La biografía que escribió Mons. P. Merati fue publicada en 1899. Los datos proporcionados por todos estos materiales fueron utilizados por el padre E. Federici en su bíografía oficial sobre la santa (1950).

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Beato Bartolomé María del MontePresbítero y FundadorCelebrado el 24 de DiciembreElogio: En Bolonia, de la Emilia, beato ...
24/12/2024

Beato Bartolomé María del Monte
Presbítero y Fundador
Celebrado el 24 de Diciembre

Elogio: En Bolonia, de la Emilia, beato Bartolomé María del Monte, presbítero, que predicó la Palabra de Dios al pueblo cristiano y al clero en muchas regiones de Italia, y fundó para este fin la Pía Obra de las Misiones.
Homilía de SS Juan Pablo II en la ceremonia de beatificación de Bartolomé María dal Monte, en Bolonia, el 27 de septiembre de 1997

1. «Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre» (Col 1, 2).

El saludo del Apóstol, que acabamos de escuchar en la «Lectura breve» de estas primeras Vísperas del domingo, introduce en una perspectiva de esperanza: la que —dice san Pablo— «os está reservada en los cielos». «Acerca de esta esperanza —añade— fuisteis ya instruidos por la palabra de la verdad, el Evangelio, que llegó hasta vosotros» (Col 1, 5-6).

Amadísimos hermanos y hermanas, este es el día de la beatificación del sacerdote Bartolomé María Dal Monte. Toda la Iglesia, y en particular la comunidad cristiana de Bolonia que lo tuvo por hijo, se alegra porque hoy su nombre se escribe de modo solemne en el «libro de la vida» (Ap 21, 27).

El nuevo beato dedicó su no larga existencia terrena al anuncio de la «Palabra de la verdad, el Evangelio» (Col 1, 5). El Señor se sirvió de él y de su fidelidad para hacer que esa palabra llegara íntegra, viva y vivificante a muchas personas que la buscaban. Así se cumplía, también mediante su persona, la promesa de Jesús: «He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20).

2. Don Bartolomé María Dal Monte, amadísimos boloñeses, es la última joya que ha venido a enriquecer el santoral de vuestra archidiócesis. Un libro ya rico de testigos ejemplares del Evangelio: Apolinar, Zama, Vital, Agrícola, Prócolo, Félix, Petronio, Lucía de Settefonti, Guarino, Domingo, Diana, Cecilia, Amada, Imelda Lambertini, Nicolás Albergati, Catalina de’Vigri, Marcos de Bolonia, Ludovico Morbioli, Giacomo da Ulma, Arcangelo Canetoli, Elena Duglioli, Clelia Barbieri, Elías Facchini, y muchos otros más.

Un libro de santos y beatos, en el que se halla trazada la identidad más auténtica de la Bolonia cristiana, al igual que la de vuestra tierra, rica en arte y cultura. Un libro que todos, tanto los que creen como los que no creen, deberían considerar precioso. Un libro que hay que amar, como se ama la propia identidad más auténtica.

El rostro de Bolonia es también el de sus santos, que han inspirado en la verdad y en la caridad del Evangelio su palabra y su acción entre los hombres y las mujeres de esta ciudad, forjando su fisonomía original, que aún sigue viva.

Damos gracias al Señor esta tarde, en el marco del Congreso eucarístico nacional, porque Bolonia puede presentarse a la cita del tercer milenio con esta fisonomía característica suya: un rostro humano y cristiano, que le permite afrontar con serena confianza los difíciles desafíos de nuestro tiempo. Sabe que puede contar con sus santos que, con la «palabra de la verdad» y con la exuberancia de su caridad, tanto más eficaz cuanto más oculta, le han permitido superar los momentos más difíciles de su historia.

3. La santidad, preciosa a los ojos de Dios, no es inútil al mundo. No sólo edifica el cuerpo de Cristo, sino que también deja una huella imborrable en la sucesión de los acontecimientos del tiempo e incluso en la formación articulada de la sociedad.

La actividad terrena de Bartolomé María Dal Monte, aunque se caracterizó por un compromiso típicamente intraeclesial como la predicación misionera al pueblo y la formación de los sacerdotes, ejerció un influjo notable incluso en el entramado civil de la nación, contribuyendo de forma eficaz a promover en él la justicia, la concordia y la paz. También mediante la obra de misioneros en la tierra patria, como el nuevo beato, el pueblo italiano ha podido conservar, a lo largo de los siglos, el patrimonio de valores humanos y cristianos que representa su tesoro más precioso y constituye la aportación más significativa que puede prestar a la construcción de la nueva Europa.

4. Amadísimos hermanos y hermanas, la beatificación de Bartolomé María Dal Monte se inserta de modo providencial en las celebraciones del Congreso eucarístico, porque pone fuertemente de relieve el vínculo que existe entre una espiritualidad eucarística consciente y profunda, y el compromiso personal y eclesial en la evangelización.

En la Italia del siglo XVIII, los sacerdotes santos que se dedicaron generosamente a las misiones al pueblo afrontaron de modo sorprendente situaciones de amplia ignorancia religiosa y fenómenos de preocupante descristianización, que contagiaban tanto ciudades como zonas rurales. Entre ellos se hallaba también san Leonardo de Porto Maurizio, que conoció personalmente a don Bartolomé María y lo animó a realizar esta actividad pastoral.

La fama de la eficacia de las misiones al pueblo y de la santidad y generosidad de don Bartolomé se difundió con tanta rapidez que difícilmente lograba atender todas las solicitudes. A su muerte, cuando contaba solamente cincuenta y dos años, había predicado misiones al pueblo y tandas de ejercicios espirituales en más de sesenta diócesis italianas.

En unos tiempos en que la formación para el sacerdocio no implicaba el actual itinerario largo del seminario, don Bartolomé María intuyó la exigencia de sacerdotes diocesanos que, en plena comunión con su propio obispo, estuvieran totalmente disponibles para la predicación. A fin de prepararlos de modo adecuado instituyó la «Pía Obra de las Misiones», que se convirtió en un auténtico crisol de apóstoles. Estaba convencido de que nadie podía ser autodidacta en el difícil camino de la santidad. Por esto se esforzó por crear estructuras formativas adecuadas para sus colaboradores, dedicándoles interesantes escritos espirituales, redactados por él de puño y letra.

5. Pero, ¿de dónde le venía a don Bartolomé María tanto impulso y vigor para un ministerio tan excepcional? La santa misa, la adoración eucarística y la confesión sacramental ocupaban el centro de su vida, de su acción misionera y de su espiritualidad. De esta piedad eucarística hallamos frecuentes huellas en sus escritos, en los que se aprecia su celo diario por la salvación de las almas, prioridad de su esfuerzo ascético y pastoral.

Toda su existencia se plasmó según el modelo del ministerio de Cristo, intransigente a la hora de proclamar la verdad y de criticar los vicios, pero acogedor y misericordioso hacia los pecadores. Así se convirtió en imagen viva de Aquel que es «rico en misericordia» (Ef 2, 4).

Además, el nuevo beato amaba, con profundo gozo interior, a la Virgen Madre de Dios. Nacido y crecido en la ciudad que se honra con la particular protección de la Virgen de san Lucas, don Bartolomé María sentía hacia ella una tierna devoción. La veneraba y hacía que la invocaran con el título de «Mater misericordiae», Madre de la misericordia. Solía repetir: «Cada pensamiento, cada impulso, cada palabra: sí, todo lo recibí por María».

6. El beato Dal Monte resplandece esta tarde ante nosotros como testigo de Cristo particularmente sensible a las exigencias de los tiempos modernos. Impulsa a todos a afrontar con ardor y confianza los desafíos de la nueva evangelización. Tenemos ante nosotros un vasto campo de trabajo misionero, en el umbral del tercer milenio cristiano.

Que el ejemplo del nuevo beato os sostenga y aliente a todos, amadísimos hermanos y hermanas aquí presentes, a quienes saludo con afecto. Que te sirva de modelo a ti, venerado cardenal Giacomo Biffi, pastor de esta comunidad diocesana; y a todos vosotros, queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio, procedentes de la ciudad de Bolonia y de toda Italia. Que su incansable celo apostólico os estimule y anime a vosotros, religiosos y religiosas, personas consagradas, llamadas a un peculiar testimonio en la Iglesia de Cristo; a vosotros, queridos jóvenes, esperanza de un mundo renovado por el amor; a vosotras, queridas familias, pequeñas iglesias domésticas; y a vosotros, queridos enfermos, asociados de modo más intenso a los sufrimientos de Cristo.

La nueva evangelización es tarea de todo creyente. Tomad conciencia de ello todos los que os halláis reunidos en estas Vísperas del XXVI domingo del tiempo ordinario. Dios os llama a conservar la «palabra de la verdad, el Evangelio » (Col 1, 5). El celo misionero que impregnó la vida del beato Bartolomé María Dal Monte es el modelo que hoy la Iglesia presenta a sus hijos.

Que su intercesión, junto con la de María santísima, venerada aquí de manera especial en la imagen de la Virgen de san Lucas, la «Odigitria», la que señala el camino, nos ayude a ser sus humildes, fieles y valientes imitadores.

El «camino» es Jesús. Por este camino queremos avanzar sin titubeos hasta el encuentro definitivo con él. Amén.

fuente: Vaticano

San Sarbelio MakhlufPresbítero y EremitaCelebrado el 24 de DiciembreElogio: En Annaya, del Líbano, muerte de san Sarbeli...
24/12/2024

San Sarbelio Makhluf
Presbítero y Eremita
Celebrado el 24 de Diciembre

Elogio: En Annaya, del Líbano, muerte de san Sarbelio (José) Makhluf, cuya memoria se celebra el día veinticuatro de julio.
refieren a este santo: San Nimattullah al-Hardini
Oración: Oh Dios, que llamaste a san Charbel, presbítero, al singular combate del desierto, y le enriqueciste de todo género de piedad, te rogamos que, habiendo imitado la pasión del Señor, merezcamos participar de su reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

Sarbelio Makhluf fue un monje maronita libanés que, después de años de vida comunitaria como monje, inició una vida de oración y penitencia hasta su muerte, acontecida el año 1898.

En el Líbano moderno, donde los católicos de rito sirio -llamados maronitas- eran perseguidos por los drusos, el humilde hijo de un mulero, Joseph Zarun Makhluf, ingresó en el monasterio de San Marón, en Annaya, donde fue ordenado sacerdote en 1859.

Youssef (José) nació el 8 de mayo de 1828 en un pequeño poblado del Líbano llamado Biqa-Kafra. Era el quinto hijo de Antonio Makhlouf y Brígida Choudiac, sencillos campesinos llenos de fe. Dos de sus tíos maternos eran monjes en el monasterio de Quzhaya, que distaba una hora de camino desde Biqa-Kafra. José los visitaba con frecuencia y se quedaba con ellos ayudando en los oficios divinos, participando en sus oraciones y cantos y escuchando sus sabios consejos.

Tenía veintitrés años cuando dejó casa y familia para entrar al monasterio de Nuestra Señora de Mayfouk de la orden maronita libanesa. Al recibir el hábito de novicio cambió su nombre por el de Sarbelio, nombre de un mártir de la iglesia de Antioquía que murió en el año 107 bajo el imperio de Trajano. Cuando su madre y su tío se enteraron de su decisión, se dirigieron inmediatamente a buscarlo al monasterio tratando de convencerlo de que regresara. Finalmente, Brígida, también convencida de la vocación de su hijo, le dijo: Si no fueras a ser buen religioso te diría: ¡Regresa a casa! Pero ahora sé que el Señor te quiere a su servicio. Y en mi dolor al estar separada de tí, le digo resignada: ¡Que Dios te bendiga, hijo mío, y que haga de ti un santo...!

Desde joven había desarrollado una intensa vida interior y de oración que durante sus años de monje había madurado. Pronto se despertó en él la vocación por la vida eremítica. Se retiró a la ermita de San Pedro y San Pablo en Gebel an Nour (Montaña de la Luz) que tenía sólo dos habitaciones pequeñísimas y un oratorio también estrechísimo. Comenzó esta vida más austera en el año 1875 y la llevó durante veintitrés años. Se ejercitaba en diversas mortificaciones y en la oración continua; dormía sobre el suelo y comía una sola vez al día. Ordinariamente oficiaba la misa hacia el mediodía de tal forma que pasaba la mañana preparándose para el Santo Sacrificio y la tarde dando gracias a Dios. Vivía en el más absoluto retiro, del que sólo salía para atender alguna necesidad pastoral.

No le había bastado ser un monje modelo de piedad, trabajo y obediencia, sino que, como los padres del desierto, vivió en una desnuda celda llevando una vida sencilla y tremendamente austera. Dormía sólo tres horas reposando sobre una tabla cubierta de hojas secas con un trozo de madera para apoyar su cabeza y envuelto en sus desgastados hábitos y una delgada cobija. A esta celda llegaban muchos visitantes para pedir sus consejos, sus oraciones y su bendición.

San Sarbelio se ofreció todos los días de su vida, y el Señor se lo llevó consigo al terminar la consagración de su Misa de Nochebuena: el 16 de diciembre de 1898 estaba celebrando la misa hacia las once de la mañana, cuando le sobrevino un ataque de parálisis en el momento de la consagración. Murió el 24 de diciembre y sus restos reposan en el monasterio de San Marón, actual meta de peregrinaciones y milagros incesantes. Fue canonizado el 9 de octubre de 1977 por el papa Pablo VI.

Al abrir la fosa donde estaba enterrado san Sarbelio y otros cincuenta y dos monjes por motivo de una inundación, encontraron su cuerpo incorrupto, y un líquido rojizo saliendo de su cuerpo. Por cincuenta y cuatro años consecutivos fue desenterrado el cuerpo de san Sarbelio y siempre se veía el cadáver tan fresco como si estuviera dormido. Aunque un médico retiró finalmente todos los órganos del cuerpo, el flujo de sangre no paraba. Con la unción de este líquido, se dieron muchísimas curaciones milagrosas, y no sólo del cuerpo sino del alma: pecado, indiferencia, odio e incredulidad.

Para su beatificación se necesitaba un milagro reconocido por médicos y teólogos: se contaron hasta 1.200 milagros.

fuente: Diócesis de Málaga

San Juan de KetyPresbíteroCelebrado el 23 de DiciembreElogio: San Juan de Kety, presbítero, el cual, siendo sacerdote, s...
24/12/2024

San Juan de Kety
Presbítero
Celebrado el 23 de Diciembre

Elogio: San Juan de Kety, presbítero, el cual, siendo sacerdote, se dedicó a la enseñanza durante muchos años en la Academia de Cracovia, después recibió el encargo pastoral de la parroquia de Olkusia, en donde, añadiendo a la recta fe un cúmulo de virtudes, se convirtió para los cooperadores y discípulos en ejemplo de piedad y caridad hacia el prójimo, y después emigró a los gozos celestiales en Cracovia, ciudad de Polonia.

refieren a este santo: Beato Ladislao de Gielniow

Oración: Dios todopoderoso, concédenos crecer en santidad a ejemplo de san Juan de Kety, tu presbítero, para que, ejerciendo el amor y la misericordia con el prójimo, obtengamos nosotros tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

Juan de Kety, llamado también Juan Cancio, nació en la ciudad polaca de Kety (o Kanty). Sus padres eran campesinos de buena posición, que al comprender que su hijo era muy inteligente, le enviaron a estudiar en la Universidad de Cracovia. Juan hizo una brillante carrera y, después de su ordenación sacerdotal, fue nombrado profesor de la Universidad. Como llevaba una vida muy austera, sus amigos le aconsejaron que mirase por su salud a lo que él respondió, simplemente, que la austeridad no había impedido a los padres del desierto vivir largo tiempo. Se cuenta que un día, mientras comía, vio pasar frente a la puerta de su casa a un mendigo famélico. Juan se levantó al punto y regaló su comida al mendigo; cuando volvió a entrar en su casa, encontró su plato lleno. Según se dice, desde entonces se conmemoró ese suceso en la Universidad, dando todos los días de comer a un pobre; al empezar la comida, el subprefecto de la Universidad decía en voz alta: «Un pobre va a entrar», y el prefecto respondía en latín: «Va a entrar Jesucristo».

El éxito de San Juan como profesor y predicador suscitó la envidia de sus rivales, quienes acabaron por lograr que fuese enviado como párroco a Olkusz. El santo se entregó al trabajo con gran energía; sin embargo, no consiguió ganarse el cariño de sus feligreses, y la responsabilidad de su cargo le abrumaba. A pesar de todo, no cejó en la empresa y, cuando fue llamado a Cracovia, al cabo de varios años, sus fieles le querían ya tanto, que le acompañaron buena parte del camino. El santo se despidió de ellos con estas palabras: «La tristeza no agrada a Dios. Si algún bien os he hecho en estos años, cantad un himno de alegría». San Juan pasó a ocupar en la Universidad de Cracovia la cátedra de Sagrada Escritura, que conservó hasta el fin de su vida. Su reputación llegó a ser tan grande, que durante muchos años se usaba su túnica para investir a los nuevos doctores. Por otra parte, san Juan no limitó su celo a los círculos académicos, sino que visitaba con frecuencia tanto a los pobres como a los ricos.

En una ocasión, los criados de un noble, viendo la túnica desgarrada de San Juan, no quisieron abrirle la puerta, por lo que el santo volvió a su casa a cambiar de túnica. Durante la comida, uno de los invitados le vació encima un plato y san Juan comentó sonriendo: «No importa: mis vestidos merecían ya un poco de comida, puesto que a ellos debo el placer de estar aquí». Los bienes y el dinero del santo estaban a disposición de los pobres de la ciudad, quienes de vez en cuando le dejaban casi en la miseria. San Juan no se cansaba de repetir a sus discípulos: «Combatid el error; pero emplead como armas la paciencia, la bondad y el amor. La violencia os haría mal y dañaría la mejor de las causas». Cuando corrió por la ciudad la noticia de que san Juan, a quien se atribuían ya varios milagros, estaba agonizante, la pena de todos fue enorme. El santo dijo a quienes le rodeaban: «No os preocupéis por la prisión que se derrumba; pensad en el alma que va a salir de ella dentro de unos momentos». Murió la víspera del día de Navidad de 1473, a los ochenta y tres años de edad. En 1767, tuvo lugar su canonización y su fiesta se extendió a toda la Iglesia de Occidente.

Los bolandistas no lograron encontrar ninguna biografía contemporánea del santo que valiese la pena, y se limitaron a reimprimir la biografía publicada en 1628 por Adán de Opatow (Acta Sanctorum, oct., vol. VIII). El autor afirma que se basó en ciertos documentos que se conservaban en Cracovia, en particular en las notas de Matías de Miechow, contemporáneo de san Juan. Está fuera de duda que Matías de Miechow escribió realmente un relato sobre los milagros obrados por san Juan después de su muerte, ya que los bolandistas publicaron dicho documento. En Analecta Bollandiana, vol. VIII (1889), pp. 382-388, hay una nota sobre el sitio y la fecha del nacimiento de san Juan. E. Benoit publicó en 1862 una biografía en francés; en polaco existen numerosas biografías.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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