27/03/2024
Este tipo de sombra larga se llamaba Omar. Era dueño de grandes logros pero de presencia tranquila. Hablaba de los males del mundo y de sus ganas de cambiarlo todo. Marchó contra las injusticias y los uniformes. Caminó con madres y con abuelas. Pisó las tablas de un teatro independiente y dirigió dramas que fueron barricada. Cimentó personajes que nunca olvidó.
Omar construyó una vida repleta de grandes logros, de gestos amables y de acciones anónimas. Podría haber mirado a los otros desde esa altura inmensa, pero eligió la pose humilde y el gesto amable. También la voz potente. Las convicciones firmes. Las decisiones porfiadas.
Se reía sincero cuando lo conocí, y se mantuvo cordial en todos los años que fuimos amigos, en los que construimos proyectos, en las discusiones privadas que regamos en ese teatro pequeño e inmenso, su teatero, donde se sentía a gusto.
Omar fue mi amigo mientras estuvo vivo y lo seguirá siendo mientras mi memoria perdure. Omar Sánchez seguirá siendo amigo de aquellos que lo eligieron por esa constancia que tiene esta memoria de todos, tozuda como él y como su mirada dulce.