14/10/2024
Hay una cosa que hago con mucha frecuencia. Y con mucha intensidad. Y es revisar álbumes de fotos viejas en la compu. O en papel cuando las tengo a mano. Recién pasé por una carpeta donde estaba esta foto. Mi primera foto de un águila coronada. Hace 19 años, agosto de 2005. En el zoo de Sánez Peña, Chaco. Además, y más importante que la foto: era la primera vez que veía a esta especie, semejante bestia. Que se imaginarán, me impresionó por su tamaño. Pero más me impresionó su parpadeo, su vivacidad, sus ojos café penetrando mi materialidad, hurgando en mis pensamientos. Algo que suelen hacer los animales en cautiverio que aún no hace mucho tiempo están en esa condición: aún tienen una chispa cósmica de un poder inmenso. Y eso, su potencia contenida, también me impresionó. Sólo vean sus patas, la textura, las garras, la pose.
Amo volver a fotos viejas, me transportan a aquel momento. Y podrán decir -la típica- vos hacés eso muy seguido no? No vivirás anclado al pasado? Lo que no saben de antemano esos comentaristas prejuiciosos y apresurados es que cuando reviso el pasado lo hago con tanta intensidad que es como si lo estuviera reviviendo, y por ejemplo en este caso, deseando fervientemente volver a ver a esta nave emplumada en su hábitat. Es decir, estoy viviendo el pasado, el presente y el futuro con inmensas y equivalentes ganas.
Aquello fue 2005, unos años después las vi (5 en una mañana y en 150 km) silvestres, indomables, poderosas, en sabanas del sur de San Luis. Un tiempo antes del genio de Chiappe escuché la diferencia de color entre esta águila y su hermana la solitaria ("la coronada es gris ceniza y la solitaria es gris pizarra". Un crack). Años después un ejemplar quiso destripar a mi hijo y mis reflejos lo evitaron. Años después vi a su hermana, la fantasma de las Yungas (vi 3!).
Revisen sus fotos viejas, disfruten las 3 instancias con toda el alma y nunca dejen qué les digan cómo disfrutar qué cosa.
Foto analógica con mi amada Olympus OM-10 que ya no está conmigo, sacada como pude entre el alambrado y con la amenaza de ataque de la bestia y su mirada guerrera; profunda.
Águila silbona, águila de la flecha.
Te amamos. Una de las crestadas argentas
Que tengan buen domingo, buen lunes y buen martes.