26/07/2023
¡NUESTRA ÚLTIMA CENA!
Después de 21 años de matrimonio, mi esposa quería que invitara a otra mujer a cenar. Me dijo: “Te amo, pero sé que hay otra mujer que te ama y a la que le encantaría pasar un tiempo contigo”
La otra mujer a la que mi esposa se refería era mi madre, quien es viuda desde hace 19 años. Las exigencias de mi trabajo y mis tres hijos habían hecho imposible poderla visitar
Esa noche la llamé para invitarla a salir. "¿Qué pasa, estás bien?" Me preguntó.
Mi madre es el tipo de mujer que sospecha que una llamada nocturna o una invitación sorpresa es señal de malas noticias. “Me gustaría pasar un rato a solas contigo”, le respondí." Ella lo pensó por un momento y luego dijo: “Me encantaría mucho”.
Ese viernes la busqué después del trabajo. Estaba un poco nervioso. Cuando llegué a su casa, noté que ella también parecía estar nerviosa por nuestra cita. Esperó en la puerta con el abrigo puesto. Estaba hermosa. Se había rizado el cabello y vestía el vestido que había usado para celebrar su último aniversario de bodas con mi padre. Me sonrió y su rostro se iluminó como el de un ángel. Ella estaba feliz. “Le dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo, y quedaron impresionadas”, me dijo, mientras subía al auto.
Fuimos a un restaurante que, aunque no elegante, era muy agradable y acogedor. Mi madre me tomó del brazo como si fuera la Primera Dama. Orgullosa. Después de sentarnos, tuve que leer el menú. Sus ojos solo podían leer letras grandes. A la mitad de la lectura, levanté los ojos y vi a mi madre mirándome con una sonrisa nostálgica en sus labios. “Era yo quien tenía que leer el menú cuando eras pequeño”, dijo. “Entonces es hora de que te relajes y me dejes devolverte el favor”, respondí. Durante la cena, tuvimos una conversación agradable, reímos y hasta bailamos. Fue una gran velada.
Cuando llegamos a su casa, me dijo: “Saldré contigo otra vez, pero solo si me dejas invitarte”. Estuve de acuerdo.
La abracé mientras le decía "Te amo, mamá"
"Yo tambièn te amo", me respondió y me dio un beso en la frente
"¿Cómo estuvo la cena?" me preguntó mi esposa cuando llegué a casa.
"Muy agradable. Mucho más de lo que podría haber imaginado”, respondí.
Unos días después, mi madre murió de un infarto fulminante. Sucedió tan repentinamente que no se pudo hacer nada por ella.
Algún tiempo después, recibí un sobre con una copia de un recibo del mismo restaurant donde mi madre y yo cenamos. Una nota adjunta decía: “Pagué esta factura por adelantado. Estaba segura de que no iba a poder estar allí; pero, sin embargo, pagué una cena para ti y para tu esposa. Gracias hijo, nunca sabrás lo que significó esa noche para mí. Te amo."
En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: “TE AMO” y darle a nuestros seres queridos el tiempo que se merecen. Nada en la vida es más importante que tu familia. Dales el tiempo que se merecen, porque estas cosas no se pueden dejar para “otro momento”.
"Para otro momento, puede ser tarde"
Autor: Esteban Wilson